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aórticas, como la disección, las úlceras penetrantes, la rotura y las

secciones transversales traumáticas.

Las intervenciones sobre la aorta toracoabdominal necesitan

sistemas de injertos endovasculares nuevos (es decir, multirramifi-

cados o fenestrados) o abordajes híbridos por etapas. Los disposi-

tivos de injerto-endoprótesis tubulares aórticos puedenmodificarse

para incorporarles una combinación de ventanas y ramas basada

en la anatomía del segmento aórtico visceral. Estos dispositivos

complejos se emplean actualmente en Europa, pero están a la

espera de su autorización en Estados Unidos por parte de la FDA

una vez que finalicen los ensayos clínicos que están en marcha. Los

abordajes híbridos requieren a menudo una derivación visceral y

renal abiertas, seguidas de la implantación de la endoprótesis-

injerto por encima del segmento visceral «desramificado». Se están

empleando abordajes parecidos para tratar aneurismas complejos

que afectan al cayado aórtico distal. En los pacientes con una pato-

logía aneurismática de todo el cayado aórtico se ha combinado el

procedimiento tradicional en «tronco de elefante» con una inter-

vención de injerto-endoprótesis en un segundo tiempo sobre la

aorta torácica descendente. El extremo distal del tronco de elefante

sirve como punto de unión proximal para el injerto-endoprótesis.

Técnica endovascular

El abordaje endovascular se puede realizar sin necesidad de grandes

incisiones, disecciones extensas, tiempos de pinzamiento aórtico

prolongados ni grandes pérdidas de sangre o de desplazamientos

de líquidos, como se producen en la reparación abierta. El punto de

acceso arterial para la colocación endovascular de un injerto-endo-

prótesis se elige según el tamaño del vaso y el grado de ateros­

clerosis obstructiva. La técnica exige normalmente incisiones

bilaterales transversales en la ingle para dejar expuestas las arterias

femorales comunes. En los pacientes con una afectación grave de

las arterias femorales o ilíacas se puede realizar una angioplastia

con globo o una endarterectomía local que permita introducir el

sistema de colocación. Durante la reparación endovascular de un

aneurisma de aorta abdominal pueden necesitarse intervenciones

adicionales retroperitoneales hasta en un 20% de los caso

s 253 .

Entre

sus indicaciones están las arterias ilíacas externas pequeñas que

limitan el acceso femoral y un aneurisma simultáneo de la arteria

ilíaca que impide fijar distalmente al injerto-endoprótesis en la

arteria ilíaca común. En estos casos se realiza una incisión trans-

versal abdominal baja con disección retroperitoneal para exponer

la arteria ilíaca y se sutura un conducto sintético (de forma termi-

nolateral o terminoterminal) en la arteria ilíaca común. El sistema

de colocación se introduce en la aorta por vía endoluminal a través de

este conducto ilíaco. Al terminar la intervención puede ligarse el

conducto, unirlo a la arteria ilíaca externa (injerto de interposición)

o unirlo a la arteria femoral común (injerto de derivación iliofe-

moral). Aunque las intervenciones adicionales retroperitoneales

pueden permitir la realización de reparaciones endovasculares de

la aorta en un número de pacientes mayor, se asocian a un riesgo

de complicaciones más alto, a pérdidas sanguíneas más altas, a una

duración más prolongada de la intervención y a un ingreso hospi-

talario más largo que la reparación endovascular mediante el

acceso femoral convenciona

l 253 .

Obviamente, la ventaja que supone

el carácter menos cruento de las técnicas endovasculares frente a

la reparación abierta se reduce cuando se necesitan técnicas adi-

cionales. Estas técnicas adicionales pueden necesitarse también

para la reparación endovascular de la aorta torácica. En una serie

de pacientes con diversos tipos de afecciones aórticas se describió

que el 25% precisaba de un acceso quirúrgico abierto a la aorta y

el 21%, una transposición entre la subclavia izquierda y la carótida

para conseguir un lugar de fijación proximal adecuad

o 254 .

