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recuperado de los cambios postoperatorios agudos, puede cerrarse

la ventana a la cabecera del paciente con un dispositivo colocado

en el momento de la cirugía o en la sala de cateterismo con un

dispositivo bivalvo. En un porcentaje considerable de los casos,

estas ventanas se cierran de forma espontánea, sin necesidad de

intervención posterior.

El ingenio y la innovación, como se ha demostrado con la

difícil intervención de Fontan, han permitido mejoras continuas en

la supervivencia de todos los pacientes con malformaciones cardíacas

congénitas. Conforme las incisiones del miocardio van siendo más

pequeñas y la colocación de los puntos más precisa, y con la evolución

de las técnicas quirúrgicas, deberían disminuir las complicaciones

derivadas de la disfunción ventricular, las arritmias y la obstrucción

residual, lo que debería mejorar la calidad de vida de los pacientes.

Una diferencia final propia de la cirugía de las malformacio-

nes cardíacas congénitas y que influye mucho sobre el tratamiento

anestésico es el tipo de soporte cardiopulmonar. Dada la complejidad

de la reparación en los pacientes pequeños, la cirugía suele exigir

alteraciones importantes en las técnicas de derivación, como el uso

de una CEC con hipotermia profunda a temperaturas de 18 °C y la

parada circulatoria total. Muchas intervenciones se realizan en estas

condiciones biológicas extremas de temperatura y perfusión. Los

métodos de tratamiento actuales mediante CEC en neonatos, lactan-

tes y niños suelen realizarse con una gran alteración de la tempera-

tura, con hemodilución y con cambios en la presión de perfusión

sistémica y en el flujo. A pesar del uso generalizado de estas técnicas

durante la CEC, es ahora cuando se están empezando a comprender

sus efectos fisiológicos sobre la función de los principales órganos.

Estos efectos se analizan en las siguientes secciones.

En resumen, existe una serie de características únicas que

deben tenerse en consideración para el cuidado de los niños con

malformaciones cardíacas congénitas que van a someterse a cirugía

cardíaca pediátrica. Entre ellas destacan el crecimiento y el desarrollo

del paciente, el aparato cardiovascular en desarrollo de los jóvenes,

la fisiopatología de las malformaciones cardíacas congénitas, los pro-

cedimientos quirúrgicos y las técnicas de CEC. Una comprensión

básica de estas diferencias y los conocimientos fundamentales sobre

los principios de la anestesia cardíaca en adultos y niños son la base

para el tratamiento perioperatorio de estos pacientes.

Tratamiento anestésico

Tratamiento preoperatorio

Valoración anestésica

La asistencia de los niños con una malformación cardíaca congénita

enfrenta al anestesista a un amplio espectro de malformaciones

anatómicas y fisiológicas. El abanico de pacientes a los que nos

enfrentamos va desde niños pequeños, sanos y asintomáticos que

tienen que someterse al cierre de una CIA pequeña a recién nacidos

con síndrome del corazón izquierdo hipoplásico que necesitan un

soporte hemodinámico y ventilatorio perioperatorio intensivo.

Además de la diversidad médica de estos pacientes, existen factores

psicológicos que afectan tanto a aquéllos como a sus padres. La

preparación del paciente y la familia necesita tiempo, pero la omisión

o la limitación de este aspecto del tratamiento es un obstáculo

negativo fundamental para lograr buenos resultados y la satisfac-

ción del paciente o sus padres. Este abordaje en equipo sirve también

como salvaguarda para evitar errores y omisiones en la asistencia

perioperatoria meticulosa que exige la complejidad de la cirugía de

las malformaciones cardíacas congénitas. La consulta preoperatoria

le permite a la familia conocer al cirujano y al anestesista.

Los padres deben ser interrogados por el estado de salud

general y el grado de actividad del niño. Esta salud y actividad infan-

tiles reflejarán la reserva cardiorrespiratoria. Las deficiencias en estos

aspectos pueden orientarnos hacia el sistema cardiovascular o hacia

otros sistemas que pueden influir sobre los riesgos quirúrgicos o

anestésicos. Es importante determinar si el niño tiene una tolerancia

al esfuerzo deteriorada. ¿Está engordando con normalidad omuestra

signos de fallo de medro en relación con una caquexia cardíaca?

