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lo que se correlaciona mejor con los incrementos de la frecuencia

cardíaca que el aumento del volumen sistólico, mientras que en los

adultos jóvenes, la dopamina aumenta de forma clara el volumen

sistólic

o 10

. A pesar de todo, los lactantes y los recién nacidos respon-

den de forma favorable a las infusiones de dopamina con un aumento

de la presión arterial sistólica y el gasto cardíaco y una mejoría de

la perfusión sistémica.

La administración de suplementos de calcio es importante

para aumentar la contractilidad cardíaca. Aunque la administración

de dichos suplementos ha perdido adeptos por las dudas sobre lesio-

nes por reperfusión, sigue siendo un tratamiento importante tras la

cirugía cardíaca pediátrica. Las fluctuaciones de las concentraciones

de calcio ionizado son frecuentes en el período inmediato tras la

CEC en los niños. Esto suele relacionarse con las transfusiones rela-

tivamente importantes de hemoderivados ricos en citrato y albú-

mina, como sangre total, plasma fresco congelado, plaquetas y

crioprecipitados necesarios para la hemostasia, todos los cuales se

unen al calci

o 186

. La administración rutinaria de suplementos de

calcio en el período inmediato tras la CEC resulta especialmente útil

en pacientes con una disminuición de la función ventricular

izquierda. En los pacientes con un ritmo sinusal lento o con un ritmo

de la unión, la administración de calcio debe hacerse con cuidado,

ya que puede ralentizarse de forma notable la conducción AV.

La epinefrina (0,02-0,2

m

g/kg/min) resulta útil en pacientes

con una disfunción significativa del ventrículo izquierdo que per-

manecen hipotensos con presiones de llenado de la aurícula

izquierda elevadas o datos en la ecografía Doppler de una dismi-

nución de la contractilidad o de isquemia regiona

l 187 .

La milrinona, un inhibidor potente de fosfodiesterasa 3, es

también un vasodilatador inotrópico eficaz en los lactantes y los

niños. Los estudios realizados en recién nacidos después de una

cirugía a corazón abierto demuestran una disminución importante

de la RVS y la RVP y un aumento en el índice cardíaco, sobre todo

debido al incremento del volumen sistólic

o 188 .

Los lactantes y niños

muestran un volumen de distribución más grande y una mayor

eliminación de milrinona comparados con los adultos; por dicho

motivo, la dosis de carga necesaria para obtener concentraciones

terapéuticas puede ser incluso de 100

m

g/k

g 189 .

En los recién

nacidos, la dosis de carga de milrinona durante la CEC es de

100

m

g/kg, seguidos de una infusión continua que debe iniciarse a

los 90 minutos de administrar la dosis de carga a un ritmo de

0,2

m

g/kg/min para mantener concentraciones terapéuticas. En los

lactantes mayores y en los niños, el ritmo de infusión continua es

mayor, situándose en general entre 0,5-1

m

g/kg/min.

La dobutamina es un agente inotrópico eficaz, aunque más

débil, en los niños. Aunque se ha descrito que tiene menos efectos

cronotrópicos que la dopamina en los recién nacidos, pueden pro-

ducirse taquiarritmias importantes. Esto puede guardar relación con

las similutudes estructurales entre la dobutamina y la isoprenalin

a 187 .

En los niños sometidos a cirugía cardíaca, la dobutamina aumenta

el gasto cardíaco, principalmente porque aumenta la frecuencia car-

díaca. Parece que la eficacia de este compuesto disminuye en

los animales inmaduros. Esto concuerda con una disminución de los

receptores alfa y con una concentración de catecolaminas circulantes

más elevada en los recién nacidos.

Disfunción ventricular derecha

La disfunción primaria del ventrículo derecho es un signo frecuente

después de la CEC en los recién nacidos, los lactantes y los niños. Por

ejemplo, tras la reparación de una tetralogía de Fallot, la hipertrofia

preexistente del ventrículo derecho, la ventriculotomía derecha y la

colocación de un parche transanular en el infundíbulo de salida del

ventrículo derecho, con la insuficiencia pulmonar aguda y la sobre-

carga de volumen del ventrículo derecho consiguientes, son causas

frecuentes de la disfunción ventricular derecha en el postoperatori

o 23 .

