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Armas químicas y biológicas: la misión del anestesista

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Sección IV

Anestesia por subespecialidades en el adulto

© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito

Agentes de guerra química y biológica liberados

durante la última parte del siglo

xx

En 1995 se produjo el primer empleo terrorista registrado de un

agente de guerra química contra población civil, con la liberación

del agente nervioso sarín en los ataques de Matsumoto y Tokio

(Japón), de modo que fue la primera vez que los equipos médicos

hospitalarios se pusieron en contacto directo con la guerra química

durante el tratamiento inicial y de continuación de las víctima

s 2,26 .

Debido a la falta de experiencia, hubo varios afectados entre el

personal de urgencias, pero el número de fallecimientos fue bajo.

El suceso enseñó varias lecciones a los médicos, incluidos los anes-

tesistas. La primera fue que el uso por un grupo terrorista de lo que

hasta el momento era un agente de guerra química militar era

posible. En segundo lugar, el control del incidente subrayó todas

las lecciones aprendidas por el sistema MATPEL respecto a que las

víctimas secundarias entre el personal asistencial se produjeron

por la falta de control, protección y descontaminación. En tercer

lugar, los fallecimientos producidos en el punto de liberación se

debieron sobre todo a la falta de reanimación in situ. En cuarto

lugar, el tratamiento clínico bien documentado de los miles de

casos que ingresaron en hospitales proporcionó por vez primera

una significativa base de datos de la exposición de una población

a un agente nervios

o 27 .

Peligros y amenazas

Los conceptos de peligro y amenaza suelen confundirse. Los

agentes de GQB son peligrosos por definición, por lo que se con-

trolan de forma estricta por las previsiones del sistema MATPEL.

El término

amenaza

se suele usar en el contexto militar si un

peligro se ha transformado en arma y el agresor tiene la capacidad

y la intención de utilizarla. La relación puede expresarse mediante

una sencilla ecuación:

Amenaza = peligro + capacidad + intención

Para ofrecer una respuesta médica equilibrada, hay que saber

que muchos de los peligros de GQB que provocan preocupación a

la opinión pública son difíciles de convertir en armas y liberarlos.

Conocer estos datos es esencial para los equipos médicos, porque

reduce la probabilidad de encontrar víctimas de un ataque de GQB

a un número limitado de agentes, cuyas propiedades y fisiopato­

logía pueden considerarse antes de que se produzcan dichas

víctimas.

Modos de dispersión de los agentes

de guerra química y biológica

Dispersión de agentes químicos

Dispersión militar.

 Durante la guerra, la dispersión de agentes

de GQB es una acción deliberada que se logra mediante proyectiles,

misiles o por fumigación. La dispersión como aerosol es la técnica

esencial que permite atacar por vía respiratoria, pero en los agentes

más persistentes, diseñados para contaminar el terreno, el uso de

sistemas de fumigación es más habitual. Estos agentes son activos

por vía percutánea.

Cerca del final de la Primera Guerra Mundial, los agentes de

guerra química se dispersaban de forma casi exclusiva mediante

proyectiles explosivos. Al fin de la guerra, el 40% de las cargas eran

químicas, lo que indica la eficacia de estos agentes en el campo de

batall

a 14 .

El auge de los bombardeos aéreos antes de la Segunda

Guerra Mundial suscitó grandes temores de que las ciudades fueran

aniquiladas por ataques con gases, aunque esto nunca ocurrió y

ahora se sabe que la diseminación de agentes de guerra química

sobre una superficie extensa (en lugar de sobre un área táctica

limitada) mediante explosión no es fácil. Durante la Guerra Fría,

los soviéticos adquirieron una considerable experiencia en el

empleo de las baterías de misiles BM21/24 (órganos de Stalin), que

podrían liberar con rapidez una elevada concentración de gases no

persistentes, como el cianuro de hidrógeno. En esa época se desa-

rrollaron misiles como el Scud para la liberación de armas quími-

cas y se temió que hubieran sido perfeccionados para su uso por

Irak antes de la guerra del Golfo de 1991.

En el contexto militar, la dispersión de agentes tóxicos puede

ser manifiesta o disimulada. El ataque por cualquier medio suele

predecirse y ser detectable con los considerables recursos que los

militares pueden aportar a este grupo de agentes. Se emplean siste-

mas de detección específica en cualquier parte donde se perciba

la existencia de amenaza, y la propia amenaza suele apoyarse en la

información de inteligencia sobre los peligros de interés, lo que

significa que pueden ponerse a punto los sistemas. Las unidades de

reconocimiento de GQB también emplean dispositivos de detección

general, como la espectrografía de masas, en el campo de batalla.

Dispersión sobre población civil.

La dispersión de agentes

tóxicos sobre población civil suele ser accidental y por lo general

se manifiesta por las circunstancias del incidente. Los accidentes

de tráfico o de otros transportes, sobre todo cuando intervienen

vehículos que llevan placas de MATPEL, proporcionan una ad-

vertencia inmediata sobre la naturaleza del problem

a 20

. Pese a ello,

la dispersión accidental, sobre todo en países con malos recursos

de asistencia urgente, puede ser catastrófica, como en el caso de la

liberación masiva de metil isocianato en la ciudad india de Bhopal

en 1984, que provocó más de 5.000 muertos y 50.000 víctima

s 28 .

Las poblaciones civiles, a diferencia de sus homólogas militares,

suelen carecer de formación y están desprotegidas frente a la dis-

persión de agentes tóxicos. Además, el pánico inducido por el te-

mor de las acciones de los agentes de GQB dificulta la flexibilidad

de la respuesta médica urgente.

Dispersión de agentes de guerra biológica

La dispersión deliberada de agentes clásicos de guerra biológica,

como bacterias y virus, puede no ser tan fácil como los medios de

comunicación han hecho creer a la opinión pública. La eficacia

de la dispersión masiva supone realizarla en forma de aerosol, y

muy pocos agentes de guerra biológica son capaces de resistir los

estrés ambientales implicados. Se sabe desde hace mucho tiempo

que algunos, como las esporas del carbunco, tienen la suficiente

resistencia, por lo que han centrado la mayoría de la atención en

las investigaciones. Las otras únicas enfermedades bacterianas que

quizá se hayan usado como agentes de guerra biológica son la

turalemia, diseminada mediante pienso infectado, y la peste, de

la que se dijo haber sido utilizada por los japoneses durante la

Segunda Guerra Mundial en su campaña contra China, y en la que

el vector empleado fue la tradicional pulga transmitida por rata

s 14 .

La Unión Soviética realizó un considerable trabajo de investi-

gación durante la Guerra Fría para intentar descubrir nuevas formas

de dispersar agentes biológicos y para sumodificaciónmediante inge-

niería genétic

a 16 .

Esta tarea también perfeccionó agentes de origen

biológico que se situaban en la zona media de la gama de GQB, que

provocan sutiles efectos fisiopatológicos y que son difíciles de detectar

en el cuerpo mediante autopsia. En términos militares, la guerra

biológica siempre se ha visto como un arma debilitante, autopropa-

gable y de prolongada latencia, que podría utilizarse para degradar la

capacidad de las formaciones estáticas enemigas o aquellas funda-

mentales que operasen tras las líneas del frente, como los aeródromos.

En el ámbito civil, el posible uso por los terroristas aún está por esta-

blecer, pero los datos indican que el interés al respecto continú

a 29 .