¿Presenta signos de insuficiencia cardíaca congestiva (diaforesis,

taquipnea, mala alimentación, infecciones respiratorias de repeti-

ción)? ¿Sufre cianosis progresiva o crisis cianóticas de reciente

aparición? Se deben descartar enfermedades simultáneas como in­

fecciones de las vías respiratorias altas o neumonías recientes. Las

infecciones de las vías respiratorias bajas pueden obligar a retrasar

la cirugía propuesta por el impacto negativo que pueden tener sobre

el resultado quirúrgico la reactividad de las vías respiratorias y el

incremento de la RVP. Las neumonías de repetición suelen asociarse

a sobrecirculación pulmonar y a alteraciones de la distensibilidad

pulmonar en pacientes con incremento del FSP.

En una anamnesis correcta deberían detallarse las interven-

ciones quirúrgicas y cardiológicas previas, que pueden condicionar los

planes quirúrgicos y anestésicos de la intervención prevista. En

los pacientes en los que fue preciso sacrificar la arteria subclavia

izquierda para realizar una angioplastia con colgajo de subclavia para

corregir una coartación o para realizar una derivación de Blalock-

Taussig no será posible medir correctamente la presión arterial sis-

témica ni quizá tampoco obtener buenas lecturas de pulsioximetría

cuando se coloque el monitor en el brazo izquierdo. Del mismo

modo, los niños con oclusión de la vena femoral tras un cateterismo

tampoco se consideran candidatos idóneos para el acceso venoso

femoral, sobre todo para la CEC femoral, si la esternotomía resultara

imposible. Asimismo, resulta fundamental realizar una valoración

del tratamiento farmacológico vigente, de los problemas anestésicos

previos o de los antecedentes familiares de dificultades anestésicas.

En la moderna era de la ecocardiografía y del cateterismo

cardíaco, la exploración física rara vez aporta información anató-

mica adicional sobre la lesión cardíaca subyacente. Sin embargo,

resulta extremadamente útil para valorar la situación clínica global

del niño. Por ejemplo, un niño de aspecto enfermo, caquéctico y

con dificultades respiratorias tendrá una reserva cardiorrespirato-

ria limitada y la administración de una premedicación excesiva o

la realización de una inducción con inhalatorios prolongada podría

desencadenar una inestabilidad hemodinámica importante.

Tratamiento farmacológico simultáneo e interacciones

medicamentosas

Las interacciones farmacológicas son frecuentes entre los fármacos

cardiovasculares empleados de forma simultánea y entre los fár-

macos cardiovasculares y los anestésicos. Resulta sumamente útil

que el anestesista cardiovascular pediátrico conozca los mecanis-

mos y las interacciones de estos medicamentos. En la

tabla 73-6

se

enumeran algunos de los fármacos cardiovasculares habituales y

sus consideraciones anestésicas correspondientes.

Los pacientes oncológicos pediátricos que acuden para some-

terse a intervenciones cardíacas o no cardíacas pueden tener un riesgo

cardiovascular alto debido a la quimioterapia cardiotóxic

a 47 .

Entre los

fármacos cardiotóxicos habituales destacan el antimetabolito 5-fluo-

rouracilo, los antibióticos de tipo antraciclina doxorrubicina y dauno-

rrubicina y el alquilante ciclofosfamida. La forma aguda se caracteriza

por cambios agudos del segmento ST y de la onda T en el electrocar-

diograma (ECG), arritmias graves e insuficiencia cardíaca congestiva

asociada a derrame pericárdico. La insuficiencia cardíaca crónica por

cardiotóxicos es acumulativa, depende de la dosis y no responde a la

digoxina. La miocardiopatía grave que se puede producir se relaciona

con la dosis, la radioterapia y el uso de una antraciclina. La mortalidad

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Anestesia pediátrica