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Anestesia por subespecialidades en el adulto

IV

El sistema CyberKnife (Accuray, Inc, Sunnyvale, California)

es un dispositivo de cirugía estereotáxica sin marco guiada por

imagen para el tratamiento de los tumores raquídeos. Un benefi-

cio potencial destacado del tratamiento radioquirúrgico de las

lesiones raquídeas es que puede efectuarse en un contexto ambu-

latorio, con una recuperación rápid

a 59

. El robot estereotáxico

NeuroMate (Renishaw plc, Gloucestershire, Reino Unido) es un

sistema sin marco que utiliza los datos de la RM para el trata-

miento de los trastornos de los movimiento

s 60 .

Los sistemas robó-

ticos compatibles con la RM también se han desarrollado para la

neurocirugía.

Los robots médicos aún tienen terreno que ganar en neuro-

cirugía. La integración de varias disciplinas como la robótica, la

inteligencia artificial, la nanotecnología y las redes computaciona-

les sofisticadas, podría revolucionar la práctica de la neurocirugía.

Cirugía urológica

La primera vez que se utilizó la robótica en urología fue a finales

de la década de 1980, cuando se desarrolló un marco robótico para

la resección transuretral de la próstata

(v. cap. 55 )

. Este marco se

construyó para sujetar el robot hexaaxial Unimate Puma. La segu-

ridad de este dispositivo proviene del marco circular de acero que

restringe y limita al robot a un arco de resección preciso. Los pro-

cedimientos pueden realizarse con más rapidez con un instru-

mento robótico y, dado que la hemostasia sólo se requiere una vez

al final del procedimiento, hay menos tiempo para la absorción de

líquido de irrigación. El robot Puma se ha utilizado para resecar el

tejido prostático con segurida

d 61 .

El robot de acceso percutáneo (PAKY-RCM) se desarrolló

en 1996 y fue sustituido después por Tracker en 2003. Este sistema

se utiliza con un guiado mediante fluoroscopia o TC para mejorar

la precisión de la colocación de las agujas en la nefrolitotomía

percutánea y la biopsia tisular. El sistema AESOP (v. antes) también

se ha utilizado con éxito en la cirugía urológica laparoscópica. En

la actualidad, los sistemas más avanzados que se usan en urología

son de tipo maestro-esclavo, como el sistema quirúrgico robótico

da Vinci. Los procedimientos que se han realizado utilizando el

sistema da Vinci son la prostatectomía radica

l 62

, cistectomía

radica

l 63 ,

nefrectomía radical y simple, nefrectomía en donante

vivo, pieloplastia y suprarrenalectomí

a 64 .

Prostatectomía radical

Guillonneau y Vallancie

n 65

fueron los primeros en demostrar la

viabilidad y eficacia de la prostatectomía radical laparoscópica.

Desde entonces, varios centros han demostrado la posibilidad de

realizar la prostatectomía radical asistida por robot (PRAR). La

PRAR se ha convertido en el procedimiento más frecuente realizado

mediante ayuda robótica. Entre 2000 y 2004, se realizaron 5.200

PRAR y, en 2005, se efectuaron más de 8.000 intervencione

s 66 .

La curva de aprendizaje parece ser mucho más corta con la

PRAR en comparación con el abordaje laparoscópico. La técnica

más utilizada para la PRAR parece ser el abordaje transperitoneal

y anterógrado, desarrollado por Ficarra y cols

. 62

en el Vatikutti

Institute of Urology de Detroit, Michigan. Los datos pronósticos,

como la tasa de transfusión, la tasa de márgenes quirúrgicos posi-

tivos, la recuperación de la continencia urinaria y de la función

eréctil con la PRAR son favorables cuando se comparan con los de

los abordajes laparoscópico o retropúbico tradiciona

l 67-69

. La dura-

ción de la intervención también puede ser similar a la técnica

retropúbica tradicional una vez que el cirujano ha aprendido la

técnica.

