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las complicaciones «hiperémicas» visibles tras una endarterecto-

mía o angioplastia carotídeas.

En algunos libros de texto se ha atribuido a una obliteración

aguda de la vía de alto volumen y baja resistencia (la MAV) que

durante muchos años ha estado robando sangre de los tejidos vas-

culares circundantes marginalmente perfundidos. Se ha teorizado

que estos tejidos han estadomucho tiempo en vasodilataciónmáxima

sin necesidad alguna de vasoconstricción y se han vuelto incapaces

de esto último. Sin embargo, no toda la información disponible

coincide por completo con este mecanism

o 221-223

. Las complicaciones

«hiperémicas» que se aprecian probablemente no son pasivas. Se

puede especular que la vasodilatación es de origen neurogénico o

que implica a algún tipo de señal paracrina. Tales episodios podrían

inducir una activación de las proteasas de la pared vascular y llevar

a edema vasogénico o rotura vascular. Los índices de flujo por encima

de lo normal también pueden activar la actividad proteasa. Se nece-

sitan estudios adicionales en este campo.

Técnica anestésica

Las limitaciones terapéuticas son esencialmente las mismas que las

relacionadas con la cirugía de aneurismas, aunque el riesgo de

rotura intraoperatoria es mucho menor. Las prácticas varían entre

los distintos centros. Nosotros no utilizamos hipotensión inducida

a no ser que se precise por una hemorragia. Creemos que los

efectos de la desvascularización de la MAV sobre el parénquima

circundante se apreciarán mejor si dicha desvascularización se

realiza a presión normal. Si se produce un edema cerebral refrac-

tario, resulta esencial un control sanguíneo estrecho; podemos

reducir la PAM para controlar el edema. Las complicaciones hipe-

rémicas con la cirugía carotídea parecen relacionadas, pero no

únicamente determinadas, por un mal control de la presión san-

guínea posterior al tratamiento. La especulación es que el flujo

sanguíneo a través del área afectada es de presión pasiva y dismi-

nuirá a medida que se reduzca la PAM.

En los episodios graves de edema, nosotros hemos utilizado

(además de la hipotensión, que empleamos con cuidado por el

riesgo asociado de isquemia) hipocapnia, hipotermia y barbitúri-

cos. Estas tres últimas técnicas probablemente sirvan para reducir

la masa sólo del parénquima cerebral normal: la hipocapnia a

través de un efecto directo sobre el FSC, y los barbitúricos y la

hipotermia mediante los efectos acoplados de la reducción del IMC

sobre el FSC. La hipotermia inducida también es un complemento

para minimizar las dosis de barbitúricos. Nosotros buscamos evitar

la hipertensión postoperatoria en todas las neurocirugías; sin

embargo, es en la cirugía de las MAV donde este objetivo debe

plantearse con mayor cuidado, por la preocupación de que el

parénquima «con disautorregulación» adyacente a la MAV rese-

cada desarrolle edema o hemorragia si se produce hipertensión.

Traumatismos craneales

Intubación de un paciente con un traumatismo craneal

El primer encuentro del anestesiólogo con un paciente que ha

sufrido un traumatismo craneoencefálico (TCE) puede surgir

como resultado de una solicitud de ayuda para el control de la vía

respiratoria. Se ha determinado de forma empírica que los pacien-

tes con puntuaciones de la GCS de 7 a 8 o inferiores

( tabla 53-10 )

requerirán al final intubación y ventilación controlada para el

control de la PIC o de la vía aérea (o de ambas). Los pacientes con

traumatismos craneales menos graves también pueden precisar

intubación debido a la disfunción cardiopulmonar relacionada con

el traumatismo o, cuando no cooperan, para facilitar los procedi-

mientos diagnósticos.

El anestesiólogo, a la hora de escoger la técnica de intuba-

ción, puede encontrarse con varias limitaciones conflictivas

( tabla 53-11 )

, que incluyen: 1) PIC elevada, 2) repleción gástrica,

3) inestabilidad de la columna cervical, 4) vía aérea insegura (p. ej.,

presencia de sangre, posible lesión laringotraqueal, posible fractura

de la base del cráneo), 5) volemia inestable, 6) paciente no coopera-

dor y agresivo y 7) hipoxemia. No existe una forma «correcta» y la

«mejor» estrategia estará determinada por el peso relativo de estos

diversos factores junto con el grado de urgencia. Sin embargo, el

anestesiólogo no debe distraerse en poner un énfasis excesivo

inicial sobre la PIC. Hay que mantener la atención sobre el ABC de

la reanimación: asegurar la vía aérea

(Airway),

garantizar el inter-

cambio gaseoso

(Breathing)

y estabilizar la

C

irculación son priori-

dades iniciales superiores al control de la PIC. No se puede arriesgar

la pérdida de la vía respiratoria o la producción de una hipotensión

intensa por evitar la tos debida al tubo o una breve hipertensión

durante la intubación.

Columna cervical

La posibilidad de ocasionar o de agravar una lesión de la columna

cervical es una preocupación relevante. Aproximadamente el 2%

de los pacientes con un traumatismo cerrado que sobreviven hasta

llegar al hospital y entre el 8-10% de los pacientes víctimas de un

1834

Anestesia por subespecialidades en el adulto

IV

Tabla 53-10

 Escala de coma de Glasgow

Ojos abiertos

Nunca

Al dolor

Al hablarle

Espontáneamente

1

2

3

4

Mejores respuestas verbales Ninguna

Balbuceo/sonidos incomprensibles

Palabras inadecuadas

Confuso, pero conversa

Orientado

1

2

3

4

5

Mejores respuestas motoras Ninguna

Extensión (rigidez de

descerebración)

Flexión anómala (rigidez de

decorticación)

Retirada

Localiza el dolor

Obedece órdenes

1

2

3

4

5

6

Total

3-15

Tabla 53-11

 Factores que pueden ser relevantes durante la intubación

de un paciente con un traumatismo craneal

Repleción gástrica

Columna cervical inestable

Vía respiratoria inestable

Sangre

Lesión de la vía respiratoria (laringe, cartílago cricoaritenoideo)

Fractura de la base del cráneo

Estado de volumen inestable

No cooperador/agresivo

Hipoxemia

PIC elevada

PIC, presión intracraneal.