El tratamiento de esta disfunción abarca medidas encaminadas a

disminuir la RVP y a conservar la perfusión coronaria sin distensión

del VD. Se debe tratar la acidosis metabólica y elegir los inotrópicos

según sus propiedades vasodilatadoras (p. ej., dopamina, amrinona o

milrinona). En los casos de disfunción ventricular extrema, la epin-

efrina a dosis bajas (0,01-0,03

m

g/kg/min) aporta inotropía sin vaso-

constricció

n 184,190

. La ventilaciónmecánica debe ajustarse para ayudar

a la función ventricular derecha y disminuir la RVP.

A diferencia de lo que sucede en el VI, la presión intracavitaria

baja del VD normal recibe dos tercios de su llenado coronario

durante la sístole ventricula

r 191 .

En los pacientes con una disfunción

ventricular derecha, el mantenimiento de una presión arterial sistó-

lica normal o levemente aumentada maximiza la perfusión coronaria

del VD y aumenta la contractilidad. Cuando persiste la necesidad de

soporte inotrópico después del período inmediatamente posterior a

la CEC, debería realizarse una evaluación crítica de otras anomalías

estructurales y funcionales. La precarga debe mantenerse en valores

normales o ligeramente aumentados. Como la contractilidad del

ventrículo derecho está disminuida, es importante maximizar la pre-

carga hasta la parte más alta de la curva de Starling. Sin embargo,

la sobredistensión del VD no se tolera bien por la disminución de la

distensibilidad ventricular y la disfunción diastólica. Una carga de

volumen excesiva puede provocar una disfunción diastólica signifi-

cativa, con insuficiencia tricuspídea y deterioro del flujo anterógrado.

En general, una PVC muy superior a 12-14 mmHg se tolera mal en

los recién nacidos y en los lactantes con disfunción ventricular

derech

a 192

. Cuando la disfunción ventricular derecha es grave, el

esternón debería dejarse abiert

o 193 ,

porque así se eliminan las resis-

tencias generadas por la pared torácica y la ventilación mecánica y

se permite al VDmaximizar el volumen telediastólico. Una estrategia

adicional en recién nacidos, lactantes y niños con una disfunción

ventricular derecha importante tras la CEC consiste en permitir un

cortocircuito derecha-izquierda a la altura de la aurícula. Los pacien-

tes típicos que pueden beneficiarse de esta estrategia son los recién

nacidos que van a someterse a reparaciones de una tetralogía de

Fallot y un tronco arterioso. Si se deja abierta una comunicación

auricular y la sangre pasa de derecha a izquierda, se preservará el

gasto cardíaco y la llegada de oxígeno a la circulación sistémica. Aun­

que estos pacientes tendrán una saturación de oxígeno sistémica

algo reducida, como se incrementa el gasto cardíaco eficaz y el aporte

de oxígeno a los tejidos, mejorará la presión de perfusión sistémica

y se mantendrá la perfusión coronaria del VD. Al mejorar la función

ventricular derecha se produce una disminución de la presión

auricular derecha, disminuye el cortocircuito derecha-izquierda y

aumenta la saturación arterial sistémica.

Si la disfunción ventricular derecha persiste hasta el grado de

comprometer el gasto cardíaco sistémico, se deberá plantear un

soporte vital extracorpóreo (oxigenación con membrana extracor-

pórea [ECMO]). Cuando se emplea la ECMO para el soporte cir-

culatorio, es preferible una canulación venoarterial. El acceso venoso

y arterial puede lograrse a través de una arteria y una vena centrales

de gran calibre, habitualmente la arteria carótida y la vena yugular

interna, o mediante canulación torácica directa. La recuperación de

una disfunción ventricular grave se basa en el concepto de que el

miocardio ha sufrido una lesión transitoria (es decir, «miocardio

aturdido») y es capaz de recuperarse con el tiemp

o 194,195 .

La ECMO

se emplea para disminuir la tensión de la pared ventricular, aumen-

tar la presión de perfusión coronaria y mantener la perfusión sisté-

mica con sangre oxigenada. La ECMO se puede utilizar también

para la insuficiencia del ventrículo izquierdo, aunque es menos fre-

cuente obtener buenos resultados en este caso que en la disfunción

ventricular derecha o la hipertensión de la arteria pulmonar. Los

pacientes tratados con ECMO porque no se logra su destete de la

CEC muestran una mortalidad mucho mayor que aquellos en los

que la ECMO se instaura en fases más tardías del postoperatori

o 196

.

Los niños que muestran siempre la supervivencia más baja son los

que necesitan una ECMO tras una intervención de Fonta

n 197

.

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Anestesia pediátrica