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revascularización, respectivamente. Los IM postoperatorios, defini-

dos por el incremento de la concentración de troponina, aparecían

en el 12% y el 14% de los pacientes con y sin revascularización,

respectivamente. Entre los pacientes distribuidos al azar para some-

terse a revascularización, los que se sometieron a una CDAC mani-

festaban menos IM perioperatorios (6,6% frente al 16,8%) y en el

postoperatorio tardío (9,9% frente al 23,7%) frente a los pacientes

sometidos a una ICP, a pesar de haber más vasos afectados en el

grupo tratado con CDAC (3,0 frente a 2,2

) 46 .

La principal variable

responsable de esta diferencia fue el grado de acabado de la técnica

de revascularización (CDAC ICP). El estudio piloto DECREASE

(Dutch Echocardiographic Cardiac Risk Evaluation Applying Stress

Echo)-V valoró de forma aleatorizada la utilidad de la revasculari-

zación coronaria profiláctica en pacientes de alto riesgo (tres o más

variables de riesgo clínico e isquemia extensa inducida por estrés o

provocación en las pruebas cardíacas incruentas) que iban a some-

terse a una cirugía vascular mayo

r 47

. La revascularización coronaria

preoperatoria no se asoció a mejorías en el pronóstico a corto o a

largo plazo. No se encontraron diferencias significativas en el criterio

de resultado compuesto de muerte por cualquier causa o de IM no

mortal a los 30 días (43% frente al 33%) o durante el seguimiento a

1 año (49% frente al 44%) entre los pacientes asignados a revascula-

rización o sin revascularización. No se apreciaron diferencias en la

incidencia de complicaciones cardíacas perioperatorias entre los

pacientes tratados con CDAC o ICP. Los resultados de estos dos

ensayos aleatorizados concuerdan con las normas vigentes del ACC/

AHA acerca del tratamiento perioperatori

o 40

y la CDA

C 48

según las

cuales, la revascularización preoperatoria se reserva para pacientes

con cardiopatías inestables o una arteriopatía coronaria avanzada, en

los que se ha demostrado un beneficio de supervivencia tras la

CDAC. Hay que destacar que la frecuencia de complicaciones aso-

ciadas a la CDAC durante todas las etapas del procedimiento es

notablemente superior en pacientes con arteriopatía periférica frente

a los que no sufren esta patologí

a 49 .

Estas complicaciones pueden

impedir o modificar la cronología de la cirugía vascular posterior.

Intervención coronaria percutánea previa

La utilidad de la revascularización coronaria percutánea profiláctica

para el tratamiento preoperatorio de los pacientes que van a some-

terse a cirugía vascular también es un tema de debat

e 35,47

. Los resul-

tados actuales parecen limitar las ICP a pacientes con una AC activa

inestabl

e 41 .

Los pacientes con vasculopatía periférica no suelen con-

siderarse candidatos ideales para una ICP. Para realizar este tipo de

intervenciones es preciso introducir una vaina introductora de gran

calibre por la arteria femoral, lo que predispone al desarrollo de

seudoaneurismas y al compromiso del flujo en las extremidades

inferiore

s 50 .

La ICP puede llevarse a cabo a través de la arteria bra-

quial, pero resulta difícil desde el punto de vista técnico. A diferencia

de lo que sucede en los pacientes sin una arteriopatía periférica, la

realización de una ICP en pacientes con esta patología se asocia a

índices de éxito más bajos, a más complicaciones cardiovasculares

durante el ingreso hospitalario y a una mortalidad más elevada en

el seguimient

o 51

. Por tanto, las normas vigentes señalan que la ICP

antes de una cirugía no cardíaca, incluida la vascular, no resulta útil

para prevenir las complicaciones cardíacas perioperatorias, salvo en

pacientes en los que la ICP estuviera indicada por otra causa dife-

rente como consecuencia de cardiopatías activas inestable

s 41 .

