Table of Contents Table of Contents
Previous Page  2298 / 2894 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 2298 / 2894 Next Page
Page Background

Valoración del bloqueo

La calidad y la extensión de la analgesia deben evaluarse después de

cada bloqueo y antes de practicar la incisión quirúrgica. Sin embargo,

esta evaluación es complicada, incluso enniños conscientes. La técnica

de valoración sensitiva más fiable consiste en pellizcar suavemente la

piel, especialmente con los niños en un plano anestésico superficial.

En el postoperatorio, esta evaluación debería ser comparativa (zonas

bloqueadas frente a zonas no bloqueadas) y para ello, el niño debería

haber establecido una relación de confianza con su cuidador, no

debería ver lo que hace y no debería estar influenciado ni por su

cuidador ni por su familia. Se ha demostrado la validez de la elec-

troestimulación mediante neuroestimuladores a diferentes umbrales

de intensidad en voluntarios sanos, pero los datos disponibles en los

niños son limitados. La temperatura de la piel no representa un dato

fiable, ni tampoco es de utilidad clínica si la dilatación refleja de las

pupilas de 0,2mm es sensible a la pérdida de analgesi

a 138 .

Prevención de demandas medicolegales irrelevantes

Siempre que le sucede algo extraño a un paciente después de un

procedimiento regional, el primer incriminado es el bloqueo rea-

lizado, aunque en un análisis más detallado rara vez es la causa de

las consecuencias o de las lesiones alegadas. Para minimizar las

demandas medicolegales irrelevantes deben seguirse las recomen-

daciones de la

tabla 71-8

siempre que sea posible.

Monitorización postoperatoria en la sala

de recuperación

Después de una anestesia combinada, regional y general, todos los

niños deben ser trasladados a una URPA, donde se comprobará la

estabilidad de los parámetros respiratorios y hemodinámicos como

si se tratase de una anestesia general. Además del tratamiento pos-

tanestésico estándar, es preciso realizar evaluaciones repetidas de

la zona anestesiada. En caso de bloqueo motor, que debería evitarse

siempre que fuese posible, es importante verificar que su distribu-

ción se corresponde con la zona inervada por el nervio bloqueado.

El bloqueo motor plantea una situación estresante: los niños (y sus

padres) necesitan ser tranquilizados, repitiéndoles las veces que sea

preciso que se trata de una situación transitoria. Debe comprobarse

detalladamente y con regularidad la posición del paciente para

evitar que haya puntos de presión. Las zonas anestesiadas deben

estar protegidas también de posibles comportamientos inadecua-

dos del paciente, de su imprudencia o de los intentos por quitarse

los apósitos. Debe tenerse siempre presente la posibilidad de que

se desarrolle un síndrome compartimental, evaluando repetida-

mente la situación hemodinámica de la extremidad de interés y la

calidad de la analgesia.

La retención urinaria puede ser preocupante después de los

bloqueos neuroaxiales. No obstante, en muchas instituciones no se

exige una micción voluntaria antes de dar de alta al niño. En los

lactantes y en los niños con discapacidades podría ser prudente

mantenerlos en la URPA hasta que hayan orinado o bien comprobar

el contenido vesical conuna sonda ecográfica, especialmente después

de una reparación de hipospadias, ya que la incidencia de retención

urinaria es mayor de lo habitual en este tipo de intervencione

s 139 .

Los adultos operados con anestesia regional no son ingre-

sados en ocasiones en la sala de recuperación. En el caso de los

niños, incluso aunque no se haya administrado medicación

sedante, lo más aconsejable es dejarlos ingresados: una monitori-

zación adecuada y una vigilancia experta mejoran la recuperación

en caso de que aparezcan incidentes postoperatorios inmediato

s 140 .

Especialmente después de procedimientos breves, el cese brusco

de la estimulación externa puede enmascarar ciertos efectos adver-

sos compensados (especialmente hemodinámicos y respiratorios)

que no tendrían consecuencias nocivas si se detectan con celeri-

dad. Además, y como ya hemos detallado, la ropivacaína, y en

menor medida la levobupivacaína, tienen Tmax más prolongadas

(de hasta 2 horas) y una Cmax mayor en los lactantes; por dicho

motivo, y tras procedimientos quirúrgicos breves, estos pacientes

pueden abandonar el quirófano antes de que se hayan alcanzado

las concentraciones plasmáticas máximas de anestésicos locales. La

actitud más segura es mantenerlos monitorizados en la URPA

hasta que hayan transcurrido 2 horas después del bloqueo.

Criterios para el alta después

de procedimientos de punción única

El alta desde la URPA depende de los mismos criterios que tras

una anestesia general (adaptación pediátrica de la puntuación de

Aldrete o método de puntuación específico vigente en la institu-

ción relevante); en ausencia de bloqueo motor, los niños suelen ser

dados de alta al cabo de 30 minutos. En otros casos, el alta depende

del comportamiento del niño. Es obligatorio que se haya restable-

cido parcialmente la función motora, incluso en niños tranquilos

con familias atentas. Los niños bulliciosos no deben ser dados de

alta antes de que se haya restablecido por completo la función

motora; además, pueden usarse apósitos de protección (incluidas

férulas) para evitar que se lesionen la extremidad operada.

La persistencia del bloqueo motor no supone una contrain-

dicación para el alta precoz a menos que el entorno familiar no sea

el más adecuado. La medicación analgésica debe prescribirse siste-

máticamente, administrándola según un horario establecido de

antemano para evitar que reaparezca un dolor intenso en el domi-

cilio, cuando ha dejado de tener efecto el bloqueo sensitiv

o 141 .

2298

Anestesia pediátrica

V

Tabla 71-8

 Recomendaciones de seguridad básicas para cualquier tipo de

anestesia local o regional con la finalidad de evitar demandas medicolegales

irrelevantes

 1. Evaluar cuidadosamente el estado físico del paciente y solicitar

pruebas complementarias de laboratorio, radiográficas, o cualquier

otra exploración que pueda resultar de utilidad

 2. Elegir la técnica menos peligrosa para cada bloqueo en concreto

 3. Explicar detalladamente la estrategia anestésica programada,

comentando los efectos beneficiosos y los potencialmente nocivos,

incluso en las situaciones urgentes

 4. Explicar la posibilidad de fracaso del bloqueo y el procedimiento

sustitutivo que se aplicará en dicho contexto

 5. Obtener el consentimiento por escrito para la asistencia anestésica

 6. Vigilar al paciente de la misma forma y con la misma monitorización

que la recomendada para el mismo procedimiento quirúrgico bajo

anestesia general

 7. Rellenar la gráfica de anestesia detallando los procedimientos de

monitorización, las constantes vitales, las técnicas y las dosis

empleadas, y los efectos adversos, si los hubiera

 8. Tratar todas las complicaciones y proporcionar las explicaciones

pertinentes en el momento oportuno

 9. Trasladar a todos los pacientes pediátricos a la URPA especificando una

monitorización adecuada de las constantes vitales y evaluaciones

repetidas de la extensión y la calidad del bloqueo; los datos deben

especificarse en la grafica postanestésica, y el alta sólo debería firmarse

una vez que se hayan logrado signos objetivos de recuperación

10. Mantener hospitalizados, al menos durante la primera noche, a todos

los pacientes a los que se les haya administrado morfina epidural o

intradural en unidades en las que puede monitorizarse de forma

regular o continua la función respiratoria (horaria durante las 6

primeras horas y luego cada 2 horas)