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de derivación o mediante un cortocircuito. La presión de las arterias

radial y femoral debe mostrarse simultáneamente en el monitor del

anestesista, el cual debería estar visible tanto para el cirujano como

para los perfusionistas. La ETE suele emplearse de forma rutinaria

durante la reparación de los AAT (v. cap. 31). En manos de personal

experto, permite valorar el volumen telediastólico del ventrículo

izquierdo, la isquemia miocárdica y la función valvular. También es

posible determinar el tamaño y la extensión del aneurisma.

Se debería colocar un tubo endobronquial de doble luz con la

finalidad de realizar una ventilación a un solo pulmón (

v. cap. 49)

.

Esta modalidad de ventilación permite una visualización óptima del

campo quirúrgico y disminuye los traumatismos del pulmón

izquierdo asociados a la retracción. Lo mejor es colocar un tubo

endobronquial del lado izquierdo, ya que se coloca con mayor faci-

lidad y tiene menos probabilidades de colocarse erróneamente.

Además, con los tubos del lado derecho se corre el riesgo de ocluir

el bronquio del lóbulo superior derecho. Yo coloco los tubos de doble

luz bajo visualización directa con la ayuda de un fibrobroncoscopio

porque facilita una colocación rápida y definitiva y permite visualizar

directamente la tráquea distal y los bronquios principales. En oca-

siones, cuando el bronquio principal izquierdo está comprimido por

un aneurisma de gran tamañ

o 191

, la luz no permite la colocación

de un tubo endobronquial. En estas circunstancias podría necesitarse

un tubo endobronquial derecho. Es raro que el bronquio principal

derecho esté comprimido por un aneurisma grand

e 192

. El tubo de

doble luz suele cambiarse, cuando es posible, por uno de una sola

luz cuando finaliza la cirugía, ya que esto facilita el cuidado en la

UCI de la higiene pulmonar y disminuye la resistencia a la respira-

ción durante el destete en el período postoperatorio. Las vías respi-

ratorias están edematizadas con frecuencia después de la cirugía y

puede resultar difícil o imposible cambiar el tubo de doble luz sin la

ayuda de catéteres para intercambio de tubos endobronquiales.

En muchos centros se emplea una monitorización electrofi-

siológica con potenciales evocados somatosensitivos (PESS) o

motores (PEM) para controlar la isquemia medular (v. cap. 36).

Estas técnicas de monitorización pueden resultar útiles para iden-

tificar las arterias intercostales importantes responsables de la per-

fusiónde lamédula espinal y para confirmar que se han reimplantado

con éxito en el injerto aórtic

o 193

. Entre las medidas que pueden

aplicarse en caso de detectar isquemia medular están la recoloca-

ción de las pinzas, aumentar la presión arterial de la porción supe-

rior o inferior del cuerpo a través de canales colaterales, o adoptar

otras medidas para proteger a la médula espinal (es decir, drenaje

del líquido cefalorraquídeo [LCR], hipotermia inducida o fármacos

intratecales). Estas técnicas se analizan más adelante. Existen tres

problemas generales de la monitorización mediante PESS durante

la reparación del AAT. En primer lugar, es más probable que la

monitorización sensitiva detecte isquemia de la columna sensitiva

posterior y lateral, pero no es el mejor monitor para la columna

motora anterior. Por tanto, puede producirse una paraplejía a pesar

de que las señales de los PESS sean normale

s 194

. En segundo lugar,

los anestésicos inhalatorios y la hipotermia pueden interferir de

forma significativa con la señales de los PESS. En tercer lugar, la

isquemia afecta a los nervios periféricos y la isquemia de las extre-

midades inferiores retrasa la conducción desde los lugares de esti-

mulación habituales (p. ej., nervio tibial posterior

) 195

. Para eliminar

el factor de confusión de los nervios periféricos se puede realizar

una estimulación medular a través de un electrodo epidural lumbar,

que puede ser más específico para las lesiones isquémicas que la

monitorización periféric

a 195

. La isquemia de la extremidad inferior

y de los nervios periféricos puede evitarse usando técnicas de per-

fusión aórtica distal. Para evitar la isquemia de la extremidad infe-

rior secundaria a la oclusión de la arteria femoral izquierda en el

lugar de introducción de la cánula de perfusión retrógrada, algunos

cirujanos suturan un injerto de pequeño calibre en la arteria femoral

(terminolateral) para introducir la cánula, lo que permite tanto la

perfusión anterógrada como la retrógrada. Estas limitaciones de la

monitorización de los PESS que se acaban de comentar, posible-

mente expliquen la ausencia de mejorías en el pronóstico neuroló-

gico en una serie prospectiva a gran escala de reparaciones de

AA

T 196

. En esta misma serie, la incidencia de respuestas falsas nega-

tivas fue del 13% y la de falsos positivos del 67%, lo que impide

identificar las arterias raquídeas críticas.

