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Dependiendo de la situación clínica del paciente y de la

posibilidad de curación (al menos temporalmente) del trastorno

inminente, puede contemplarse la posibilidad de un bloqueo

regional a pesar de que exista una contraindicación médica. Es

posible practicar un bloqueo central después de corregir la hipo-

volemia, de inyectar factor VIII a un niño hemofílico o de instau-

rar tratamiento antibiótico a un paciente septicémic

o 96-98

, siempre

que los beneficios esperados superen ampliamente a los riesgos,

comparados con otras técnicas de analgesia. Además, algunos

autores consideran una opción aceptable realizar un bloqueo

caudal en niños con dispositivos de derivación bajo la protección

de una profilaxis antibiótic

a 99 .

Contraindicaciones absolutas para los bloqueos

nerviosos periféricos

La alergia verdadera a los anestésicos locales es la única contrain-

dicación médica absoluta a los bloqueos nerviosos periféricos. Los

trastornos de la coagulación son menos peligrosos que durante

los bloqueos neuroaxiales, pero es prudente evitar técnicas que

conlleven riesgo de traumatismo arterial, especialmente en zonas

donde la compresión sea difícil o imposible (bloqueo supraclavi-

cular del plexo braquial). La septicemia no contraindica necesa-

riamente la realización de un bloqueo nervioso periférico si los

beneficios esperables son significativos. Lo preferible sería corre-

gir la hipovolemia, aunque esta situación no impide practicar

bloqueos periféricos, ya que las consecuencias hemodinámicas

son mínimas.

Pacientes con riesgo de síndrome compartimental

El dolor es uno de los síntomas cardinales de un síndrome com-

partimental, por lo que algunos especialistas consideran que cual-

quier tratamiento analgésico, como la anestesia regional, debería

estar contraindicado, ya que suprime este síntoma de presentación,

retrasando de este modo la cirugía de rescate. Este rechazo del

tratamiento analgésico no se considera aceptable, ni desde el punto

de vista médico ni étic

o 100 .

Las fracturas son muy frecuentes en la

población pediátrica, mientras que los síndromes compartimenta-

les son muy raros; el dolor intenso es una característica constante

del síndrome compartimental, con independencia de que esté evo-

lucionando o no. Un control analgésico adecuado, incluida la anal-

gesia epidural continu

a 101 ,

no impide un diagnóstico precoz, y este

hecho fue confirmado en una auditoría epidural pediátrica a nivel

nacional realizada en el Reino Unid

o 102 .

Un dolor atroz no es un síntoma de «presentación», sino un

síntoma tardío, posiblemente demasiado tardío, de un síndrome

compartimental. Los pacientes de riesgo deben someterse a una

monitorización y a medidas de precaución adecuadas, las cuales no

suelen ponerse en práctica la mayoría de las veces, ni en los hospi-

tales universitarios: evitar las escayolas cerradas y la inmovilización

del codo con un ángulo mayor de 90 grado

s 103 ,

reducción cerrada

de las fracturas supracondíleas del húmero, valoración clínica repe-

tida de la perfusión distal y de la oxigenación tisular de la extremi-

dad, y monitorización incruenta de la presión intracompartimental,

aunque esta última monitorización no es 100% fiable. Si el riesgo

es considerablemente alto (p. ej., fracturas humerales desplazadas,

enclavado endomedular de la tibia o el radio, pacientes adormeci-

dos), debería monitorizarse con métodos cruentos la presión intra-

compartimental cerca del foco de fractura: este procedimiento es

sencillo y muy barato, ya que solamente se necesita una cánula

venosa, una línea intravenosa y un manómetro de presión (como

para medir la presión venosa central

) 104,105 .

Hemoglobinopatías

Los niños con anemia drepanocítica son propensos a desarrollar

hemólisis masiva en caso de desaturación y sufren episodios repe-

tidos de dolor intenso secundarios a microtrombosis ampliadas

cuando se ralentiza el flujo sanguíneo (p. ej., hemoconcentración,

shock, torniquete

) 106,107 .

Sería preferible evitar los bloqueos regio-

nales (y en especial los neuroaxiales) en caso de riesgo de hipoxe-

mia (neumopatías) o de trastornos hemodinámicos (cirugías con

pérdidas sanguíneas importantes, colocación de un torniquete

) 108 .

Deformidades óseas y articulares

Las malformaciones menores o localizadas de la columna (hemi-

vértebra, espina bífida oculta, enfermedad de Scheuermann) no

impiden la realización de bloqueos neuroaxiales, pero sí las mal-

formaciones extendidas de las vértebras, la fusión vertebral, los

mielomeningoceles, la espina bífida abierta y las espondilolistesis

mayores. El síndrome de médula anclada no suele ser habitual, y

a menudo no se diagnostica; el bloqueo neuroaxial puede incre-

mentar la morbilidad global del tratamiento del paciente, ya que

facilita una extensión y una flexión excesivas de la columna que,

en ocasiones, provoca daños medulares de por vida. Debe sospe-

charse su diagnóstico ante la existencia de un conglomerado de

pelos o de una lesión distrófica de la piel en el extremo inferior de

la línea de las apófisis espinosas o en el caso de trastornos neuro-

lógicos menores con afectación de nervios de la pelvis (trastor­

nos esfinterianos mínimos, disestesia perineal). Aunque algunos

autores consideran que esta enfermedad no constituye una contra-

indicació

n 109 ,

es preferible optar por otra técnica de analgesia dife-

rente al bloqueo epidural.

Numerosos síndromes pediátricos, la parálisis cerebral y la

cifoescoliosis se asocian a deformidades óseas y articulares que

plantean más una dificultad técnica que una contraindicación para

la realización de un bloqueo regional.

Trastornos o enfermedades neurológicas previas

La epilepsia controlada no constituye una contraindicación para la

anestesia regional, incluido el bloqueo neuroaxial. Los trastornos

previos del sistema nervioso central y las enfermedades axonales

degenerativas se han considerado durante mucho tiempo contra-

indicaciones, al menos relativas, si bien no hay datos que respalden

la hipótesis de que un bloqueo regional pudiera agravar su evolu-

ció

n 110 .

En un estudio pediátrico reciente en 139 pacientes se

demostró que la presencia de trastornos neurológicos no se aso-

ciaba a consecuencias neurológicas adversas (sí se observó lo con-

trario) después de haber realizado bloqueos centrale

s 111 .

Complicaciones

Básicamente, las complicaciones de la anestesia regional son las

mismas que en los adultos. Pueden clasificarse en locales, regiona-

les y generales (o sistémicas).

Complicaciones locales

Hay cuatro tipos principales de complicaciones locales:

1. Introducción inadecuada de la aguja con afectación de los

nervios y de las estructuras anatómicas que los rodean.

2. Arrastre de tejidos e introducción de células epiteliales en el

interior de tejidos a los que no pertenecen y donde pueden

desarrollarse como tumores compresivos (especialmente en

el canal medular

) 112 .

3. Inyección de soluciones neurotóxicas (jeringa equivocada,

epinefrina en la cercanía de una arteriola terminal).

4. Fugas alrededor del punto de punción, especialmente cuando

se ha introducido un catéter, lo que podría ocasionar un fallo

por un bloqueo parcial y favorecer la contaminación bacte-

riana (muy raro).

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Anestesia pediátrica

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