Table of Contents Table of Contents
Previous Page  1769 / 2894 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 1769 / 2894 Next Page
Page Background

cia si se emplean vasopresores en este contexto, ya que puede produ-

cirse una hipertensión proximal notable cuando se tiene que volver a

aplicar la pinza por encima del tronco celíaco. Además, debería evitarse

la hipertensión para prevenir las lesiones o hemorragias de las anasto-

mosis vasculares.

Tratamiento anestésico

Monitorización intraoperatoria

No debe infravalorarse el riesgo de pérdidas sanguíneas rápidas y

significativas. Personalmente, suelo emplear un catéter en la yugular

interna de 8,5 Fr y dos catéteres periféricos de calibre amplio. En

el catéter de 8,5 Fr se coloca una válvula hemostática con un puerto

lateral por el que se pueda introducir un catéter venoso central o

uno de arteria pulmonar. La colocación de un catéter arterial debe

ser una práctica de rutina en todos los pacientes que van a some-

terse a una reconstrucción aórtica. Igual que sucede con otras

intervenciones vasculares, la arteria radial es la que suele elegirse

para la canulación dada su localización superficial, fácil accesibili-

dad y baja frecuencia de complicaciones. En el brazo contralateral

al catéter arterial debería colocarse un manguito de presión arterial

incruenta si funcionara mal el catéter.

En todas las intervenciones aórticas abiertas se debería

emplear un catéter venoso central. Permite monitorizar la presión

venosa central y administrar directamente fármacos a la circula-

ción central. En los pacientes que van a someterse a una recons-

trucción de la aorta abdominal infrarrenal no se recomienda

colocar sinmotivos concretos un catéter en la arteria pulmona

r 129,130 .

En estos casos, debería considerarse la colocación de un catéter en

la arteria pulmonar cuando haya una disfunción importante del

ventrículo izquierdo (fracción de eyección  30%), antecedentes de

insuficiencia cardíaca congestiva, un deterioro importante de la

función renal (creatinina preoperatoria  2,0mg/dl) o cor pulmonale.

En pacientes con una función ventricular izquierda y pulmonar

buenas, la presión venosa central muestra una buena correlación

con la función de llenado del ventrículo izquierd

o 131 .

Yo suelo

colocar de rutina un catéter en la arteria pulmonar a todos los

pacientes que necesitan un pinzamiento de la aorta supracelíaca.

Los catéteres de monitorización cruenta pueden introducirse antes

o después de inducir la anestesia general. La ventaja de hacerlo

antes de la inducción es que permiten valorar el estado cardiovas-

cular con el paciente despierto (es decir, de referencia o basal) y

corregir las anomalías importantes del llenado cardíaco y de la

función antes de la inducción.

La monitorización mediante un catéter en la arteria pulmo-

nar puede resultar beneficiosa en pacientes de alto riesgo que van

a someterse a una reconstrucción aórtica compleja cuando se usa

de forma selectiva, con una correcta interpretación de los datos y

con estrategias terapéuticas razonables. Sin embargo, no se ha

determinado su utilidad clínica en pacientes de alto riesgo. Los

estudios clínicos desarrollados en las 2 últimas décadas han men-

cionado resultados bastante contradictorios. En algunos estudios

se ha descrito una disminución de la mortalidad, pero en otros no

se ha observado este efect

o 132,133

y en otros se sugiere un aumento

de la mortalida

d 134 .

Se han publicado declaraciones de con-

sens

o 135,136

, siendo la más reciente la del National Heart, Lung and

Blood Institute y la de la Food and Drug Administration (FDA

) 136 .

En un ensayo prospectivo aleatorizado a gran escala se ha compa-

rado el tratamiento por objetivos con un catéter en la arteria

pulmonar con un tratamiento convencional sin emplear dicho

catéter en pacientes quirúrgicos de alto riesgo sin observar bene-

ficios para la primera alternativ

a 137 .

En este estudio no se apreció

una elevación de la mortalidad al colocar y utilizar un catéter en

la arteria pulmonar.

