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incluyen una patología preexistente, como hipertensión crónica,

hipertensión inducida por el embarazo, preeclampsia, consumo

materno de cocaína, ingesta excesiva de alcohol, tabaco, y antece-

dentes previos de desprendimiento de placenta.

El desprendimiento prematuro de placenta se puede mani-

festar como un sangrado vaginal y sensibilidad uterina. Pero, como

se muestra en la

figura 59-16 ,

la pérdida sanguínea puede subesti-

marse debido a la posibilidad de que una hemorragia importante

quede retenida detrás de la placenta. El desprendimiento puede ser

leve, moderado o grave, dependiendo del grado de separación de

la placenta. La CID puede asociarse con un desprendimiento pre-

maturo de placenta y su incidencia llega hasta el 30% con un

desprendimiento lo suficientemente grande como para producir la

muerte feta

l 276 .

El manejo obstétrico depende de la gravedad del sangrado

y de la situación fetal. Es preciso canalizar una vía intravenosa de

gran calibre en el ingreso y tomar muestras sanguíneas para

determinar hematocrito basal, estudio de coagulación, grupo san-

guíneo y pruebas cruzadas. El tratamiento de la CID asociada

consiste en extracción del feto y la placenta, reposición de la

volemia materna y corrección de la coagulación con hemoderi-

vados. A pesar de que no existen ensayos controlados y aleatorios

sobre el uso de factor VIIa recombinante en la hemorragia obs-

tétrica no controlada, los informes publicados, aunque por ahora

con evidencias anecdóticas, apoyan su uso en las hemorragias

obstétricas masivas y en la coagulopatía relacionada con el embo-

lismo de líquido amniótic

o 277

. Las guías clínicas europeas señalan

que todos los intentos para controlar el sangrado deben ser con

métodos convencionales, incluidas la administración de los

hemoderivados tradicionales y la corrección de los factores habi-

tuales que interfieren con la coagulación. El factor VIIa recombi-

nante no debe sustituir a estos tratamientos sino que debe ser

administrado como adyuvante en el control de una paciente con

hemorragia

278 .

Si se considera necesario realizar un procedimiento quirúr-

gico en mujeres con inestabilidad hemodinámica o coagulopatía,

es preferible utilizar anestesia general con intubación endotraqueal

que anestesia regional. La monitorización de la presión arterial

invasiva y de la presión venosa central es útil para dirigir la repo-

sición de la volemia.

Placenta previa

Se habla de placenta previa cuando la implantación de la placenta

en el útero es baja, pudiendo cubrir parcial o totalmente el orificio

cervical interno. La placenta previa está presente en aproximada-

mente el 0,6% de los embarazos. Puede clasificarse como

total

si la

placenta cubre totalmente el orificio,

parcial

si el orificio cervical

está ocupado en parte por la placenta y

marginal

si la placenta no

cubre pero su borde inferior llega al orificio cervical interno

( fig. 59-17

). Esta patología es más frecuente en mujeres multíparas

y es especialmente habitual en las que han tenido partos por

cesárea. A diferencia del desprendimiento prematuro de placenta,

la placenta previa se suele caracterizar por un sangrado vaginal

indoloro en el tercer trimestre. El sangrado puede cesar de forma

espontánea, en cuyo caso se recomienda tratamiento conservador.

Sin embargo, si el sangrado persiste, la estabilización de la madre

y el nacimiento del niño son obligados.

Placenta ácreta

En algunas ocasiones, la placenta puede estar adherida al lugar de

implantación con ausencia de la decidua, una anomalía que produce

la inexistencia del plano de separación de la placa decidual. Esta

patología se denomina

placenta ácreta

y puede provocar situacio-

nes que pongan en peligro la vida. Como muestra la

figura 59-18 ,

la placenta ácreta se puede clasificar en función del grado de pene-

tración de la placenta en el miometrio. Esta condición ocurre

cuando la placenta está adherida al miometrio. Se habla de placenta

íncreta cuando la placenta invade el miometrio. La placenta pér-

creta se define como aquella placenta que se desarrolla a través del

miometrio y puede adherirse a estructuras circundantes. Las

pacientes con una o más cesáreas previas tienen más riesgo de tener

placenta ácreta, como se observa en la

figura 59-19

. Con el reciente

avance de la ultrasonografía, actualmente es posible diagnosticar

lamayoría de los casos de placenta ácreta antes del part

o 279 .

También

se puede evaluar la extensión de la invasión del trofoblastomediante

resonancia magnética (RM

) 280 .

Si se la detecta con los estudios

radiológicos, se pueden utilizar técnicas como la embolización

Anestesia en obstetricia

1997

59

Sección IV

Anestesia por subespecialidades en el adulto

© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito

Figura 59-17

 Tipos de placenta previa.(

Reproducida de Suresh MS, Belfort MA: Antepartum hemorrhage. En Datta S [ed.]:

Anesthetic and Obstetric

Management of High Risk Pregnancy,

2.ª ed. St. Louis, CV Mosby, 1996, pág. 93. Illustration copyright 1995. Baylor College of Medicine

.)