ansiedad y el paciente deje de colabora
r 172,173. Una vez terminada la
estabilización quirúrgica y resuelto el shock espinal, es posible la extu-
bación y la ventilación espontánea, aunque la neumonía es una com-
plicación muy frecuente en estos casos y puede llegar a ser necesaria
una traqueostomía para facilitar una adecuada limpieza pulmonar.
Manejo intraoperatorio de las lesiones de médula espinal
El paciente que va a ser intervenido quirúrgicamente para la reduc-
ción y fijación de una fractura de la columna plantea un gran
número de retos para el anestesiólogo. El primero y principal es la
necesidad de intubación endotraqueal en un paciente con una
lesión cervical conocida. La laringoscopia directa manteniendo la
estabilización manual del eje del cuello es apropiada en una situa-
ción de urgencia y en pacientes inconscientes, agresivos o con
hipoxia en los que no se conoce el estado de la médul
a 174 .En el
quirófano, con un paciente despierto, alerta y colaborador se
pueden utilizar otros métodos de intubación que producen menos
desplazamiento de la columna cervical y presumiblemente menor
riesgo de agravar una lesión medular inestable. La práctica más
común es la intubación con fibroscopio con el paciente despierto.
Aunque la vía nasal proporciona un camino más sencillo para la
intubación de la mayor parte de los pacientes, conlleva un mayor
riesgo de producción de sinusitis en la UCI si el paciente no es
extubado al término de la intervención. La intubación oral puede
presentarse, en principio, como un mayor desafío técnico, pero es
mucho mejor cuando el paciente ha de permanecer con ventilación
mecánica. También pueden utilizarse otros sistemas como la intu-
bación nasal a ciegas, la transiluminación a través de un fiador, el
uso de una mascarilla laríngea de intubación, un GlideScope, un
laringoscopio de Bullard u otros instrumentos para la laringoscopia
indirecta. Se aconseja utilizar el equipo y las técnicas a las que el
médico esté más acostumbrado, siempre que se tenga como obje-
tivo conseguir con éxito la intubación traqueal, minimizando la
posibilidad de movimiento de la columna cervical y manteniendo
la capacidad de evaluar la función neurológica tras su colocación.
Traumatismos óseos y de partes
blandas
Las lesiones musculoesqueléticas son la indicación más frecuente
de tratamiento quirúrgico en la mayoría de los centros traumato-
lógicos
(v. cap. 60).Es importante estar familiarizado con técnicas
de anestesia regional, ya que puede ser suficiente en muchos de los
procedimientos. La duración de la cirugía, sobre todo si se trata de
pacientes con múltiples lesiones, implica prestar especial atención
a la posición del paciente, al mantenimiento de la normotermia, al
equilibrio de líquidos y a una adecuada perfusión periférica.
Durante los últimos 15 años la prioridad para el manejo de
un paciente con un traumatismo múltiple incluía la estabilización
de las fracturas de los huesos largos, de la columna, de la pelvis y
las acetabulares. De otra forma, se aumenta la morbilidad, las com-
plicaciones pulmonares y la estancia hospitalari
a 175,176. En un
estudio, sólo el 2% de los pacientes con fractura de diáfisis femoral
estabilizada en las primeras 24 horas tuvieron complicaciones pul-
monares, frente a un 38% de pacientes en los que la estabilización
de la fractura se demoró más de 48 hora
s 176 .Cuadros específicos
Las luxaciones de cadera son muy frecuentes tras un fuerte trau-
matismo y se acompañan generalmente de fractura del acetábulo.
Aunque el tratamiento de la fractura puede posponerse, la luxación
2066
Anestesia por subespecialidades en el adulto
IV
Figura 62-11
Mecanismos de lesión medular. El
traumatismo mecánico de la médula espinal está
exacerbado por la hipoperfusión sistémica o la
hipoxia.
(Reproducido con autorización de
Dutton RP: Spinal cord injury.
Int Anesthesiol Clin
40:109, 2002.)