La ETE bidimensional se ha usado en el período intraopera-

torio para valorar la función global del ventrículo, guiar la fluidote-

rapia y vigilar la apariciónde isquemiamiocárdica. Lamonitorización

continua de la función ventricular suele obtenerse gracias a una

proyección única en el eje corto, a la altura del tercio medio de los

músculos papilares. Con esta misma proyección, la visualización del

ventrículo izquierdo al final de la diástole permite valorar con rapidez

el llenado ventricular (precarga). El área de la fracción de eyección

puede calcularse a partir de las áreas telediastólica y telesistólica del

ventrículo izquierdo. En los pacientes que van a someterse a una

reconstrucción de la aorta abdominal existe una estrecha correlación

entre el área telediastólica y telesistólica del ventrículo izquierdo y el

área de la fracción de eyección calculadas en una proyección ecocar-

diográfica en el eje corto y los cambios en el volumen y la fracción

de eyección correspondientes en el ventrículo izquierdo medidos

con angiogammagrafí

a 138,139

. Los pacientes que necesitan un pinza-

miento aórtico supracelíaco presentan incrementos notables del área

telediastólica y reducciones significativas de la fracción de eyección

en la ecocardiografía, que no se normalizan por completo con vaso-

dilatadores y que con frecuencia no se detectan mediante la moni-

torización con un catéter de arteria pulmona

r 98 .

La ETE puede demostrar también anomalías en el movi-

miento de la pared del ventrículo izquierdo con engrosamiento

parietal. La relación entre estas anomalías y la perfusión coronaria

se ha establecido desde el punto de vista experimental y clínic

o 140

y

estas alteraciones pueden anteceder a las pruebas de isquemia en el

EC

G 141

. La proyección en el eje corto a la altura del tercio medio de

los músculos papilares permite valorar la distribución de las tres

coronarias principales. Las anomalías segmentarias de la movilidad

de la pared detectadas mediante ETE se describen hasta en un

37% de los pacientes durante la reconstrucción de la aorta infrarre-

na

l 142

y enmás del 90%de los pacientes que necesitan un pinzamiento

supracelíaco de la aort

a 98,110

. La evolución natural ecocardiográfica de

las anomalías segmentarias de la pared fue analizada en 156 pacien-

tes que iban a someterse a una cirugía no cardíaca y que presentaban

riesgo demorbilidad cardíac

a 142

. Los 24 pacientes sometidos a cirugía

aórtica fueron los que presentaron la máxima incidencia de anoma-

lías nuevas del movimiento segmentario de la pared (38%). De forma

sorprendente, no se describieron cambios entre los pacientes con una

AC conocida y los que sólo presentaban factores de riesgo cardíaco.

Los episodios de isquemia detectados mediante ETE no guardaban

una correlación aceptable con las complicaciones cardíacas postope-

ratorias. Los autores describieron también una relación discordante

entre las anomalías segmentarias nuevas de la pared y los cambios

isquémicos en el ECG. Enun trabajoposterior se analizóun subgrupo

de 285 pacientes con alto riesgo para complicaciones cardíacas que

iban a someterse a una cirugía no cardíaca mediante la aplicación

intraoperatoria de un ECG continuo de dos derivaciones, un ECG

de 12 derivaciones y ETE para detectar la aparición de isquemi

a 143 .

Se apreció una falta de concordancia entre estos tres monitores de

isquemia. Cuando se compararon con los datos clínicos preoperato-

rios y una monitorización intraoperatoria mediante un ECG de dos

derivaciones, la monitorización de la isquemia miocárdica con ETE

o con ECG de 12 derivaciones durante la cirugía no cardíaca no

aportaba mucha información clínica adicional para identificar a los

pacientes con riesgo alto de isquemia perioperatoria. Por tanto, la

sensibilidad y especificidad de las anomalías segmentarias de la

pared no pueden emplearse como marcador de la isquemia miocár-

dica ni como elemento pronóstico de la evolución de la isquemia

perioperatoria.

No se han determinado aún cuáles son las técnicas de moni-

torización intraoperatoria óptimas para los pacientes que van a

someterse a una reconstrucción de la aorta abdominal. Los estu-

dios clínicos existentes aportan una información insuficiente para

responder de forma concluyente a la duda de si el pronóstico

Anestesia para la cirugía vascular

1769

52

Sección IV

Anestesia por subespecialidades en el adulto

© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito