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frecuentes en los pacientes de edad avanzada que se someten a una

reconstrucción de la aorta. El incremento de las condiciones de carga

ventriculares observado en la práctica clínica al pinzar la aorta a la

altura torácica supracelíac

a 98

puede aumentar el estrés sobre la pared

ventricular izquierda (poscarga) con el consiguiente deterioro agudo

de la función del ventrículo izquierdo y la aparición de isquemia

miocárdica. Las alteraciones de la perfusión subendocárdica secunda-

rias a la elevación de la presión intramiocárdica pueden ser la causa

de las alteraciones del movimiento de la pared y de los cambios en la

fracción de eyección. Los mecanismos reflejos que producen una inhi-

bición inmediata por retroalimentación pueden explicar también la

disminución del gasto cardíaco al pinzar la aorta. Por ejemplo, la acti-

vación de los barorreceptores secundaria al aumento de la presión

aórtica debería reducir la frecuencia cardíaca, la contractilidad y el

tono vascular. El pinzamiento de la aorta torácica con un tratamiento

vasodilatador para normalizar las condiciones de carga del ventrículo

mantiene o incrementa el gasto cardíac

o 102,103 .

En el

cuadro 52-1

se resumen los efectos metabólicos del

pinzamiento aórtico. El consumo de oxígeno corporal total dismi-

nuye un 50% aproximadament

e 102,104

y por motivos que todavía no

están claros, lo hace en los tejidos situados por encima de la pinz

a 104 .

En los estudios clínicos aumenta la saturación de oxígeno en sangre

venosa mixta cuando se pinza la aorta por encima del tronco

celíac

o 105,106 .

Este aumento puede explicarse por una reducción del

consumo de oxígeno que supera a la disminución del gasto car-

díaco, disminuyendo de este modo la extracción total de oxígen

o 106 .

La hipovolemia central y el aumento del cortocircuito arteriove-

noso en los tejidos proximales a la pinza aórtica pueden influir en

la disminución de la extracción de oxígeno total.

La presión arterial, el flujo sanguíneo y el consumo de oxígeno

distales a la pinza de la aorta torácica disminuyen en un 78-88

% 107 ,

un 79-88

% 104

y un 62

% 104

, respectivamente, con respecto a los valores

basales previos al pinzamiento. El flujo de sangre a través de los

tejidos y órganos situados por debajo de la altura de la oclusión

aórtica depende de la presión de perfusión y es independiente del

gasto cardíaco. Se ha demostrado que la administración de nitropru-

siato sódico para mantener la presión aórtica proximal por encima

de la pinza en valores previos al pinzamiento disminuye aún más la

presión arterial distal a la pinza en un 53%. Como se comenta más

tarde, estos datos tienen implicaciones importantes para la protec-

ción de los órganos vitales durante el pinzamiento de la aorta.

La respuesta cardiovascular al pinzamiento de la aorta infrarre-

nal es menos significativa que cuando se realiza un pinzamiento

aórtico alto (v.

tabla 52-6

). Aunque en varios estudios clínicos no se ha

descrito una respuesta hemodinámica significativa tras el pinzamiento

infrarrena

l 108 ,

la respuesta hemodinámica suele consistir en una eleva-

ción de la presión arterial (7-10%) y de la resistencia vascular sistémica

(20-32%) sin cambios importantes en la frecuencia cardíaca. El gasto

cardíaco disminuye de forma más constante entre el 9 y el 33

% 108,109 .

Los cambios descritos en la presión de llenado ventricular han sido

inconstante

s 98,108,109 .

La redistribución del volumen sanguíneo puede

afectar a la precarga al pinzar la aorta a la altura infrarrenal (v.

fig. 52-5 )

.

En esta situación, el volumen sanguíneo por debajo de la pinza se

desplaza hacia segmentos venosos distensibles de la circulación esplác-

nica proximales a la pinza, amortiguando de este modo el incremento

esperado de la precarga. Los cambios de la precarga durante el pinza-

miento de la aorta infrarrenal también pueden depender del estado de

la circulación coronaria. En uno de los primeros estudios se señalaba

que los pacientes con cardiopatía isquémica grave respondían ante el

pinzamiento de la aorta infrarrenal con elevaciones notables de las

presiones venosa central (35%) y capilar pulmonar (50%), mientras

que en los pacientes sin AC disminuía la presión de llenado. La eco-

cardiografía detectaba anomalías segmentarias del movimiento de la

pared hasta en un 30% de los pacientes durante la reconstrucción de

la aorta infrarrena

l 110

, un 66% de las cuales se produce en el momento

de pinzar la aort

a 110,111

. Los estudios clínicos señalan que los pacientes

con patología oclusiva aortoilíaca tienen una respuesta hemodinámi­

ca menor frente al pinzamiento de la aorta infrarrenal que los pacien-

tes con patología aneurismática de la aorta abdomina

l 112

, quizá por

una vascularización colateral periaórtica más extens

a 113 .

