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del nitroprusiato se refleje tan rápido como sea posible en el com-

partimento central. Hay pros y contras teóricos para los diversos

medicamentos hipotensivos. Los datos señalan que las pautas que

incluyen la utilización de un fármaco que también sea vasodila-

tador cerebral (p. ej., isoflurano, nitroprusiato) son preferibles, en

términos de aporte de oxígeno al cerebro, frente a aquellas estra-

tegias que no impliquen vasodilatación cerebral (p. ej., trimetafán,

hipovolemia controlada

) 201 .

La elección debe realizarse en última

instancia según la pauta que obtenga el control más preciso de la

PAM, en las manos de cada anestesista individualmente. En ocasio-

nes, al anestesista se le solicitará un control de la PAM en el rango

de 40 a 50 mmHg en el caso de una hemorragia arterial activa. Esta

tarea puede resultar extremadamente difícil en un paciente que se

encuentre hipovolémico al comienzo del episodio hemorrágico.

Por consiguiente, nuestra práctica es mantener la normovolemia.

Hipertensión inducida.

La hipertensión puede resultar

necesaria durante períodos de oclusión arterial temporal (v. más

adelante la sección sobre atrapamiento) para aumentar el FSC co-

lateral. Además, tras colocar los clips en el aneurisma, algunos ciru-

janos pinchan su cúpula para confirmar la adecuada colocación de

los clips y pueden requerir una elevación transitoria de la presión

sistólica a 150 mmHg, para lo que es adecuada la adrenalina.

Hipocapnia.

La hipocapnia se ha utilizado de forma tradicional

como complemento para la relajación cerebral. Esta práctica tam-

bién ha sido cuestionada debido a la preocupación de que agrave la

isquemia (v. la sección anterior sobre el control de la Paco

2

). Tal vez

las circunstancias de la PIC y de la relajación cerebral deban dictar

qué se use o qué se evite.

Drenaje lumbar de LCR.

Algunos cirujanos emplean este dre-

naje de forma programada para facilitar la exposición. Sin embargo,

es una técnica en retroceso, porque los cirujanos han apreciado que

el mismo efecto relajador cerebral se puede conseguir liberando el

LCR de las cisternas basales. Resulta adecuado, cuando se aplica

un drenaje lumbar de LCR, evitar una excesiva pérdida de LCR.

Hay que evitar una disminución repentina del gradiente de presión

transmural a través de la cúpula del aneurisma (por una reducción

repentina de la PIC tras un drenaje considerable de LCR), ya que tal

descompresión podría en teoría estimular una nueva hemorragia.

Una vez se haya verificado la permeabilidad del sistema de drenaje

lumbar, la práctica habitual es dejarlo cerrado hasta el momento en

el que el cirujano abra la duramadre. En ese momento puede abrir-

se el drenaje y permitir que fluya libremente con la bolsa a nivel del

suelo. Hay que interrumpir rápidamente el drenaje tras la retirada

final de los retractores para permitir que el LCR se reacumule, y

que de ese modo se reduzca el tamaño del posible neumoencéfalo.

El drenaje suele retirarse en el postoperatorio inmediato.

Manitol.

Algunos neurocirujanos utilizan el manitol de una for-

ma un tanto intensiva (p. ej., 2 g/kg). En parte se utiliza para lograr

una contracción cerebral y así favorecer su exposición y reducir la

presión del retractor. Hay pruebas de que puede presentar benefi-

cios adicionales. En concreto, los datos derivados de estudios tanto

en animales como en seres humanos indican que el manitol puede

tener un efecto estimulador del FSC en regiones donde hay una

moderada reducción del mism

o 202-205 .

El mecanismo no está defini-

do. Sin embargo, se ha propuesto que pueden contribuir la dismi-

nución de la presión tisular intersticial alrededor de los capilares o

una alteración de la reología sanguínea o ambas. Por lo general, el

manitol se administra en dosis de 1mg/kg inmediatamente antes de

la apertura dural. Los cirujanos que creen en el efecto estimulador

del flujo pueden solicitar una segunda dosis de 1mg/kg, aproxima-

damente 15 minutos antes de la oclusión temporal prevista.

Atrapamiento

En ocasiones resulta necesario que el cirujano «atrape» el aneu-

risma (es decir, que ocluya temporalmente el vaso a cada lado del

aneurisma) para completar la disección de su cuello y aplicar el

clip. Esta técnica es más habitual en los aneurismas grandes.

Cuando existen aneurismas gigantes en la vecindad del sifón caro-

tídeo, la oclusión inferior puede realizarse a nivel de la arteria

carótida interna a través de una incisión separada en el cuello. Un

estudio clínico efectuado por Samson y cols

. 206

sobre el pronóstico

neurológico tras una oclusión temporal en adultos normotérmicos

y normotensos reveló que se toleraban tiempos de oclusión infe-

riores a 14 minutos de forma invariable. La probabilidad de una

lesión isquémica aumentaba con oclusiones más prolongadas y

alcanzaba el 100% en oclusiones superiores a 31 minuto

s 206 .

En otro

centro, el umbral de lesión isquémica fue de 20 minutos de oclu-

sió

n 207 .

Por regla general, resultará adecuado mantener la PAM en

niveles de elevados a normales durante los períodos de oclusión

para facilitar el FSC colateral.

Protección cerebral

Las técnicas relevantes para la protección cerebral son: mantener

la PAM para asegurar el flujo colateral y la perfusión bajo los

retractores, una relajación cerebral eficaz para facilitar el acceso

quirúrgico y reducir la presión del retractor, limitar la duración de

los episodios de oclusión temporal, y quizá una ligera hipotermia.

Se han utilizado anestésicos específicos para proteger el cerebro (v.

la descripción en el cap. 3). El etomidato y el propofol son los más

habituales. Sin embargo, no ha habido demostraciones de labora-

torio convincentes de que el propofol consiga una mayor tolerancia

ante una agresión isquémica estandarizada que la anestesia con

agentes inhalatorios. Los intentos de demostrar la protección del

etomidato en un modelo animal de isquemia focal demostraron un

efecto adverso del etomidat

o 208 .

Un estudio clínico durante la colo-

cación de clips en aneurismas demostró la aparición de descensos

en la Po

2

del tejido cerebral asociados con la administración de

etomidato, lo que contrastaba con los aumentos de la Po

2

cerebral

que se producían con la introducción de desflurano. Durante la

oclusión posterior temporal del vaso, el pH tisular disminuía de

forma alarmante en los pacientes que recibieron etomidato y no

variaba con el desflurano

209 .

Aunque los datos disponibles no apoyan en conjunto la

afirmación de que el etomidato resulte perjudicial en el ámbito

quirúrgico de los aneurismas, nosotros creemos que deben disua-

dir a todos los anestesistas de recomendar la administración de este

fármaco como una sustancia protectora en dicho ámbito. Con

relación a los anestésicos volátiles, los intentos de confirmar en el

laboratorio la anunciada eficacia protectora del isoflurano no han

demostrado diferencia alguna entre los diversos compuestos en

términos de su influencia sobre el pronóstico tras una isquemia

focal o globa

l 208,210-212

. Tampoco se ha demostrado una mayor efi-

cacia protectora con concentraciones de anestésicos volátiles sufi-

cientes como para causar supresión en el EEG en contraposición a

unos niveles inferiores (p. ej., 1,0 CAM

) 212,213

. No obstante, estos

estudios en animales sí sugieren que una agresión isquémica expe-

rimental estandarizada se tolera mejor, en relación al estado de

vigilia, en animales que reciben un anestésico voláti

l 211,212,214 .

Además, los datos derivados de animales también sugieren que

puede haber una ventaja protectora relativa para aquella técnica

anestésica que incluya un anestésico volátil respecto a la técnica

que sólo usa N

2

O y un opiáce

o 212,214

.

La magnitud de las diferencias entre anestésicos y la ausen-

cia de pruebas significativas en pacientes impiden la recomenda-

ción de un régimen anestésico determinado en un libro de consulta.

Los principales objetivos anestésicos son el control hemodinámico

preciso y un despertar oportuno, y estas dos premisas deben dictar

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Anestesia por subespecialidades en el adulto

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