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En resumen, cuando se plantea la incidencia de todas las

malformaciones cardíacas congénitas, tres cortocircuitos izquierda-

derecha no complicados (CIV, CIA y CAP) y dos lesiones obstruc-

tivas (estenosis pulmonar y coartación) constituyen el 60% de

todas las malformaciones cardíacas congénitas. Las lesiones que

cursan con mezcla, los defectos obstructivos complicados y los

cortocircuitos derecha-izquierda son responsables de la inmensa

mayoría del 40% restante. Este último grupo de malformaciones

son más difíciles de tratar, exigen más esfuerzo y su morbimorta-

lidad es significativamente mayor. Esta observación se atribuye

directamente a la complejidad de las malformaciones cardiovascu-

lares descritas en este grupo, en las que falta una cámara o una

conexión ventricular-arterial fundamental.

Consecuencias crónicas de las malformaciones

cardíacas congénitas

Los efectos crónicos de las cardiopatías congénitas son consecuen-

cia del estrés hemodinámico impuesto por el defecto o de los

defectos residuales o las secuelas tras la cirugía cardíaca. Estos

efectos siguen alterando el crecimiento y desarrollo normales del

aparato cardiovascular y de otros sistemas orgánicos durante toda

la vida. En raras ocasiones se logran curaciones completas con la

cirugía y algunas reparaciones tiene un carácter más paliativo que

corrector; por tanto, las anomalías existentes antes y después de la

reparación producen efectos a largo plazo en los pacientes con

cardiopatías congénita

s 23

. Aunque el pronóstico global de estos

pacientes es bueno en la mayor parte de los casos, todas las mal-

formaciones conllevan cambios miocárdicos asociados y todas las

reparaciones generan ciertas anomalías obligatorias. Muchas de

estas alteraciones son triviales y carecen de importancia. Otras

afectan a procesos de sistemas orgánicos principales, como la

función ventricular, el crecimiento del sistema nervioso central, el

sistema de conducción del corazón o el FSP. En estas circunstancias

se altera la calidad de vida a largo plazo. Estos cambios crónicos

deben valorarse y tenerse en consideración en el plan anestésico,

tanto si se va a realizar una anestesia para una reparación cardíaca

primaria o posterior como para una cirugía no cardíaca.

El miocardio se remodela de forma continua por la influencia

de factores de estrés hemodinámico específicos que se producen

dentro del útero y a lo largo de la vida. El crecimiento y el desarrollo

del ventrículo derecho vienen condicionados por la poscarga de baja

resistencia de la circulación pulmonar. El VI está acoplado a la circu-

lación sistémica de alta resistencia, lo que acelera su ritmo de creci-

miento y desarrollo. Esto da origen a la situación del adulto, en la que

predomina la masa miocárdica del ventrículo izquierdo. Todo el

proceso de desarrollo se denomina remodelación ventricular diná-

mic

a 4

. Las condiciones de carga hemodinámica anormales asociadas

a una cardiopatía congénita alteran este proceso de remodelado ven-

tricular normal

( fig. 73-2 ) 24 .

Las anomalías de la remodelación ventri-

cular comienzan de forma típica intraútero y estimulan un incremento

de la masa ventricular. Este aumento de la masa ventricular se debe

tanto a la hiperplasia como a la hipertrofia de losmiocitos en respuesta

a las alteraciones de la tensión parietal en el ventrículo en desarrollo.

La deformación biomecánica resultante de los ventrículos altera su

geometría, afectando a la función sistólica y diastólica normales.

Pueden detectarse anomalías del rendimiento ventricular en

reposo y con ejercicio en pacientes con sobrecarga hemodinámica

crónica y lesiones cianóticas complejas. Estas anomalías de la función

ventricular son consecuencia de la sobrecarga crónica del ventrículo,

de episodios repetidos de isquemia miocárdica y de consecuencias

residuales o secuelas del tratamiento quirúrgico (ventriculotomía,

alteraciones del aporte sanguíneo de las arterias coronarias, protec-

ción miocárdica inadecuada). Las respuestas adaptativas fisiológicas

frente a la hipoxemia crónica y la sobrecarga de presión o de volumen

ventricular son los estímulos principales que desencadenan la disfun-

ción ventricular a largo plazo. Aunque la sobrecarga crónica de

volumen del VI asociada a los cortocircuitos izquierda-derecha y la

sobrecarga crónica de presión descrita en las lesiones obstructivas del

lado izquierdo dan lugar a una insuficiencia cardíaca congestiva, los

mecanismos compensadores de la sobrecarga de presión generan

menos alteraciones fisiológicas, sobre todo sobre la función diastólica.

En consecuencia, la insuficiencia cardíaca congestiva se produce en

fases más tardías de la evolución natural de las lesiones obstructivas

aisladas que no requieren tratamiento en el período neonatal. Del

mismo modo, la sobrecarga crónica de volumen del ventrículo

derecho, como la que se observa en la insuficiencia pulmonar tras la

reparación de una tetralogía de Fallot, es más probable que se asocie

a una disfunción crónica del ventrículo con insuficiencia que a un VD

con sobrecarga de presión que se manifiesta con una estenosis pul-

monar residual. De hecho, la combinación más potente para inducir

disfunción e insuficiencia ventricular es la superposición de una

sobrecarga de presión sobre un ventrículo dilatado y con sobrecarga

de volumen (p. ej., tras la cirugía de una tetralogía de Fallot con insu-

ficiencia pulmonar y estenosis de una rama de la arteria pulmonar).

El mecanismo de la disfunción y la insuficiencia es multifactorial.

Las manifestaciones iniciales de la insuficiencia cardíaca con-

gestiva reflejan alteraciones de la distensibilidad ventricular que se

deben a diversas respuestas biofísicas frente a las condiciones de

carga anómalas. La dilatación ventricular y la hipertrofia compensa-

dora asociadas a la sobrecarga de volumen permiten conseguir una

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Anestesia pediátrica



Figura 73-2

 Comparación de los patrones de hipertrofia ventricular que

muestran alteraciones del remodelado ventricular en dos malformaciones

cardíacas congénitas distintas.

A,

Obsérvese la hipertrofia ventricular derecha

y el ventrículo izquierdo diminuto en la tetralogía de Fallot.

B,

Obsérvese la

marcada hipertrofia ventricular izquierda con abombamiento del tabique hacia

el ventrículo derecho en la estenosis aórtica.