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se asocia de forma independiente con un deterioro de la función renal

y con la aparición de una nefropatí

a 61 .

Los valores de creatinina

sérica y del aclaramiento de creatinina suelen usarse durante el

período perioperatorio para valorar la función renal. Una concentra-

ción de creatinina sérica superior a 2mg/dl constituye un factor de

riesgo independiente de complicaciones cardíacas después de una

cirugía mayor no cardíac

a 62 .

Un aclaramiento de creatinina preope-

ratorio inferior a 60ml/min constituye un factor pronóstico indepen-

diente de la mortalidad a corto y largo plazo después de una cirugía

vascular programad

a 63

. El tratamiento perioperatorio con betablo-

queante

s 63

y vastatina

s 63

se asocia a un riesgo de muerte menor en los

pacientes con insuficiencia renal que van a someterse a cirugía vas-

cular. La afectación aterosclerótica de la aorta abdominal o las arterias

renales puede comprometer el flujo sanguíneo renal y la función

renal. Por el contrario, la estenosis de la arteria renal induce hiperten-

sión mediante la vasoconstricción asociada a la renina y la angioten-

sina. La hipertensión puede ser, por sí sola, una causa de insuficiencia

o fracaso renal. La nefropatía diabética también es frecuente. La admi-

nistración preoperatoria o intraoperatoria de contrastes angiográfi-

cos, que tienen efectos neurotóxicos directos, se superpone a las

alteraciones de base de la función renal. Durante el pinzamiento de

la aorta se interrumpe el flujo sanguíneo renal, con la isquemia con-

siguiente del riñón. Incluso aunque se realice el pinzamiento en la

aorta infrarrenal, puede provocarse una disminución notable del flujo

sanguíneo renal, a pesar de que la presión arterial sistémica y el gasto

cardíaco sean normales. Las placas embólicas pueden romperse hacia

las arterias renales, sobre todo cuando se aplican y liberan pinzas

aórticas suprarrenales. Las fluctuaciones del volumen intravascular y

del gasto cardíaco pueden comprometer la perfusión renal en los

períodos intraoperatorio y postoperatorio. En una serie de más de

500 pacientes, la prevalencia de insuficiencia renal aguda tras la

reconstrucción de la aorta abdominal fue del 7%.

Isquemia miocárdica

perioperatoria

Etiología y prevención

La morbilidad cardíaca de origen isquémico es la causa más fre-

cuente de mortalidad perioperatoria (y global) en Estados Unido

s 17 .

En la

tabla 52-5

se resumen ocho estudios que muestran la incidencia

relativa de isquemia miocárdica preoperatoria, intraoperatoria y

postoperatoria. En los dos estudio

s 28,33

con los índices más bajos de

isquemia miocárdica intraoperatoria, el protocolo se basaba en un

control riguroso de la frecuencia cardíaca y la presión arterial intrao-

peratorias. Norris y cols

. 33

mantuvieron este «estricto» control hemo-

dinámico en el postoperatorio y mencionaron el índice de isquemia

miocárdica postoperatoria más bajo (15%). Estos estudios sugieren

que un control adecuado de la hemodinámica perioperatoria, cen-

trado sobre todo en el control de la frecuencia cardíaca (85 lpm),

posiblemente desempeñe un papel importante en la reducción de la

isquemia miocárdica. A pesar de los datos que respaldan la posible

utilidad que podría tener mantener un control, incluso más estricto

de la frecuencia cardíaca (70 lpm) para disminuir la incidencia de

isquemia miocárdica tras la cirugía vascula

r 67 ,

existen datos sólidos

que sugieren su carácter potencialmente lesiv

o 68 .

Se dispone de poca

información sobre la importancia del control de la presión arterial.

En la

figura 52-4

se recoge una estrategia razonable que valora de

forma adecuada a los pacientes con hipertensión o hipotensión.

Varios estudios clínicos han mejorado nuestros conocimientos

sobre las variables clínicas que pueden precipitar una isquemia mio-

cárdica, como la frecuencia cardíaca. Tras la cirugía vascular, a dife-

rencia de lo que sucede con la CDAC, los pacientes abandonan el

quirófano con la misma coronariopatía con la que llegaron y tienen

que afrontar el estrés del postoperatorio. Algunos pacientes vasculares

muestran una isquemia miocárdica asociada a la frecuencia cardíaca

con valores «subtaquicárdicos

» 69 .

En algunos pacientes de alto riesgo,

una frecuencia cardíaca de unos 85 lpm desencadena de forma cons-

tante cambios isquémicos en el segmento ST. La función principal del

anestesista no se limita a controlar la frecuencia cardíaca, sino también

a diagnosticar y tratar la causa subyacente a estos cambios.

Se desconoce el hematocrito óptimo para los pacientes de

cirugía vascular. Parece observarse un aumento de la incidencia

de isquemia miocárdica y de la morbilidad cardíaca si las concentra-

ciones de hemoglobina son inferiores a 9,0g/dl en el postoperatorio

inmediat

o 70 .

Por tanto, parece tener sentido la costumbre de mantener

las concentraciones de hemoglobina por encima de 9,0g/dl en los

pacientes de cirugía vascular, sobre todo en aquéllos con un riesgo

significativo de morbilidad cardíaca de origen isquémico (v

. cap. 45).

Monitorización de la isquemia miocárdica

Normalmente se emplean tres métodos para detectar la isquemia

miocárdica en el período perioperatorio: electrocardiograma (ECG)

de superficie, ecocardiografía transesofágica (ETE) y cateterismo de

la arteria pulmonar (v. caps. 30 a 32). La sensibilidad y especificidad

Anestesia para la cirugía vascular

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52

Sección IV

Anestesia por subespecialidades en el adulto

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Tabla 52-5

 Incidencia de isquemia miocárdic

a *

durante los períodos preoperatorio, intraoperatorio y postoperatorio en pacientes de cirugía vascular

Estudio

Preoperatoria

Intraoperatoria

Postoperatoria

Global

Pasternack y cols

. 31

Aórtico/extremidad inferior

40

38

48

61

Carótida

38

41

54

68

Ouyang y cols

. 24

13

21

63

McCann y Clement

s 64

14

38

Mangano y cols

. 26

20

25

41

Raby y cols

. 65

18

30

Christopherson y cols

. 28

8

11

40

40

Boylan y cols.

66

35

Norris y cols

. 22 3 4

1

5

16

Promedio

19

23

42

43

*Porcentaje de pacientes con isquemia miocárdica detectada en una monitorización Holter continua con análisis del segmento ST.

Datos no publicados.