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o resistencia vascular pulmonar, los esfuerzos para reducir la RVP

serán beneficiosos. Puede maximizarse el flujo anterógrado por

unas frecuencias cardíacas altas-normales. La anuloplastia quirúr-

gica, aunque por lo general satisfactoria, puede dejar una IT resi-

dual o puede crear un gradiente de presión elevado a través de la

válvula tricúspid

e 350 .

E

stenosis

tricuspídea

.

 La estenosis tricuspídea (ET) es

un hallazgo clínico relativamente infrecuente en adultos. Los

pacientes con ET pueden tener una hipertrofia significativa de

la aurícula derecha y posiblemente FA. La elevación crónica de la

presión auricular derecha lleva a dilatación de la vena cava inferior,

distensión venosa yugular y congestión hepática. Los síntomas y

signos clínicos pueden incluir hepatomegalia (con o sin disfunción

hepática), ascitis, edema periférico, fatiga y disne

a 350,351 .

La ET da lugar a una reducción en el llenado del ventrículo

derecho. El área normal de la válvula tricúspide es de 7 c

m 2

, y el

llenado ventricular se ve comprometido una vez que el área de la

válvula cae por debajo de 1,5 cm

2

. El grado de ET suele valorarse

ecocardiográficamente midiendo el gradiente transvalvular deri-

vado por Doppler. Una ET leve se asocia con un gradiente de

2mmHg o menos; una ET moderada, 2-6mmHg, y la ET grave,

más de 6mmHg.

El manejo anestésico se centra en mantener la precarga y en

controlar la frecuencia cardíaca. Debe evitarse una taquicardia

manifiesta por acortar significativamente el intervalo para el

llenado diastólico, que en estos pacientes requiere ser prolongado.

La frecuencia cardíaca objetivo no es una franca bradicardia,

porque el gasto cardíaco puede no ser óptimo, pero la frecuencia

cardíaca debe estar en la gama baja-normal. Cuando la FA no

forme parte del cuadro clínico, es importante preservar la sincronía

auriculoventricular para mantener el gasto del ventrículo derecho.

Aunque el fracaso inotrópico del ventrículo derecho no suele ser

una preocupación importante en la ET aislada, puede serlo cuando

la ET sea parte de una cardiopatía multivalvular o de una cardio-

patía isquémica, con lo que sí está justificada la consideración del

soporte inotrópico. Debe mantenerse la RVS, porque la obstrucción

en la válvula tricúspide presenta un aumento compensador en la

precarga si declina la poscarga.

Valvulopatía pulmonar

E

stenosis

pulmonar

.

 La valvulopatía pulmonar puede

ser congénita o adquirida. La estenosis pulmonar (EP) está causada

por anomalías congénitas de la válvula en el 95% de los caso

s 350 .

Unos mayores gradientes de presión transvalvulares llevan a hiper-

trofia, dilatación y finalmente insuficiencia del ventrículo derecho.

Los tratamientos incluyen valvuloplastia con globo, valvulotomía

quirúrgica y valvuloplastia. La obstrucción infundibular muscular

subvalvular puede ser consecuencia de una EP de larga duración.

La taquicardia y la hipovolemia pueden precipitar un escenario

clínico dinámico en el que la obstrucción del tracto de salida se

acentúe. Las estrategias de manejo incluyen un juicioso control

de la frecuencia cardíaca, mantenimiento de la precarga y soporte

inotrópico si se produce fracaso sistólico del ventrículo derecho.

I

nsuficiencia

pulmonar

.

 La insuficiencia pulmonar (IP)

puede ser consecuencia de unas válvulas que se han vuelto incom-

petentes durante la valvuloplastia con globo en la infancia por EP

congénita o valvulotomía quirúrgica por tetralogía de Fallot o sus

variantes. La IP puede asociarse también con cardiopatía reumá-

tica, embolia pulmonar, carcinoide, traumatismo, síndrome de

Marfan, dilatación idiopática del tronco pulmonar y endocardi-

ti

s 350 .

La mayoría de los pacientes son asintomáticos, pero la IP

grave de larga duración puede llevar a dilatación y fracaso del

ventrículo derecho, lo que justifica la valvuloplastia pulmonar.

Los intereses del manejo anestésico incluyen la considera-

ción de la enfermedad cardíaca o pulmonar primaria que llevó a

la insuficiencia de la válvula pulmonar (p. ej., endocarditis, embolia,

y causas multifactoriales de hipertensión pulmonar). En la IP pri-

maria, los objetivos del manejo anestésico pueden incluir mantener

la precarga, apoyar la contractilidad y reducir la RVP disminu-

yendo la Paco

2

y aumentando la Fio

2

.

Procedimientos mínimamente invasivos

La cirugía valvular mínimamente invasiva fue descrita por vez

primera por Cosgrove y Sabi

k 352

en 1996. En 1998, estos investiga-

dores siguieron con un estudio resumen de 100 pacientes someti-

dos a cirugía valvular mínimamente invasiva por medio de un

abordaje paraesternal derech

o 353 .

Este trabajo incluía 72 operacio-

nes sobre la válvula aórtica y 28 sobre la válvula mitral, y describía

la cirugía valvular mínimamente invasiva como segura y «efectiva

en la reducción del traumatismo quirúrgico y coste». Entre los

beneficios descritos figuraban un mejor aspecto cosmético, menor

dolor, mejora de la función respiratoria, extubación más temprana,

menor hemorragia, menos transfusiones y un abordaje más seguro

en relación con la cirugía de reintervenció

n 353 .

Mihaljevic y cols

. 354 ,

que publicaron una serie de 1.000 operaciones valvulares mínima-

mente invasivas llevadas a cabo entre 1996 y 2003, observaron unos

beneficios similares, incluidos menores tiempos de derivación y de

pinzamiento transversal, menores tasas de accidente cerebrovascu-

lar y de IM, menor duración de la estancia hospitalaria, y una

mayor tasa de altas al domicilio en lugar de otro centro. Otros

autores se muestran de acuerdo en que la cirugía valvular mínima-

mente invasiva ha evolucionado a una opción segura y eficaz para

muchos paciente

s 355 .

Cirugía mínimamente invasiva de la válvula aórtica

El abordaje quirúrgico en relación con la válvula aórtica puede

realizarse a través de varias incisiones diferentes, que incluyen una

incisión pareaesternal derecha, hemiesternotomía superior o

hemiesternotomía inferior. Puede tomarse una decisión quirúrgica

para efectuar una canulación de la arteria femoral. Otra posibilidad

es realizar una canulación aórtica a través de una incisión directa-

mente en la aorta o en la arteria axilar, sobre todo si la enfermedad

ateromatosa aórtica obstaculiza el flujo arterial aórtico retrógrado

o la canulación directa de la aorta ascendente. Puede lograrse el

drenaje de derivación venosa por canulación en la aurícula derecha

(si no está comprometida la exposición quirúrgica) o la vena

femoral. La ETE sirve para guiar y confirmar el posicionamiento

de la porción de drenaje distal de las cánulas en la vena femoral

al interior de la vena cava inferior, aurícula derecha o segmento

distal de la vena cava superior

( fig. 50-28 )

.

Para reducir la incidencia y magnitud de aire retenido en el

interior de la cavidad del ventrículo izquierdo, puede insuflarse gas

1702

Anestesia por subespecialidades en el adulto

IV

Figura 50-28

 Colocación de la cánula venosa a través de la vena cava

inferior (VCI); aurícula derecha a la vena cava superior (VCS).