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mejora mediante una monitorización con catéter de arteria pulmo-

nar o mediante ETE. La utilidad clínica de cualquier técnica de

monitorización depende en último término de la selección de los

pacientes, de la correcta interpretación de los datos y de las inter-

venciones terapéuticas adecuadas.

Disponibilidad de sangre autóloga

La reconstrucción programada de la aorta abdominal puede aso-

ciarse a pérdidas sanguíneas importantes, lo que justifica la realiza-

ción rutinaria de pruebas cruzadas para disponer de 4-6 unidades

de concentrados de hematíes. Los aneurismas suprarrenales y otras

reconstrucciones aórticas más complejas suelen requerir incluso

una disponibilidad de sangre alógena aún mayor. En las 2 últimas

décadas se han generado dudas sobre la seguridad, disponibilidad

y aceptabilidad de la sangre alógena, lo que ha motivado una cre-

ciente utilización de sangre autóloga (v

. caps. 45 y 47).

La donación

autóloga preoperatoria, la recuperación intraoperatoria de células y

la hemodilución normovolémica aguda se han empleado durante la

cirugía aórtica para disminuir o eliminar la exposición a sangre

alógena y los riesgos asociados de complicaciones transfusionales.

La recuperación intraoperatoria de células es la técnica más

empleada y en algunos centros se considera una técnica de rutina. Los

equipos son caros y se necesita una formación y una experiencia

notables. En un estudio inicial no aleatorizado se demostró una dis-

minución del 75% del número de unidades de hematíes alógenos

transfundidos durante la cirugía programada de aorta gracias a este

tipo de recuperadore

s 144

. Estudios aleatorizados posteriores han arro-

jado resultados contradictorio

s 145,146 .

Puede que la utilización rutinaria

de recuperadores de sangre durante la cirugía aórtica no resulte ren-

table (cada caso cuesta entre 250 y 350 dólares), por lo que se debería

reservar para casos seleccionados de pacientes en los que se esperan

pérdidas sanguíneas elevada

s 147 .

Para que esta técnica resulte rentable,

debe recuperarse al menos el equivalente a 2 unidades de sangre

lavad

a 148

. Una opción rentable es emplear reservorios de recuperación

para recoger la sangre y activar solamente el resto del proceso de

recuperación si se produjese una pérdida de sangre importante.

La hemodilución normovolémica aguda se suele combinar

con los recuperadores intraoperatorios de sangre durante la cirugía

aórtica. Dos estudios aleatorizados han demostrado que el uso com-

binado de hemodilución y recuperadores de sangre reduce las nece-

sidades de sangre alógena en pacientes que van a someterse a cirugía

aórtic

a 149,150 .

Igual que sucede únicamente con los recuperadores

de sangre, posiblemente este beneficio sea mayor cuando se trate de

procedimientos con pérdidas de sangre elevadas. Otro estudio alea-

torizado confirmó que la combinación de las dos técnicas durante

la cirugía aórtica tenía un coste económico neutro en comparación

con la transfusión alógena convenciona

l 151

. La hemodilución no

empeora la isquemia miocárdica y puede mejorar la tolerancia

hemodinámica al pinzamiento aórtico en pacientes con A

C 152

.

Fármacos y técnicas anestésicas

Diversas técnicas anestésicas, como la anestesia general, la anestesia

regional (epidural) y las técnicas combinadas, se han empleado con

éxito durante la reconstrucción de la aorta abdominal. Las técnicas

combinadas suelen emplear un catéter epidural lumbar o torácico

bajo, además de una anestesia general «ligera». Los anestésicos

locales, los opiáceos o, con más frecuencia, una combinación de

ambos, pueden administrarse mediante bolos o infusión epidural

continua. Las pruebas señalan que el mantenimiento de la perfu-

sión y la función de los órganos vitales mediante la garantía de una

hemodinámica perioperatoria estable resultan más importantes

para el pronóstico global que la elección del fármaco anestésico o

que la técnica utilizad

a 33 .

Por tanto, la técnica anestésica concreta

para los pacientes que van a someterse a una reconstrucción de la

aorta abdominal es importante en tanto en cuanto permite un

control rápido y preciso de los parámetros hemodinámicos. Dada

la elevada incidencia de morbimortalidad cardíaca en los pacientes

que van a someterse a una reconstrucción de la aorta, debe hacerse

hincapié especialmente sobre los factores que influyen sobre el

trabajo ventricular y la perfusión miocárdica.

