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inspirado para evitar la aparición de radicales libres. Los lactantes

prematuros también muestran propensión a desarrollar períodos de

apnea perioperatoria. Estas apneas pueden ser centrales u obstructi-

vas y ambas se pueden agravar por los fármacos anestésicos. La apnea

puede precipitarse por cambios abruptos de la oxigenación, la mecá-

nica pulmonar, por la aparición de hemorragia cerebral y por hipo-

termia. Una apnea mantenida puede asociarse a desaturación y suele

comenzar tras despertar de la anestesia y persistir durante 48 horas.

Algunas alternativas terapéuticas son la monitorización de la apnea

continua y de la saturación, corrigiendo la anemia (hematocrito

>

30)

y administrando cafeína por vía intravenosa. La incidencia de apnea

postoperatoria se relaciona con la edad posconcepción y gestacional,

la existencia de anemia y el tipo de intervención quirúrgica. El corazón

prematuro es un órgano escasamente contráctil, sensible a cambios

de la concentración de calcio intracelular y con una función diastólica

defectuosa. El gasto cardíaco depende de la frecuencia cardíaca, con

una reserva marginal. El lactante prematuro también muestra un

volumen absoluto de sangre relativamente bajo y tolera mal las pér-

didas sanguíneas. La autorregulación no está bien desarrollada y las

pérdidas de sangre comprometen el flujo cerebral y coronario antes

de que se manifiesten otros signos de hipovolemia. Es importante

evitar la sobrecarga de líquidos en estos pacientes. La permeabilidad

del conducto arterioso provoca una sobrecirculación pulmonar con

insuficiencia cardíaca y un cortocircuito izquierda-derecha grande. Si

no se corrige, provocaría hipertensión pulmonar secundaria al desa-

rrollo de una enfermedad oclusiva vascular pulmonar. La termorre-

gulación mediante termogenia distinta de la tiritona también es

defectuosa, ya que las reservas de grasa parda en los prematuros son

inadecuadas. Es fundamental mantener la normotermia elevando la

temperatura del quirófano, usando incubadoras para el transporte,

calentando y humidificando los gases respiratorios y calentando

todos los líquidos intravenosos. El control de la glucemia es defec-

tuoso, con tendencia a la hipo o la hiperglucemia. Es importante

monitorizar y mantener la euglucemia. Es típico que estos lactantes

reciban soluciones muy concentradas de glucosa parenteral, que

deben mantenerse en el período perioperatorio. Los lactantes prema-

turos son propensos también a desarrollar retinopatía del prematuro

con concentraciones altas de oxígeno inspirado y hemorragia intra-

ventricular. Hay que intentar evitar por todos los medios las altera-

ciones hemodinámicas y las fluctuaciones de las saturaciones de

oxígeno. En general, la inmadurez de los sistemas orgánicos reduce el

efecto de los fármacos y su duración de su acción, lo que obliga a

ajustar convenientemente su dosificación.

La prematuridad se asocia al doble de frecuencia de malfor-

maciones cardiovasculares en comparación con los lactantes nacidos

a términ

o 14

. Uno de cada seis lactantes nacidos con malformaciones

cardíacas congénitas diferentes a la CIA o el CAP ha nacido prema-

turamente. Algunas malformaciones, como la tetralogía de Fallot, la

estenosis pulmonar, la atresia pulmonar con comunicación inter-

ventricular, el defecto completo del tabique auriculoventricular, las

comunicaciones interventriculares amplias aisladas o asociadas a

coartación y a estenosis aórtica, son más prevalentes en esta pobla-

ció

n 15

. En los lactantes con tetralogía de Fallot, defecto completo del

tabique auriculoventricular, cavidades cardíacas izquierdas hipoplá-

sicas, estenosis pulmonar o comunicación interventricular amplia

hay un incremento significativo en la probabilidad de que estos

lactantes sean pequeños para la edad gestacional

16 .

El cateterismo cardíaco, las intervenciones y la reparación

quirúrgica completa en los recién nacidos de muy bajo peso

(

<

1,5kg) pueden abordarse con éxito con un riesgo bajo, aunque

se necesita un seguimiento a largo plazo para determinar los patro-

nes de crecimiento y desarrollo. Sin embargo, dada la complejidad

de los sistemas orgánicos prematuros y la fisiopatología cardiorres-

piratoria superpuesta, la morbimortalidad está aumentad

a 17-19

. Se

han descrito adaptaciones quirúrgicas que permiten usar la CEC en

lactantes de bajo peso al nacer. Sin embargo, el bajo peso al nacer

sigue siendo un factor de riesgo de mortalidad notable en neonatos

con un ventrículo único complejo que van a someterse a trata-

miento paliativo quirúrgic

o 20,21 .

