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para la detección de la isquemia, el grado de formación necesario y

el coste de estos métodos son distintos y son aspectos a tener en

cuenta. La monitorización de la isquemia es importante durante y

después de la cirugía vascular, ya que puede ocasionar un infart

o 26,71 ,

sobre todo cuando se mantiene en el tiempo (2 horas

) 72,73

. Aunque

en ningún ensayo clínico controlado se ha demostrado una reduc-

ción de la morbilidad perioperatoria mediante la monitorización y

el tratamiento de la isquemia, deberían optimizarse los determinan-

tes clínicos del aporte y el consumo de oxígeno miocárdicos para

tratar de resolver el cuadro isquémico.

Tratamiento perioperatorio

con betabloqueantes

El tratamiento perioperatorio con betabloqueantes es un tema

importante y discutido, sobre todo en pacientes que van a some-

terse a cirugía vascular, y se revisa de forma más detallada en los

capítulos 24 y 25. Los pacientes con un tratamiento crónico con

betabloqueantes deben seguir recibiéndolos durante todo el período

perioperatorio. Estos fármacos no deberían emplearse como el tra-

tamiento inicial o fundamental de la taquicardia inducida por inci-

dentes perioperatorios tales como hipovolemia, anemia, dolor o

infección, dado que estos trastornos exigen un tratamiento rápido

de la etiología subyacente. El tratamiento de la taquicardia inducida

por la estimulación simpática asociada al estrés quirúrgico debería

plantearse en los pacientes de alto riesgo, sobre todo en aquéllos

con un riesgo isquémico potencial (es decir, isquemia en las pruebas

preoperatorias). Hay que intentar evitar la hipotensión y la bradi-

cardia. Debería evitarse la instauración aguda de betabloqueantes

a dosis altas en el período perioperatorio. Si se decide instaurar un

tratamiento con betabloqueantes en el período perioperatorio para

intentar disminuir el riesgo cardíaco, la estrategia más segura

podría ser iniciar el tratamiento con dosis bajas y ajustarlas según

el efecto a lo largo de un período de 7-10 días antes de la cirugía

programada. El tratamiento perioperatorio con betabloqueantes

puede reducir el número de pacientes a los que se les solicitan

pruebas cardíacas preoperatorias, aunque lo más probable es que

no se consiga eliminarlas, por lo que la aplicación de dicha estra-

tegia debe basarse fundamentalmente en la proporción entre ries­

gos y beneficios.

Monitorización hemodinámica

El grado de complejidad de la monitorización hemodinámica

cruenta (v. cap. 30) más conveniente en los pacientes que van a

someterse a cirugía vascular sigue siendo motivo de debate. La

necesidad de monitorización está determinada por numerosos con-

dicionantes y resulta difícil generalizarla para todos los pacientes

vasculares. La práctica totalidad de los pacientes que van a some-

terse a una cirugía vascular debería monitorizarse con un catéter

intraarterial, dada la frecuencia de enfermedades concomitantes, la

posibilidad de desplazamientos de líquidos y de pérdida de sangre,

y los cambios fisiológicos asociados al pinzamiento y despinza-

miento. Este catéter permite monitorizar la presión arterial latido a

latido, determinar con exactitud la presión diastólica y obtener

muestras de sangre arterial con fines diagnósticos. La arteria radial

es la que suele canularse con más frecuencia, porque está superficial

y por la presencia de circulación colateral. La necesidad de confir-

mar la existencia de flujo colateral es cuestionable. La prueba de

Alle

n 74

permite valorar el flujo colateral por el arco palmar, aunque

existen pruebas de que algunos pacientes con resultados normales

en esta prueba pueden tener lesiones isquémicas y que, al contrario,

algunos pacientes con resultados anómalos en la prueba de Allen

no tienen lesiones cuando se canula la arteria radia

l 75 .

Las arterias

cubital o axilar son otras alternativas viables cuando la arteria radial

resulta difícil de canular. La arteria axilar se puede canular mediante

la técnica de Seldinger, si bien deben extremarse las medidas de

precaución para no inyectar aire al purgar el catéter axilar, ya que

la punta puede estar cerca o incluso dentro del cayado aórtico y esto

puede permitir que el aire llegue a la circulación cerebral. Deberían

evitarse las arterias femorales en los pacientes con vasculopatía

periférica siempre que fuese posible.

Los pacientes que van a someterse a una cirugía vascular

suelen tener una gran discrepancia en las lecturas de la presión

arterial entre los brazos derecho e izquierdo como consecuencia de

lesiones ateroscleróticas de las arterias subclavia o axilar; esta dis-

crepancia se traduce en una presión arterial falsamente baja en

el brazo homolatera

l 76 .

Los pacientes programados para cirugía

1760

Anestesia por subespecialidades en el adulto

IV

Figura 52-4

 Nomograma empleado para determinar los límites de presión arterial media mínimo y máximo. Este nomograma se utiliza leyendo la presión

arterial media (PAM) basal en el eje izquierdo horizontalmente hacia la línea de presión media basal diagonal. Después se extiende verticalmente el punto de

intersección en esta línea para que se cruce con las curvas de presión media máxima y mínima permisibles. Un paciente con una PAM de 105 mmHg, como el

que muestra la figura, tendría un rango de PAM permisibles de 80 a 114 mmHg.

(De Norris EJ, Beattie C, Perler BA y cols.: Double-masked randomized trial

comparing alternate combinations of intraoperative anesthesia and postoperative analgesia in abdominal aortic surgery.

Anesthesiology

95:1054-1067, 2001.)