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la perfusión aórtica dista

l 177,212 .

La presión de perfusión medular se

define como la presión aórtica distal media menos la presión del

LCR o la presión venosa central, usando el valor más alto. La auto-

rregulación del flujo sanguíneo medular es similar a la autorregu-

lación cerebral y el flujo de sangre se mantiene relativamente

constante en un intervalo desde 50 a 125mmHg. Durante la hipoxia

o la hipercapnia se pierde la autorregulación y el flujo adopta una

relación lineal con la presión de perfusión. Por tanto, puede man-

tenerse un flujo significativo, incluso con presiones de perfusión

muy bajas. Parece que el drenaje del LCR es importante, ya que la

presión del LCR suele aumentar (entre 10-15 mmHg) durante el

pinzamiento de la aorta torácica descendente. El aumento de la

presión del LCR disminuye la presión de perfusión medular e

incrementa la probabilidad de lesiones medulares isquémicas.

A pesar de las pruebas obtenidas en estudios en animales

sobre el papel protector del drenaje del LCR sobre la médula

espinal, la aplicación clínica de esta técnica es contradictoria. En

un ensayo aleatorizado se demostró una menor incidencia de para-

plejí

a 213 ,

mientras que en otro no se demostraron beneficio

s 214 .

La

mayor parte de las pruebas a favor del drenaje del LCR proceden

de estudios no aleatorizados de cohortes históricas en los que se

combinaba esta técnica con otras, como la administración intrate-

cal de papaverin

a 213,215

o la derivación parcial hipotérmic

a 177,182,199,212

.

Coselli y cols

. 216

ofrecieron las pruebas más sólidas a favor de la

eficacia del drenaje del LCR. Realizaron un ensayo clínico prospec-

tivo aleatorizado para valorar el impacto del drenaje del LCR sobre

la incidencia de lesiones medulares después de la reparación de

AAT de los tipos I y II de Crawford. El drenaje lograba una dismi-

nución del 80% del riesgo relativo de déficit postoperatorio. Nueve

pacientes del grupo control (13%) sufrieron una paraplejía o una

paraparesia, comparado con los dos del grupo de drenaje del LCR

(2,6%). En ambos grupos de tratamiento se llevaron a cabo diversas

medidas, como la derivación de las cavidades cardíacas izquierdas,

una heparinización moderada, la hipotermia ligera permisiva, y la

reimplantación de arterias intercostales y lumbares permeables se

hicieron en ambos grupos de tratamiento. La presión del LCR que

quería alcanzarse fue de 10 mmHg. Se ha demostrado también (en

casos publicados) que el drenaje del LCR revierte las deficiencias

neurológicas de aparición tardía tras la reparación abiert

a 217

y

endovascula

r 218

de un AAT.

1778

Anestesia por subespecialidades en el adulto

IV

Figura 52-12

 Diagrama de la irrigación de la médula espinal en la que se muestran las ramas radiculomedulares anterior y posterior en una proyección lateral.

La irrigación principal de la porción toracolumbar de la médula espinal procede de la arteria de Adamkiewicz, cuyo origen es variable y en general se ramifica

desde la aorta en la región de T9 a T12.

(De Djindjian R: Arteriography of the spinal cord.

Am J Roentgenol Radium Ther Nucl Med

107:461-478, 1969.)