El cateterismo intervencionista se

asocia a un riesgo más alto de complicaciones, y en especial de

problemas relacionados con el acceso vascular, arritmias y compro-

miso respiratori

o 18 .

Los lactantes prematuros son intubados y ven-

tilados de forma programada para el cateterismo y las intervenciones

quirúrgicas. El acceso intravenoso y la monitorización cruenta

pueden resultar problemáticas, pero son necesarios en la mayor

parte de los casos. Es importante mantener la euglucemia y la nor-

motermia y controlar el equilibrio hidroelectrolítico. El aporte de

oxígeno debería optimizarse manteniendo presiones arteriales ade-

cuadas para la edad, así como una volemia y un hematocrito

adecuados. Se debe descartar la acidosis y corregirla de forma inten-

siva. En general, estos lactantes deberían recuperarse en una unidad

de cuidados intensivos cardíacos pediátricos especializada.

Cardiopatías congénitas

La amplia gama de trastornos anatómicos y fisiológicos asociados

a las cardiopatías congénitas distingue estos procesos de las cardio-

patías adquiridas de los adultos. El espectro de cortocircuitos intra-

cardíacos, trastornos valvulares (estenosis, insuficiencia o atresia)

y las alteraciones de las conexiones de los grandes vasos y la ausen-

cia de una o más cámaras del corazón impiden un abordaje uni-

forme de la anestesia en los pacientes con cardiopatías congénitas.

Además, existen cambios miocárdicos secundarios a los impactos

hemodinámicos y al aumento del trabajo cardíaco generados por

estos defectos. Desde el punto de vista funcional, estos cambios del

miocardio determinan que los ventrículos estén expuestos a un

riesgo mayor de sufrir isquemia e insuficiencia durante la cirugía.

Por tanto, a la hora de planificar el régimen de anestesia adecuado,

es preciso comprender el defecto aislado, los cambios asociados en

el miocardio y las consecuencias hemodinámica

s 4

. Con demasiada

frecuencia, dada la complejidad y diversidad de los defectos, el

anestesista, el cardiólogo y el cirujano se centran en las considera-

ciones anatómicas específicas y pasan por alto las implicaciones

fisiológicas. La separación de las cardiopatías congénitas en un

número finito de categorías fisiológicas le permite al anestesista

desarrollar una estrategia que utiliza el impacto cualitativo prede-

cible de los fármacos, el soporte ventilatorio y la administración de

líquidos para optimizar el rendimiento cardiovascular. Aunque

puede identificarse una malformación cardíaca aislada, en general

se afecta todo el aparato cardiopulmonar.

Aproximación fisiológica a las malformaciones

cardíacas congénitas

Aunque las variaciones estructurales presentes en las cardiopatías con-

génitas constituyen una lista enciclopédica de malformaciones, el tra-

tamientoanestésicodebediseñarsede formamás lógicapara conseguir

una serie de objetivos fisiológicos. La

tabla 73-2

recoge una clasifica-

ción fisiológica general. Por suerte, aunque son complejas desde el

punto de vista estructural, estas malformaciones pueden compren-

derse dentro de un espectro fisiológicomás limitado. La identificación

y la clasificación en función de la fisiología permite disponer de un

marco organizado para el tratamiento anestésico intraoperatorio y los

cuidados postoperatorios de los niños con malformaciones cardíacas

congénitas complejas. En general, estas malformaciones se pueden

clasificar en una de estas cuatro categorías: cortocircuitos, lesiones que

cursan con mezcla, obstrucción al flujo y válvulas insuficientes (v.

tab

la 73-2

)

. Cada categoría determina al menos uno de estos tres estados

fisiopatológicos: sobrecarga de volumen ventricular, sobrecarga de

presión ventricular o hipoxemia. En último término, estos cuadros

fisiopatológicos pueden determinar una insuficiencia del miocardio o

una enfermedad vascular pulmonar. Las estrategias de tratamiento

Anestesia para la cirugía cardíaca pediátrica

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Sección V

Anestesia pediátrica

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