Las habilidades técnicas necesarias para la cirugía endovas-

cular aórtica se basan principalmente en el manejo de catéteres,

aunque pueden necesitarse en ocasiones procedimientos quirúr-

gicos complementarios. Por tanto, todos los cardiólogos, radiólo-

gos y cirujanos vasculares bien formados pueden realizar el

tratamiento endovascular de la patología aórtica. Suele realizarse

un abordaje multidisciplinario en el que se ofrece a los pacientes

la experiencia de especialistas quirúrgicos y en el manejo de caté-

teres. Aunque no se ha determinado un estándar, los requisitos de

la cirugía aórtica endovascular son los mismos en todos los lugares

en los que se realiza. El quirófano convencional es el lugar ideal

desde la perspectiva quirúrgica y anestésica, sobre todo si es

preciso reconvertir el procedimiento a una cirugía abierta. El qui-

rófano debe estar equipado con todo el material para los sistemas

endovasculares, equipos radiológicos portátiles y una camilla de

angiografía. Las salas de angiografía suelen estar dotadas de herra-

mientas radiológicas de mayor calidad y mesas de angiografía

mejores, y están mejor equipadas para manejar la radiación ioni-

zante. Las técnicas de imagen superiores pueden disminuir la

exposición radioactiva y la carga de medios de contraste. En un

intento por proporcionar un entorno óptimo para intervenciones

endovasculares multidisciplinares, muchos centros están constru-

yendo sofisticadas salas de angiografía quirúrgica sofisticadas

dentro o adyacentes a los quirófanos.

Para poder colocar injertos-endoprótesis endovasculares en la

aorta se necesitan estudios diagnósticos radiológicos preoperatorios

con el fin de evaluar y delimitar con precisión la anatomía aórtica.

En los aneurismas de aorta abdominal es importante conocer la

longitud y el diámetro del cuello proximal, localizar las ramas aórti-

cas e ilíacas más importantes (arterias renales accesorias, arteria

mesentérica inferior y arterias hipogástricas) y determinar las carac-

terísticas del punto de fijación distal. La reparación endovascular

puede verse imposibilitada en muchos pacientes en presencia de una

angulación notable del cuello del aneurisma, un cuello corto, un

diámetro grande del cuello o una calcificación aórtica importante.

Con frecuencia se realiza una ETE y una ecografía intravascular

para localizar los puntos de salida y entrada de las disecciones y para

confirmar la localización exacta del injerto-endoprótesis.

Los injertos-endoprótesis endovasculares se elaboran a

medida para cada paciente en función de su anatomía aórtica. Cada

dispositivo de colocación del injerto-endoprótesis endovascular

cuenta con un método de despliegue propio y puede haber nume-

rosas variaciones individuales para la técnica. Los endoinjertos de

primera generación no estaban dotados por completo de endopró-

tesis y era preciso expandir un globo en la porción proximal al

desplegarlos. Los ganchos metálicos de la porción proximal se

incrustaban en la pared aórtica al expandir el globo, lo que permitía

una oclusión completa de la aorta, muy parecida al pinzamiento

aórtico. Estos endoinjertos sin sistemas de soporte eran más pro-

pensos a complicaciones como migración o acodamientos. La

migración distal durante el desplegamiento del endoinjerto proxi-

mal resultaba especialmente problemática durante la colocación de

endoinjertos intratorácicos. La hipotensión inducid

a 255 ,

la asistolia

inducida por adenosin

a 256

y la fibrilación ventricular inducid

a 257

se

han empleado con éxito para disminuir la migración del endoin-

jerto durante su despliegue. Los endoinjertos de última generación

están totalmente dotados de endoprótesis (es decir, injerto-endo-

prótesis) y son autoexpandibles. No es preciso expandir el globo en

el momento del despliegue. La migración de este dispositivo de

injerto-endoprótesis en el momento de desplegarlo se evita en gran

medida y se reducen las complicaciones asociadas. Se puede

emplear un globo aórtico trilobulado exclusivo para expandir el

injerto-endoprótesis con la finalidad de yuxtaponer la aorta tras el

despliegue sin ocluir la aorta por complet

o 258 .

Aunque ya no se

considera un requisito, puede usarse una hipotensión inducida leve

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Anestesia por subespecialidades en el adulto

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