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ausencia de un catéter permanente. En niños con una reserva car-

díaca buena, las técnicas de inducción pueden ser muy variadas,

siempre que se realicen con cuidado y se monitoricen adecuada-

mente. Es más importante ajustar correctamente la dosis de los

anestésicos empleados en la inducción que la técnica anestésica

concreta en pacientes con una reserva cardíaca razonable. Se ha

empleado con éxito y seguridad un amplio espectro de técnicas de

inducción anestésica, como sevoflurano, isoflurano y óxido nitroso;

ketamina intravenosa e intramuscular, y propofol, fentanilo, mida-

zolam y tiopental intravenoso

s 81 .

En neonatos que van a someterse

a una cirugía a corazón abierto, las inducciones más frecuentes

emplean relajantes y opiáceos, mientras que en niños mayores

con una reserva cardíaca suficiente se suele optar por la inducción con

fármacos inhalatorios, como sevoflurano o halotano. La ketamina

se suele emplear para inducir la anestesia en pacientes con malfor-

maciones cianóticas, porque aumenta la RVS y el gasto cardíaco,

minimizando de este modo la intensidad del cortocircuito derecha-

izquierda. La ketamina puede administrarse por vía intravenosa o

intramuscular. La inyección intramuscular puede producir dolor,

agitación y la consiguiente desaturación arterial.

La mayoría de los niños acepta y tolera bien las inducciones

inhalatorias. La inducción inhalatoria con sevoflurano se puede

realizar de forma sencilla y segura, incluso en pacientes cianóticos,

como los afectados por una tetralogía de Fallot

( fig. 73-7

). En estos

pacientes, que tienen riesgo de cortocircuito derecha-izquierda con

desaturación sistémica, se mantiene bien la oxigenación con un

control adecuado de las vías respiratorias y de la ventilación a pesar

de que el halotano disminuye la presión arterial sistémic

a 82

. Otros

dos componentes igualmente esenciales durante la inducción

anestésica son el control habilidoso de las vías respiratorias y una

ventilación eficaz. Aunque es fundamental comprender las comple-

jidades de las derivaciones y de los cambios de resistencia vascular,

los efectos de las vías respiratorias y la ventilación sobre el aparato

cardiovascular tienen una importancia especial durante la induc-

ción de la anestesia.

Tras la inducción de la anestesia, se puede colocar o ampliar

una vía de acceso intravenosa, según convenga. Suele administrarse

un relajante muscular no despolarizante y normalmente se opta por un

opiáceo intravenoso, un fármaco inhalatorio o ambos para la

anestesia de mantenimiento. El niño se preoxigena con una Fio

2

al

100% y se coloca con cuidado un tubo endotraqueal nasal bien

lubricado. Se suele elegir un tubo nasal porque en la mayor parte de

los pacientes que necesitan una ETE intraoperatoria o ventilación

mecánica postoperatoria, o ambas, el tubo nasotraqueal aporta

mayor estabilidad y comodidad al paciente en comparación con la

vía oral. Se recomienda cierto grado de preoxigenación alveolar,

incluso en lactantes cuya perfusión sistémica se pueda ver amena-

zada por la reducción de la RVP con el consiguiente incremento del

FSP. Esta maniobra retrasa la desaturación durante la intubación. Si

el niño llega al quirófano con el tubo endotraqueal colocado, noso-

tros lo solemos cambiar. Las secreciones condensadas en un tubo

de diámetro interno pequeño pueden ser la causa de una obstruc-

ción significativa al flujo de gases. Durante los períodos de circu­

lación extracorpórea en los que se interrumpe la ventilación

humidificada se puede producir una obstrucción importante del

tubo endotraqueal. Esta puede reducirse colocando un tubo endo-

traqueal nuevo al comienzo del procedimiento.

Dada la amplia variedad de malformaciones cardíacas con-

génitas y de intervenciones quirúrgicas, resulta esencial un plan de

manejo anestésico individualizado. El mantenimiento de la aneste-

sia en estos pacientes depende de la edad y de la situación de éstos,

de la naturaleza de la cirugía, de la duración de la CEC y de la

necesidad de ventilación postoperatoria. En cada paciente se debe

diseñar una valoración de los objetivos hemodinámicos orientada

a reducir las condiciones de carga fisiopatológica, aprovechándose

de los efectos cualitativos conocidos de los anestésicos específicos y

de las estrategias de ventilación. Estos planes individualizados deben

integrarse dentro de los objetivos perioperatorios globales para con-

figurar la anestesia óptima. En los pacientes con malformaciones

complejas que necesitan inotrópicos preoperatorios y ventilación

mecánica, en general se opta por una inducción cuidadosamente

controlada desde una perspectiva hemodinámica y por un mante-

nimiento con un opiáceo potente. En los pacientes con una CIA o

una CIV sencillas, suele preferirse un agente inhalatorio potente

2382

Anestesia pediátrica



Figura 73-6

 Diagrama de barras de los cambios en el flujo sanguíneo cerebral

(FSC) antes, durante y después de la circulación extracorpórea (CEC) en 67

lactantes y niños (media±DE). El grupo A se sometió a la reparación mediante

circulación extracorpórea con hipotermia moderada (CECHM) entre 28 y 32°C;

el grupo B a hipotermia profunda (CECHP) entre 18 y 22°C, y el grupo C a una

parada circulatoria total (PCT) a 18°C. Obsérvense las alteraciones de la

reperfusión cerebral tras la parada circulatoria total (grupo C). Estadio I, previo a

la derivación; estadios II y III, durante la derivación hipotérmica; estadio IV,

recalentamiento durante la CEC; estadio V, tras la derivación.

(De Greeley WJ,

Brusino FG, Ungerleider RM y cols.: The effects of cardiopulmonary bypass on

cerebral blood flow in neonates, infantsand children.

Circulation

80:1029, 1989.)

Figura 73-7

 Cambios comparativos en la saturación arterial de oxígeno (Sa

o

2

)

y la presión arterial media (PAM) durante las inducciones con mascarilla usando

halotano N

2

O (

n

= 7) y ketamina intramuscular (

n

= 7) en niños con tetralogía de

Fallot con riesgo por cortocircuito derecha-izquierda. Obsérvese que en el grupo

tratado con halotano se mantiene la Sa

o

2

a pesar de la reducción significativa de

la PAM

.(De Greeley WJ, Bushman GA, Davis DP, Reves JG: Comparative effects

ofhalothane and ketamine on systemic arterial oxygen saturation in children

with cyanotic heart disease.

Anesthesiology

65: 666, 1986.)