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peratorio inmediato con infusiones de opiáceos potentes en el lac-

tante en estado crítico disminuye la morbilida

d 103

. La atenuación

del dolor postoperatorio puede lograrse con medicación preopera-

toria y con una técnica de tratamiento anestésico intraoperatoria

en la que se incluyan opiáceos potentes. Los pacientes que no

reciben opiáceos durante el preoperatorio o la propia intervención

necesitarán analgésicos en el postoperatorio inmediato en cuanto

se elimine el anestésico inhalatorio. La mayor parte de los casos de

dolor postoperatorio se pueden tratar mediante la administración

de dosis bajas de opiáceos intravenosos, y en la mayoría de los casos

con morfina. Esto resulta esencial en el paciente que se desteta del

ventilador en el postoperatorio inmediato. Los pacientes que per-

manecen intubados y ventilados durante la noche deberían recibir

una sedación y un control adecuados del dolor hasta que empiece

el proceso de destete. Esto suele conseguirse con una infusión

continua de una benzodiazepina y un opiáceo. La infusión conti-

nua de sedantes y analgésicos consigue un control más constante

y fiable del dolor postoperatorio. Cuando se interrumpe la ventila-

ción mecánica, también se interrumpen los sedantes y analgésicos.

En estas circunstancias, el ajuste cuidadoso de los opiáceos suele

conseguir un alivio rápido del dolor. Se ha demostrado que los

opiáceos previenen las crisis hipertensivas en los pacientes con una

hipertensión reactiva de la arteria pulmona

r 100 .

La anestesia regional se puede emplear para controlar el dolor

postoperatorio en los niños y los lactantes tras la toracotomía

(v. cap. 71).

Este método evita la depresión respiratoria inducida por

los opiáceos tras la administración de dosis intravenosas de estos

compuestos. La administración de opiáceos por vía epidural es una

opción muy eficaz para controlar el dolor. Esta técnica se emplea en

niños para controlar el dolor postoperatorio cuando se administra

en el espacio epidural por vía caudal bien en forma de «dosis única»

o a través de un catéter caudal pequeño. La morfina o la hidromor-

fona consiguen una analgesia eficaz con una duración de 6-12 horas

sin una depresión respiratoria significativa. La administración

caudal de morfina diluida a 0,05-0,075mg/kg en un volumen total

de 1,25ml/kg de suero salino estéril se ha empleado con buenos

resultados en nuestra práctica. La realización de anestesia regional

para el dolor postoperatorio parece más adecuada para niños que

se extuban en el postoperatorio inmediato. Entre las contraindica-

ciones relativas de esta técnica se incluyen la inestabilidad hemodi-

námica y los pacientes con alteraciones del perfil de la coagulación

con hemorragia activa mantenida. Con el uso de esta técnica regio-

nal cabe esperar una mejora de la oxigenación arterial, una retirada

más rápida del ventilador y una reducción de las complicaciones

respiratorias postoperatorias. Sin embargo, es frecuente la retención

urinaria en pacientes que no tienen colocada una sonda vesical. En

general no se necesita tratamiento alguno.

Los niños que necesitan una toracotomía amplia o una tora-

coesternotomía bilateral (es decir, «bivalva») deben considerarse

candidatos para una analgesia epidural torácica. Esta técnica reduce

de forma significativa la depresión respiratoria y las anomalías de

la mecánica pulmonar asociadas a la cantidad de opiáceos sistémi-

cos que serían necesarios para conseguir una analgesia adecuada

para estas incisiones tan extremadamente dolorosas. Si el procedi-

miento requiere heparinización sistémica, nosotros retrasamos

la colocación de estos catéteres hasta que se neutraliza el efecto de la

heparina. Para el paciente que va a someterse a la reparación de

una coartación a través de una toracotomía izquierda, colocamos

un catéter caudal o epidural tras confirmar la función motora de

las extremidades inferiores. En los pacientes que van a someterse

a trasplante de corazón y pulmón, colocamos un catéter epidural

torácico en el momento del postoperatorio en que sea posible

interrumpir los fármacos intravenosos que pueden afectar de

forma negativa a su capacidad de respirar cerca del momento de la

extubación planificada. Es frecuente que estos pacientes necesiten

un catéter epidural torácico funcionante durante varios días.