Función y protección renal

La conservación de la función renal adquiere la máxima importancia

durante la cirugía de reconstrucción aórtica. En el 3% de los pacien-

tes que van a someterse a una reconstrucción programada de la aorta

infrarrenal se produce un fracaso renal agudo y la mortalidad secun-

daria a esta insuficiencia renal aguda postoperatoria supera el 40

% 97 .

A pesar de las notables mejoras del control terapéutico perioperato-

rio de los pacientes que van a someterse a una reconstrucción aórtica,

la elevada morbimortalidad secundaria a un fracaso renal agudo no

ha sufrido prácticamente cambios durante las últimas décadas. Gran

parte de la morbilidad asociada a una disfunción importante de la

función renal en el postoperatorio es de origen

no renal.

Aunque la diuresis se monitoriza de forma estrecha y con

frecuencia se incrementa durante la cirugía aórtica, la diuresis intrao-

peratoria no predice la función renal postoperatori

a 114,115

. Por tanto,

no es posible asumir la idoneidad de la perfusión renal en función

de la diuresis. En las intervenciones en las que es preciso pinzar la

aorta por encima de las arterias renales disminuye de forma drástica

el flujo sanguíneo renal. Los estudios experimentales señalan que,

durante el pinzamiento de la arteria torácica, el flujo renal disminuye

entre el 83 y el 90%. El pinzamiento de la aorta infrarrenal en seres

humanos se asocia a una elevación del 75% en la resistencia vascular

renal, una reducción del 38% del flujo sanguíneo renal y una redis-

tribución del flujo intrarrenal hacia la corteza rena

l 108

. Estas altera-

ciones bastante notables de la hemodinámica renal se producen en

ausencia de cambios importantes en la hemodinámica general y

persisten al despinzar. El deterioro mantenido de la perfusión y la

función renal durante y después del pinzamiento aórtico infrarrenal

se ha atribuido a vasoconstricción renal, aunque sigue sin conocerse

la fisiopatología concret

a 108

. El bloqueo simpático renal con anestesia

epidural hasta una altura de T6 no impide ni modifica las graves

alteraciones de la perfusión y la función renal observadas durante y

después del pinzamiento de la aorta infrarrenal. La actividad de la

renina plasmática aumenta al pinzar la aort

a 116

, pero el tratamiento

previo con inhibidores de la enzima conversiva de la angiotensina

antes del pinzamiento infrarrenal de la aorta no atenúa esta dismi-

nución del flujo sanguíneo renal y del filtrado glomerular. Otros

mediadores, como la endotelina plasmática, la mioglobina y las pros-

taglandinas, pueden contribuir también a disminuir la perfusión y la

función renal después de pinzar la aorta.

La necrosis tubular aguda es responsable de la práctica tota-

lidad de la disfunción y la insuficiencia renales tras la reconstruc-

ción aórtica. El grado de insuficiencia renal preoperatoria sigue

siendo el factor pronóstico más sólido de disfunción renal posto-

peratoria. Además de las reducciones inducidas por el pinzamiento

aórtico del flujo renal, otros factores que contribuyen a la disfun-

ción renal son las lesiones por reperfusión isquémica, la hipovole-

mia, la embolización de restos ateroscleróticos hasta los riñones y

los traumatismos quirúrgicos sobre las arterias renales.

El manitol, los diuréticos de asa y la dopamina se emplean en

la práctica clínica para tratar de conservar la función renal durante

la cirugía aórtica. Sigue debatiéndose la utilización de estos fármacos

y los mecanismos mediante los cuales ofrecen un efecto protector.

A pesar de que hay estudios que demuestran beneficios escasos o

nulo

s 117-119

, es una idea ampliamente aceptada que la protección renal

antes del pinzamiento aórtico resulta beneficiosa y, por tanto, muchos

clínicos se inclinan por administrar estos fármacos. La administra-

ción de manitol para inducir diuresis osmótica previa al pinzamiento

aórtico es una práctica común en clínica. El manitol mejora el flujo

sanguíneo cortical renal durante el pinzamiento aórtico infrarrenal

y disminuye el edema de las células endoteliales de los vasos renales

asociado a la isquemia y la congestión vascular. La administración

de manitol puede resultar beneficiosa por otros mecanismos como

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Anestesia por subespecialidades en el adulto

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