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mientos hematológicos con exposición a donantes mínima. Se ha

demostrado la eficacia de la sangre total para recuperar la hemostasia

y disminuir la hemorragia tras la CEC en pacientes menores de

2 años que van a someterse a una reparación quirúrgica complej

a 239 .

Se han realizado muchos intentos para disminuir la hemorra-

gia después de la CEC con intervenciones farmacológicas. El acetato

de desmopresin

a 249,250

y los antifibrinolíticos ácido aminocaproico y

ácido tranexámic

o 251

se han administrado con grados variables de

éxito para disminuir de forma significativa la hemorragia postope-

ratoria tras la cirugía cardíaca. Royston y cols. han demostrado esto

usando aprotinin

a 252

. La aprotinina, un inhibidor de la proteinasa,

tiene propiedades antifibrinolíticas a concentraciones bajas y se com-

porta como un inhibidor de la calicreína a concentraciones más altas.

La CEC provoca un incremento de la calicreína mediante la activa-

ción por contacto, lo que fomenta la formación de trombos y fibrina,

lo que a su vez induce fibrinólisis. La inhibición de la calicreína

produce una inhibición de la fase de contacto de la coagulación y la

inhibición de la fibrinólisis disminuye la hemorragia. La menor

generación de trombina reduce la estimulación plaquetaria. Se ha

descrito una función plaquetaria mejor conservada en los pacientes

tratados con aprotinin

a 252

. Se ha demostrado que la administración

de aprotinina reduce la pérdida de sangre intra y postoperatoria en

la cirugía cardíac

a 253-256

. La administración de aprotinina durante la

cirugía cardíaca pediátrica atenúa la activación fibrinolítica en

función de la dosis, disminuyendo la formación de productos de

degradación de la fibrin

a 240,257

. Dosis más altas de aprotinina dismi-

nuyen el complejo trombina/antitrombina III y los fragmentos de

fibrina F1/F2, lo que respalda la hipótesis de la supresión de la acti-

vación del coágulo con dosis y concentraciones plasmáticas más altas

de aprotinina. Hasta la fecha, la administración de aprotinina se ha

limitado en general a algunos pacientes sometidos a cirugía por

cardiopatías congénitas que necesitan una reintervención, a pacien-

tes sometidos a la técnica de Ross y a pacientes sometidos a tras-

plante de corazón/pulmón. Es importante recordar que nosotros ya

no empleamos este fármaco por el temor a su asociación con un

aumento del riesgo de trombosis y de morbilidad.

Las técnicas de conservación de la sangre deben mantenerse

durante el período postoperatorio. En el postoperatorio sin compli-

caciones de los pacientes sometidos a cirugía cardíaca suelen aparecer

anomalías aisladas de la coagulación (v.

fig. 73-13 )

. En general, se trata

de trastornos de la coagulación que se corrigen espontáneamente

durante el primer día del postoperatorio y que no se asocian a una

hemorragia excesiva. Por tanto, no está indicada la corrección de

rutina de estas anomalías mediante la infusión de hemoderivados. La

administración de hemoderivados no debe llevarse a cabo a menos

que existan datos clínicos de hemorragia y se identifique un defecto

específico que necesite un tratamiento orientado con un componente

concreto. También debe evitarse la administración de rutina de

hemoderivados para reponer la volemia; puede administrarse una

solución Ringer lactato o una solución salina de forma satisfactoria

con menos coste y sin los riesgos asociados a las transfusiones.

Tratamiento postoperatorio

El tratamiento postoperatorio inmediato del paciente pediátrico

sometido a cirugía cardiotorácica es un período importante en la

secuencia global del tratamiento anestésico y quirúrgico. Aunque la

principal influencia pronóstica viene determinada por la interven-

ción, el tratamiento postoperatorio constituye un factor importante.

Como miembro del equipo quirúrgico, es preciso que el anestesista

comprenda y participe durante el postoperatorio inmediato. Queda

fuera del ámbito de esta obra describir de forma detallada los prin-

cipios del tratamiento postoperatorio de los pacientes pediátricos

sometidos a cirugía cardíaca. Sin embargo, resumimos algunos

principios y abordajes generales orientativos que deben formar

parte de los conocimientos básicos del anestesista.