Después de inducir la anestesia, se puede colocar una vía

arterial para la realización de extracciones frecuentes. Puede con-

siderarse la colocación de una vía intravenosa adicional de gran

calibre si se prevé la posibilidad de una cuantiosa pérdida de sangre.

El paciente se coloca en posición de litotomía en decúbito supino,

con una inclinación de Trendelenburg a 30 grados. Los muslos se

separan lo suficiente para permitir la aproximación del sistema

robótico entre ellos. Los pacientes más bajos de 1,8 m no se colocan

en posición de litotomía, sino que se les ponen las piernas en posi-

ción de rana. La posición prolongada de Trendelenburg puede estar

contraindicada de forma relativa en pacientes con antecedentes de

ictus o de aneurisma cerebral. Dada la prolongada duración del

procedimiento, se colocan almohadillas de gel de silicona en todos

los puntos de presión. Algunos cirujanos recomiendan flexionar los

brazos del paciente mientras está despierto para mantener una

óptima comodidad y evitar la neurapraxi

a 70 .

Una vez insertada

una sonda de Foley del calibre 14 de French, se prepara y se cubre

el cuerpo. Se crea el neumoperitoneo mediante una aguja de

punción umbilical y se ajusta la presión máxima a 15 mmHg. El

trocar se inserta según el abordaje estandarizado de Heilbronn,

mediante una disposición semilunar de cinco trocares, con un

sexto en el área suprapúbica

71 .

Se utiliza un procedimiento con

alguna modificación de la técnica de Montsouri

s 70 .

Cistectomía radical

La ventaja de utilizar el abordaje laparoscópico para realizar una

cistectomía radical consiste en la menor pérdida de sangre, el mejor

control del dolor postoperatorio y la menor duración del ingreso

hospitalari

o 63 .

Su inconveniente es que se trata de un procedi-

miento con una técnica difícil que requiere un alto grado de habi-

lidad quirúrgica y en la actualidad hay pocos datos sobre los

resultados oncológicos a largo plazo. El abordaje robótico podría

salvar la distancia existente entre el abordaje abierto y el laparos-

cópico. La primera serie de casos descrita sobre cistectomía radical

se publicó en 2003. Desde entonces, se han publicado otros casos

aislados y pequeñas series de caso

s 72

.

Se puede colocar una vía arterial, dependiendo de las enfer-

medades concurrentes. La intubación traqueal se realiza con un

tubo endotraqueal de luz única. Puede considerarse la colocación

de una vía intravenosa adicional de gran calibre si se prevé la posi-

bilidad de una cuantiosa pérdida de sangre. La anestesia puede

mantenerse con un agente volátil. La relajación muscular es funda-

mental para evitar cualquier movimiento mientras los instrumen-

tos quirúrgicos están en el interior de la cavidad abdominal. Se

deben insertar una sonda orogástrica y otra vesical. Siempre que

sea posible, hay que utilizar calentadores corporales de convección

por aire. El paciente se coloca en una posición de litotomía exten-

dida con una inclinación de Trendelenburg de 45 grados. Debido

a la larga duración del procedimiento, hay que aplicar almohadillas

de gel de silicona en todos los puntos de presión.

A continuación, se usa un abordaje de seis puntos de entrada

y el sistema da Vinci para realizar una linfadenectomía pélvica y

una cistoprostatectomía. La pieza se extrae en una bolsa a través

de una incisión suprapúbica de 5-6 cm, por la que se exterioriza el

intestino y se crea una neovejiga de forma extracorpórea. Después,

se realiza la anastomosis uretroneovesical con ayuda robótic

a 73 .

En

comparación con la cistectomía radical abierta, la ventaja del abor-

daje robótico parece ser una menor pérdida de sangre y una dura-

ción más corta de la hospitalización.

Cirugía ginecológica

Las primeras intervenciones de cirugía ginecológica robótica se

describieron en 1999 para la realización de anastomosis de las

trompas de Falopi

o 74,75

después de la esterilización o ligadura tubá-

rica. Después, se han publicado pequeñas series de casos en las que