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(simplificada a partir de las normas del año 2007) para la valoración

cardíaca perioperatoria y el tratamiento para cirugía no cardíaca.

Los autores hacen hincapié en que la finalidad de la valoración

preoperatoria no es conseguir un visto bueno desde el punto de vista

médico, sino valorar el estado médico actual del paciente; plantear

recomendaciones sobre la valoración, el tratamiento y el riesgo de

problemas cardíacos y elaborar un perfil de riesgo clínico que pueda

ser empleado por el paciente y sus cuidadores a la hora de adoptar

decisiones terapéuticas que puedan condicionar la evolución car-

díaca perioperatoria y a largo plazo. El tema predominante dentro

de las normas perioperatorias es que rara vez se necesita una inter-

vención únicamente para reducir el riesgo asociado a la cirugía, a

menos que dicha intervención esté indicada con independencia del

contexto preoperatorio. Por tanto, no deberían realizarse pruebas

preoperatorias salvo que puedan influir en el tratamiento del

paciente. A lo largo de todo el documento se destaca la problemática

concreta que plantean los pacientes que van a someterse a cirugía

vascular. En este capítulo se comentan algunos aspectos de las

normas actualizadas y de la estrategia basada en pruebas.

Valoración del riesgo cardíaco

La valoración cardíaca preoperatoria brinda la oportunidad de

iniciar y optimizar el tratamiento farmacológico, realizar los estu-

dios diagnósticos y las intervenciones terapéuticas convenientes y

ajustar la asistencia global para reducir, no sólo el riesgo periope-

ratorio, sino también los riesgos a largo plazo de complicaciones

cardiovasculares. La estrategia escalonada del ACC/AHA considera

a la cirugía vascular diferente a otras intervenciones quirúrgicas no

cardíacas y se revisa con detalle en el capítulo 24. En este capítulo

sólo se revisan aspectos específicos de la cirugía vascular.

Una vez valorado el riesgo cardíaco se plantea un reto adi-

cional, que es modificar el tratamiento perioperatorio para reducir

el riesgo ajustando o añadiendo fármacos cardiológicos (p. ej., beta-

bloqueantes), realizando intervenciones coronarias directas (p. ej.,

intervención coronaria percutánea [ICP], cirugía de derivación

aortocoronaria [CDAC]), modificando o intensificando el trata-

miento perioperatorio (p. ej., monitorización hemodinámica

cruenta) o modificando los planes preoperatorios (p. ej., realizando

una reparación aórtica endovascular en lugar de una reparación

abierta). Es fundamental la coordinación entre cirujanos, aneste-

sistas y cardiólogos, cada uno de los cuales puede tener criterios

distintos para valorar el riesgo y objetivos diferentes de cara a la

modificación del mismo.

Índices de riesgo clínico

La valoración del riesgo cardíaco antes de la cirugía vascular es una

tarea controvertida y difícil (v. caps. 23 y 24). Aunque los índices de

riesgo suponen un método rentable para la detección selectiva y

permiten determinar qué pacientes deben someterse a estudios car-

diológicos adicionales (es decir, estratificación adicional del riesgo

con técnicas incruentas), la elevada probabilidad de AC previa a la

prueba en los pacientes de cirugía vascular condiciona que este

índice resulte algo menos útil. Los índices de riesgo no permiten

predecir el riesgo específico para cada individuo, sino que los clasi-

fican dentro de categorías generales de riesgo, que suelen clasificarse

como de riesgo bajo (riesgo cardíaco 1%), intermedio (riesgo car-

díaco 1-5%) o alto (riesgo cardíaco 5%). Como se comenta más

adelante, pueden emplearse variables de riesgo clínico descritas

mediante regresión logística en cohortes de cirugía vascular, junto

con pruebas cardíacas incruentas, para optimizar la valoración preo-

peratoria del riesgo cardíaco antes de la cirugía vascula

r 42,43

. Desde

el ensayo CARP (Coronary Artery Revascularization Prophylaxis),

la ausencia de múltiples variables de riesgo cardíaco preoperatorias

permite identificar a los pacientes con la mejor supervivencia a largo

plazo tras una cirugía vascular programad

a 44 .

Antecedentes de cirugía de derivación coronaria

Es posible que la revascularización coronaria previa no confiera el

mismo grado de protección frente a los IM y la muerte después de

una cirugía vascular mayo

r 45 .

Los resultados del ensayo aleatorizado

y prospectivo CARP demostraron que la estrategia radical de revas-

cularización coronaria profiláctica antes de la cirugía vascular

en pacientes con síntomas cardíacos estables no mejoraba el pronós-

tico ni la supervivencia a largo plaz

o 35 .

A los 2,7 años de la aleatori-

zación, la mortalidad fue del 22% y el 23% en pacientes con y sin

Anestesia para la cirugía vascular

1755

52

Sección IV

Anestesia por subespecialidades en el adulto

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Tabla 52-1

 Índices de infarto de miocardio y mortalidad en pacientes que

van a someterse a cirugía vascular

Estudio

IM (%)

Mortalidad

(%)

Comentarios

Seguimiento a corto plazo (intrahospitalario o 30 días

) *

Ouyang y cols

. 24

8

0

Estudio pequeño

Raby y cols

. 25

2,3

0,06

Aórtica, extremidad inferior,

carótida

Mangano y cols

. 26

4,1

2,3

Sólo incluía pacientes

vasculares

Bode y cols

. 27

4,5

3,1

Todos vasculares de

extremidad inferior

Christopherson y

cols

. 28

4

2

Todos vasculares de

extremidad inferior

Mangano y cols

. 29

5

0

Sólo incluía pacientes

vasculares

Fleisher y cols

. 30

6

3

Sólo incluía pacientes

vasculares

Pasternack y cols

. 31

4,5

1

Aórtica, extremidad inferior,

carótida

Krupski y cols

. 21

2,1

2,9

Aórtica, extremidad inferior

Baron y cols

. 32

5,9

4

Todos aórticos

Norris y cols

. 33

3,3

5,4

Todos aórticos

Fleron y cols

. 34

5,5

4,1

Todos aórticos

McFalls y cols

. 35

8,4

3,2

Aórtica, extremidad inferior

Promedio

4,9

2,4

Seguimiento a largo plazo (intrahospitalario y tras el alta

) *

Raby y cols

. 25

7,4

5,1

20 meses de seguimiento

Mangano y cols

. 26

4,7

3,5

15 meses de seguimiento

Mangano y cols

. 36

19,4 13,5

24 meses de seguimiento

Hertzer y cols

. 37

12

5 años de seguimiento

Krupski y cols

. 22

3,9

11,2

24 meses de seguimiento

McFalls y cols

. 24

ND 22

2,7 años de seguimiento

Promedio

8,9

11,2

2,5 años de promedio de

seguimiento

*En todos los seguimientos a corto plazo, los resultados aluden a la duración del

ingreso hospitalario o 30 días y la mortalidad por IM se clasificó como IM y mortali-

dad. En el seguimiento a largo plazo, el IM no se consideró un subgrupo dentro de

la mortalidad, porque con frecuencia se desconocía la causa de la muerte. La inci-

dencia de IM está infravalorada en la parte de la tabla del seguimiento a largo plazo.