La inducción de la anestesia general se debe llevar a cabo de

forma controlada, de manera que se mantenga una hemodinámica

estable durante la pérdida de conocimiento, la laringoscopia y la

intubación, y durante el período inmediato tras la inducción. Se

pueden emplear distintos anestésicos intravenosos (tiopental, etomi-

dato, propofol). La administración de opiáceos potentes de acción

breve, como fentanilo (3-5

m

g/kg), suele proporcionar una hemodi-

námica estable durante y después de la inducción. Se pueden admi-

nistrar anestésicos volátiles a concentraciones bajas antes de la

intubación durante la ventilación asistida para amortiguar la res-

puesta hiperdinámica a la laringoscopia y la intubación endotra-

queal. Debería disponerse de esmolol (10-25mg), nitroprusiato

sódico (5-25

m

g), nitroglicerina (50-100

m

g) y fenilefrina (50-100

m

g)

para su administración en bolo durante la inducción en caso de que

fueran necesarios para mantener una hemodinámica adecuada.

El mantenimiento de la anestesia se puede llevar a cabo com-

binando un opiáceo potente (fentanilo o sufentanilo) y un anesté-

sico inhalatorio (sevoflurano, desflurano o isoflurano) (lo que se

denomina anestesia equilibrada). Los pacientes con una disfunción

grave del ventrículo izquierdo pueden beneficiarse de una técnica

basada exclusivamente en opiáceos, pero la técnica anestésica equi-

librada le permite al clínico aprovecharse de las características más

deseables de los opiáceos potentes y de los inhalatorios, al tiempo

que se minimizan sus efectos secundarios indeseables.

Se puede utilizar óxido nitroso para complementar a los

opiáceos o a los anestésicos inhalatorios. En general, el óxido

nitroso disminuye el gasto cardíaco y la presión arterial al tiempo

que incrementa la resistencia vascular sistémica.

Se han empleado diversas técnicas anestésicas y analgésicas

regionales de forma eficaz durante y después de la reconstrucción

aórtica. ¿Disminuyen las técnicas anestésicas y analgésicas regiona-

les la incidencia de morbilidad perioperatoria en los pacientes que

van a someterse a una reconstrucción? Siguen debatiéndose los

beneficios de la anestesia combinada general y epidural durante la

cirugía, asociada o no a una analgesia epidural mantenida en el

postoperatori

o 32,33,153-156

. Además, si mejoran los resultados, ¿se debe

a los beneficios de la técnica anestésica intraoperatoria, al régimen

analgésico postoperatorio, o a ambos? En un ensayo aleatorizado en

el que se administró morfina epidural en pacientes que iban a some-

terse a cirugía aórtica, Breslow y cols

. 157

apreciaron una atenuación

de la respuesta adrenérgica con una incidencia de hipertensión

menor en el período postoperatorio. En un ensayo aleatorizado a

gran escala no se observó una reducción en el número de compli-

caciones no quirúrgicas mediante la administración de opiáceos

intratecale

s 34 .

Los efectos de la técnica analgésica o anestésica sobre

la incidencia de isquemia miocárdica perioperatoria han recibido

una atención considerable. En cuatro ensayos aleatorizados, con casi

450 pacientes que iban a someterse a una reconstrucción aórtica, no

se logró demostrar una disminución de la incidencia de isquemia

miocárdica perioperatori

a 33,158 ,

intraoperatori

a 111

o postoperatori

a 155

cuando se aplicaban técnicas epidurales. Además, los ensayos alea-

torizados no han demostrado una disminución de la incidencia de

complicaciones cardiovasculares, pulmonares o renales tras la

cirugía aórtica con el uso de técnicas epidurale

s 32,33,66,154,155

.

La duración y la intensidad del tratamiento postoperatorio

después de la cirugía aórtica dependen de los trastornos fisiológicos

acaecidos durante el período perioperatorio (es decir, depresión de

la conciencia, hipotermia, sobrecarga de líquidos, dolor en la inci-

sión, íleo y depresión respiratoria), así como del desarrollo de otras

complicaciones postoperatorias menos frecuentes, aunque más

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Anestesia por subespecialidades en el adulto

IV