Morbilidad neuropsicológica postoperatoria

La morbilidad neurológica es un problema cada vez más impor-

tante en los recién nacidos y lactantes con cardiopatías congénitas

conforme mejoran las tasas de mortalidad quirúrgica. Aunque

las secuelas postoperatorias precoces del SNC, como el ictus y las

convulsiones, se describen en un porcentaje pequeño de recién

nacidos con cardiopatías congénitas, cada vez se reconoce más la

importancia de anomalías neurológicas más sutiles durante el

seguimiento a largo plaz

o 223,258-266 .

Estos trastornos pueden ser alteraciones motoras finas o gro-

seras, retraso del lenguaje y el habla, alteraciones de las capacidades

espaciales visuales y visomotoras, trastornos por déficit de atención,

trastornos del aprendizaje y alteraciones de la función ejecutiva. La

presencia de una «enfermedad cerebral congénita» en los pacientes

con cardiopatías congénitas resulta problemática para mejorar el pro-

nóstico neurológico a largo plazo. Muchos recién nacidos con cardio-

patías congénitas muestran alteraciones estructurales cerebrales

congénitas y alteraciones cromosómicas, o ambas, y también anoma-

lías fisiológicas que pueden deteriorar el desarrollo cerebral. Se han

descrito anomalías encefálicas en la ecografía cerebral en una quinta

parte de los lactantes a término que iban a someterse a cirugía car-

díaca, y la mitad de ellas estaban presentes preoperatoriament

e 266 .

Las lesiones neurológicas secundarias postoperatorias pueden

guardar relación con alteraciones tras la CEC de la autorregulación

cerebral y con lesiones hipóxico-isquémicas adicionales, convulsio-

nes y otros problemas asociados a un ingreso prolongado en la UCI.

Además de los factores prenatales y perioperatorios modificables,

también tienen importancia los factores genéticos y ambientales.

Por desgracia, los factores perioperatorios modificables pueden

explicar menos la variabilidad del pronóstico a largo plazo que los

factores específicos de cada paciente.

Se pueden detectar clínicamente lesiones neurológicas post­

operatorias nuevas en más del 10% de los lactante

s 7

y en más del 50%

cuando se emplean técnicas radiológicas más sensibles como la

R

M 267,268

. Dado que las lesiones neurológicas nuevas pueden aparecer

en distintos momentos durante el ingreso hospitalario del recién

nacido, resulta esencial la atención perioperatoria para reducir los

factores de riesgo conocidos. Entre los mecanismos de lesión del SNC

en lactantes que van a someterse a cirugía cardíaca destacan

la hipoxia-isquemia, los émbolos, las especies reactivas del oxígeno y la

microvasculopatía inflamatoria. Durante el preoperatorio, el objetivo

fundamental consiste en prevenir las lesiones hipóxico-isquémicas y

las tromboembólicas. Entre los factores intraoperatorios modificables

que se asocian a lesiones del SNC, aunque no se limitan a éstas, se

incluyen el control del pH, el control del hematocrito durante la CEC,

la perfusión cerebral regional y el uso de la PCHP. Los efectos secun-

darios de la CEC pueden ser más graves en los lactantes que en los

niños mayores y los adultos, dada la inmadurez de la función de sus

órganos y tejidos y el tamaño relativo del circuito de CEC en compa-

ración con su tamaño corpora

l 269

. Sin embargo, se han realizado

numerosas investigaciones sobre la prevención intraoperatoria de las

lesiones neurológicas. Con los cambios constantes en la tecnología y

los nuevos tratamientos, la realización de la CEC y otras técnicas de

soporte han estado sometiéndose a una investigación activa.

Dispositivos de asistencia mecánica

La supervivencia de los niños con malformaciones cardíacas y pul-

monares congénitas ha mejorado en las últimas décadas gracias a los

avances en el tratamiento preoperatorio, las técnicas quirúrgicas, la

anestesia, los tratamientos farmacológicos y el tratamiento postope-

ratorio. A pesar de estos avances, los pacientes pueden seguir nece-

sitando tratamientos para una insuficiencia cardíaca aguda y crónica

Anestesia para la cirugía cardíaca pediátrica

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Sección V

Anestesia pediátrica

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