Pruebas cardíacas diagnósticas incruentas

La precisión de la valoración clínica sobre la probabilidad de una

arteriopatía coronaria (AC) grave previa a la prueba es fundamental

para poder aplicar con prudencia las pruebas cardíacas preopera-

torias e interpretar sus resultados de forma racional. En términos

generales, las pruebas cardíacas incruentas previas a la cirugía

vascular suelen reservarse para pacientes con un riesgo clínico

intermedio. Estas pruebas no deberían llevarse a cabo cuando sea

poco probable que vayan a modificar el tratamiento del enfermo y

no deben considerarse un paso previo a la revascularización coro-

naria, dado que es poco frecuente tener que realizar una revascu-

larización únicamente con la intención de lograr que el paciente

supere el período perioperatorio. Una valoración cardíaca extensa

antes de las cirugías vasculares puede ocasionar morbilidad, retrasos

y la negativa del paciente a someterse a la cirugía vascular. En los

capítulos 24 y 32 se realiza una revisión completa de este tema.

Cateterismo cardíaco y revascularización profiláctica

La serie más amplia sobre la evolución de pacientes sometidos a

cirugía vascular ha sido publicada por Hertzer y cols

. 20

de la Clínica

Cleveland. Estos investigadores practicaron un cateterismo cardíaco

a 1.000 pacientes consecutivos programados para someterse a una

cirugía vascular periférica (resección de aneurisma de aorta, endar-

terectomía carotídea y revascularización de la extremidad inferior).

La incidencia y gravedad de la AC se valoró mediante la clasificación

siguiente: arterias coronarias normales; AC leve a moderada sin

lesiones que superaran una estenosis del 70%; AC evolucionada

compensada, en las que una o más lesiones estenosaban más del

70% del calibre, pero con una circulación colateral adecuada;

AC corregible grave, con una estenosis superior al 70% en una o

más de las arterias coronarias, y AC grave inoperable, en la que

una o más coronarias mostraban una estenosis superior al 70%

en una o más coronarias junto con afectación distal grave o disfun-

ción ventricular. Los hallazgos más destacados fueron que sólo un

8,5% de los pacientes presentaba coronarias normales y el 60%

presentaba lesiones coronarias avanzadas o graves (estenosis 70%

) 20 .

Aunque la anamnesis no hiciera sospechar una AC, más de un tercio

de los pacientes presentaba lesiones evolucionadas o graves en las

coronarias. En la

tabla 52-2

se resumen estos resultados.

En la

tabla 52-3

se muestran las tasas de mortalidad combi-

nada inmediatas y a largo plazo (seguimiento de 4,6 años) durante

el postoperatorio. De los 216 pacientes sometidos a una cirugía de

revascularización coronaria (CDAC), 12 (5,5%) fallecieron tras la

intervención. Esta mortalidad es superior a la descrita en pacientes

sometidos a una CDAC sin vasculopatía periférica (1-2%), lo que

sugiere que los riesgos asociados a la CDAC deberían ser tomados

seriamente en cuenta como parte de la valoración preoperatoria de

estos enfermos. Cuando se analiza la mortalidad global precoz y

tardía (5 años), la mortalidad alcanzó al 12% de los pacientes some-

tidos a una CDAC frente al 26% en los que no se operaron. Aunque

parece que estos datos confirman el efecto beneficioso de la CDAC

sobre el pronóstico, la mortalidad intrínseca de la CDAC (5,5%)

disminuye estos beneficios aparentes.

1756

Anestesia por subespecialidades en el adulto

IV

Tabla 52-2

 Resultados de la angiografía coronaria en 1.000 pacientes con

vasculopatía periférica

Clasificación angiográfica

Clínica de arteriopatía coronaria (AC)

Ninguno Sospecha Total

N.° % N.° % N.° %

Arterias coronarias normales

64 14 21 4 85 8,5

AC leve a moderada

218 49 99 18 317 32

AC avanzada compensada

97 22 192 34 289 29

AC grave corregible

63 14 188 34 251 25

AC grave inoperable

4 1 54 10 58 5,8

Datos de Hertzer NR, Beven EG, Young JR y cols.: Coronary artery disease in

peripheral vascular patients. A classification of 1000 coronary angiograms and

results of surgical management.

Ann Surg

199:223-233, 1984.