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Anestesia por subespecialidades en el adulto

IV

Se deberían minimizar las fuentes de chispas de los equipos

de alimentación eléctrica. Los encendedores, cerillas y otras fuentes

de ignición deberían excluirse de la cámara. El hecho de enchufar

y desenchufar los cables eléctricos durante el tratamiento hiperbá-

rico es una fuente de chispas que puede eliminarse si se tapan con

esparadrapo todos los enchufes hembra antes de la compresión. En

las cámaras multiplaza, se puede reducir la inflamabilidad de los

aparatos eléctricos (p. ej., bombas intravenosas) si se purgan a

través de orificios practicados en su cubierta con nitrógeno o helio

al 100%, a un flujo suficiente como para mantener la concentración

de O

2

a un nivel que no ayude a la combustión (por lo general a

un flujo doble o triple de su volumen interno por minuto). Los

sistemas eléctricos empleados en las cámaras monoplaza deben

cumplir códigos concretos que especifiquen los tipos de interrup-

tores, toma de tierra y aislamiento que puedan usars

e 105 .

Los anestésicos fluorados pueden ser combustibles a 1 ATA

en concentraciones elevadas. Sin embargo, algunos vaporizadores

de isoflurano y sevoflurano se han probado hasta 3 ATA con O

2

al 100%, sin signos de combustión espontánea a temperatura

ambiente. Dada la experiencia con el halotano en condiciones

hiperbáricas (ningún caso publicado de incendios y resistencia a la

combustión en O

2

al 100% a 1 ATA), en ausencia de una fuente de

fuego, no es probable que ninguno de los actuales anestésicos volá-

tiles suponga un peligro de incendio en ambientes hiperbáricos.

Evaluación del paciente para la seguridad

del tratamiento con oxígeno hiperbárico

Además de asegurar que el OHB está indicado para la enfermedad

en cuestión, se debe valorar al paciente en términos de eficacia y

seguridad generales de dicho tratamiento. Se deberían tratar los

siguientes puntos:

Posibilidad de obtener una elevación suficiente de la Pao

2

.

Capacidad del paciente de equilibrar la presión del oído medio.

Optimización de la enfermedad pulmonar obstructiva rever-

sible y presencia de bullas o ampollas pulmonares.

Susceptibilidad del paciente a la claustrofobia.

El cálculo de la Pao

2

predicha en la cámara hiperbárica se

ha descrito con anterioridad. Por ejemplo, en un paciente que tenga

una enfermedad o lesión pulmonar lo suficientemente grave para

que durante el tratamiento no supere los 1.000mmHg es probable

que los beneficios del OHB sean mínimos, a menos que la indica-

ción sea una enfermedad por burbujas de gas.

La capacidad de ventilar el oído medio puede estimarse

mediante la observación directa de la membrana timpánica mien-

tras el paciente se tapa la nariz y realiza la maniobra de Valsalva.

El movimiento del tímpano indica la permeabilidad de la trompa

de Eustaquio y la capacidad de equilibrar las presiones del oído

medio. Si es improbable que puede evitarse un barotraumatismo

ótico (p. ej., por obnubilación mental o por la presencia de un

tubo endotraqueal), o si existe un problema que pueda hacer al

paciente susceptible de una lesión en el oído interno (p. ej., estape-

dectomía), las opciones son la miringotomía o la colocación de

tubos de drenaje antes del tratamiento con OHB. La presencia

de bullas o ampollas pulmonares debería considerarse una contra-

indicación relativa del tratamiento con OHB por la posibilidad de

barotraumatismo, aunque una amplia experiencia clínica sugiere

que el riesgo es muy bajo.

En los pacientes que requieran más de 20-30 sesiones de

OHB, puede ser útil la confirmación periódica de la agudeza visual

para valorar la miopía hiperbárica.

Debido a que la mayoría de los sistemas de cámara hiperbá-

rica son pequeños e incómodos, los pacientes que no puedan

soportar los espacios cerrados pueden requerir tratamiento ansio-

lítico para facilitar la tolerancia del tratamiento con OHB.

Administración de anestesia a una presión

ambiental elevada

Un comité de la American Society of Anesthesiologist

s 146

ha publicado

un informe que recoge una revisión de los problemas de la anestesia

en condiciones de OHB. En él se tratan varias cuestiones, incluida la

posibilidad de utilizar el óxido nitroso como único anestésico.

La anestesia con respiración espontánea en una atmósfera de

O

2

al 100% a 3 ATA se describió en la década de 1950 para la radio-

terapi

a 147

. Los pacientes se intubaban después de la administración

de pentobarbital (250-750mg) y meperidina (100mg); algunos

también recibían clorpromazina (50mg). La intubación se efec-

tuaba después de administrar suxametonio y anestesia tópica en la

vía respiratoria. Los pacientes respiraban de forma espontánea.

Puede ser preciso un procedimiento anestésico de forma

secundaria a la exposición hiperbárica. Ross y cols

. 148

consideraron

los problemas asociados a la anestesia hasta 35 ATA a la hora de

asistir a buzos lesionados mientras estaban en un sistema de buceo

a saturación (p. ej., en los campos petrolíferos del Mar del Norte).

Estos autores sugirieron el uso de anestésicos intravenosos en lugar

de gaseosos para la anestesia general, debido al problema de

la contaminación del ambiente de la cámara con estos últimos.

Siempre que era posible, se recomendaba la anestesia regional. Los

autores señalaron que se debería ajustar la dosis de los relajantes

musculares según su efecto, porque en torno a 10 ATA se ha des-

crito cierto grado de reversión por la presión.

Desde la década de 1960 se ha practicado la anestesia a

presiones ambientales crecientes con varios anestésicos para la

endarterectomía carotídea

149 ,

cesárea

s 150 ,

lavado pulmonar terapéu-

tico en afectados de proteinosis alveola

r 103,104 ,

cirugía de urgencia

en buzos de saturació

n 151 ,

cirugía a corazón abiert

o 152

y para

aumentar la eficacia de la radioterapia de carcinomas

153 .

Anestesia inhalatoria

La anestesia inhalatoria de cualquier tipo puede contaminar la

atmósfera cerrada de una cámara con los gases anestésicos, que

pueden tener efectos farmacológicos sobre el personal médico del

interior de la cámara, sobre todo a presiones ambientales elevadas.

Russell y cols

. 154

describieron la presencia de concentraciones de

óxido nitroso de 2.500ppm; se requirió la ventilación de la cámara

con aire a alto flujo (3.500 l/min de aire) para reducir la concentra-

ción a 25-75 ppm.

Óxido nitroso

El aumento de la presión ambiental en una cámara hiperbárica

permite emplear el óxido nitroso a presiones parciales que sobre-

pasan su concentración alveolar mínima (CAM

) 154-156 .

Aunque en

ambos estudios la inducción de la anestesia con este gas era rápida

(menos de 60 segundos), se acompañaba de taquipnea, taquicardia,

hipertensión, diaforesis, rigidez muscular, espasmos catatónicos de

las extremidades, apertura ocular y opistótonos. Después de 2 a

4 horas de anestesia, la mayoría de los pacientes despertaban con

rapidez; sin embargo, la mayoría experimentaba después náuseas y

vómitos, que a menudo eran intensos.

Un posible problema asociado a la anestesia con óxido nitroso

a una presión ambiental elevada es la posibilidad de que los tejidos