El período postoperatorio se puede caracterizar por una serie

de cambios fisiológicos y farmacológicos durante el período en el

que el organismo se recupera de las alteraciones biológicas asocia-

das a la CEC y la cirugía cardíaca. Durante este período, los efectos

de la cirugía cardíaca, los trastornos de base, los efectos de la CEC

hipotérmica y de las técnicas especiales, como la PCHP, pueden

causar problemas especiales. En el postoperatorio inmediato deben

reconocer las situaciones que suponen una convalecencia anormal,

así como los problemas especializados, para tratarlos de la forma

más conveniente. Afortunadamente, la mayor parte de los pacientes

consigue mantener el equilibrio entre el coste que les produce la

tensión fisiológica generada por la reparación quirúrgica y los

efectos de la CEC y los beneficios de una reducción de la carga

fisiopatológica, lo que se traduce en una menor morbimortalidad.

Por tanto, el principioque debe guiar el tratamientodel paciente

postoperatorio es la comprensión de lo que es una convalecencia

normal y anormal después de la anestesia y la cirugía cardíaca. El

período postoperatorio inmediato, incluso durante la convalecencia

normal, se caracteriza por cambios fisiológicos continuos secundarios

a los efectos farmacológicos de los anestésicos residuales y los cambios

fisiológicos en marcha secundarios a las alteraciones abruptas de las

condiciones de carga hemodinámica, los traumatismos quirúrgicos y

la circulación extracorpórea. La anestesia y la cirugía no sólo afectan

al estado de consciencia del paciente, sino también a sus funciones

cardiovascular, respiratoria, renal y hepática, al equilibrio hidroelec-

trolítico y a losmecanismos de defensa inmunitarios. Apesar de todos

estos cambios, el tratamiento postoperatorio debería ser predecible y

normalizado para la mayor parte de los pacientes que vayan a some-

terse a intervenciones cardíacas.

En general, se describen cuatro fases temporales en el trata-

miento postoperatorio de los pacientes cardíacos: 1) traslado a la

unidad de cuidados intensivos (UCI), 2) estabilización en la UCI,

3) destete del soporte inotrópico y del ventilador y 4) movilización

de los líquidos. Los pacientes evolucionan por estas fases a ritmos

variables, dependiendo de factores como el proceso patológico de

base, la situación médica preoperatoria, las secuelas de la interven-

ción quirúrgica, la duración de la CEC y la presencia o ausencia de

complicaciones intraoperatorias. Una de las funciones más impor-

tantes del equipo de la UCI es identificar las complicaciones post­

operatorias en el paciente que se recupera de forma anormal y realizar

tratamientos intervencionistas. Como los cambios fisiológicos que

se producen después de la cirugía cardíaca son importantes pero se

resuelven espontáneamente durante la convalecencia normal, puede

resultar difícil reconocer los procesos anormales. En estas circuns-

tancias, un abordaje multidisciplinario uniforme por parte de

médicos y enfermeros con experiencia en este campo facilita la

identificación de cualquier anomalía que pueda surgir durante

la convalecencia. Estas anomalías suelen exigir una observaciónmás

estrecha, una monitorización más cruenta, intervenciones farmaco-

lógicas y un soporte técnico cardiopulmonar más intenso. Entre las

complicaciones destacan la hipovolemia, los defectos cardíacos

estructurales residuales, la insuficiencia ventricular derecha e

izquierda, la circulación hiperdinámica, la hipertensión de la arteria

pulmonar, el taponamiento cardíaco, las arritmias, la parada car-

díaca, la insuficiencia pulmonar, la oliguria, las convulsiones y la

disfunción cerebral. Es fundamental detectar estas alteraciones del

ciclo normal de la convalecencia y tratarlas de forma intensiva.

Un área importante en la que el anestesista puede contribuir

a la recuperación del paciente cardíaco es el control del dolor. El

dolor y la sedación son algunos de los problemas más frecuentes

que requieren de una intervención en la UCI. Muchos factores

condicionan la aparición, la incidencia y la intensidad del dolor

postoperatorio. La atenuación de la respuesta de estrés en el posto-

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Anestesia pediátrica