Se han empleado con éxito técnicas de PEM transcraneales

para monitorizar las columnas anteriores de la médula. Esta técnica

resulta relativamente sencilla y puede interpretarse como un «tren

de cuatro» de la médula y el encéfalo. La estimulación eléctrica en la

corteza motora activa a las motoneuronas-

a

, obteniéndose respues-

tas electromiográficas evocadas en los músculos de las extremidades

inferiores. Sólo las respuestas electromiogénicas son específicas del

estado de las motoneuronas de la sustancia gris del asta anterior.

Deben colocarse agujas de registro bilaterales en las fosas poplíteas

(es decir, el nervio poplíteo) y electrodos superficiales bilaterales

sobre los músculos gastrocnemio y tibial anterior. Las agujas estimu-

ladoras bilaterales se suelen colocar en las fosas poplíteas para moni-

torizar las respuestas musculares directas y el grado del bloqueo

neuromuscular. Durante el pinzamiento aórtico se monitorizan los

PEM cada minuto. Un disminución de la amplitud de los PEM por

debajo del 25% del valor de referencia se considera sugestiva de

isquemia medular y exige la implantación de medidas de corrección.

Como no se necesita un promediado de la señal y las células del asta

anterior reaccionan con una pérdida funcional casi inmediata tras la

aparición de la isquemia, la técnica permite identificar con rapidez

las arterias intercostales que irrigan la médula. Además, la técnica

permite valorar la idoneidad de la perfusión aórtica distal y la per-

meabilidad de las arterias intercostales críticas reimplantadas. Una

dosificación meticulosa de los relajantes neuromusculares de acción

breve permitemantener un grado de bloqueo neuromuscular estable.

El bloqueo neuromuscular completo impide monitorizar los PEM.

Se debería emplear una técnica de infusión continua para mantener

la amplitud eléctrica muscular aproximadamente al 50% del valor de

referencia. El isoflurano, el desflurano, el sevoflurano y el óxido

nitroso deprimen la conducción sináptica y disminuyen de forma

significativa la amplitud de los PEM miogénicos. Aunque las modi-

ficaciones de la técnica de estimulación han mejorado en cierto

sentido la monitorización de los anestésicos inhalatorios, la técnica

anestésica intravenosa total puede considerarse óptima. El fentanilo

y la ketamina influyen poco sobre los PEM miogénicos y se han

empleado con éxito como anestésicos combinados en una serie

amplia de pacientes que iban a someterse a una reparación de un

AAT con monitorización de los PE

M 183

. En esta serie de 210 pacien-

tes consecutivos se obtuvo la incidencia publicada más baja de defi-

ciencias neurológicas (2,4%) y de paraplejía permanente (1,4%

) 183

.

La temperatura corporal debería monitorizarse en dos sitios

(central y periférica) para valorar el enfriamiento y el calenta-

miento cuando se emplean técnicas de derivación. Sin embargo,

existe una diferencia importante entre la derivación parcial y la

completa en relación con la monitorización de la temperatura.

Cuando se realiza una derivación completa, la perfusión se suele

hacer en la aorta ascendente y es típico que la temperatura central

del hemicuerpo superior (es decir, nasofaringe o esófago) se caliente

y se enfríe con mayor rapidez, mientras que la temperatura de la

mitad inferior del cuerpo cambia más lentamente. En la derivación

parcial sucede lo contrario. La sangre de la derivación vuelve a la

arteria femoral y la parte inferior del cuerpo (es decir, recto o

vejiga) experimenta cambios antes que la parte superior. Es

importante conocer estas diferencias para conseguir un enfria-

miento y calentamiento completos, porque el desfase de tempera-

tura es el criterio en el que se basa el resultado del enfriamiento y

el calentamiento.

Anestesia para la cirugía vascular

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Sección IV

Anestesia por subespecialidades en el adulto

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