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un ensayo aleatorizado más amplio sobre PCHP, asociada o no a la

perfusión regional cerebral a 20ml/kg/min, en pacientes con un

ventrículo único funcional, con estudios a largo plazo que se encuen-

tran en las fases de planificació

n 132

. Se incluyeron 77 pacientes con

supervivencias parecidas hasta el alta hospitalaria (88%) y al año de

seguimiento (75%). No se encontraron diferencias significativas en

el índice de desarrollo psicomotor o mental entre los dos grupos

en ningún momento, aunque los valores de estos índices tendían a

ser más bajos en el grupo de perfusión cerebral regional.

Regulación de la glucosa

Una gran cantidad de datos experimentales y clínicos han aportado

pruebas concluyentes sobre los efectos negativos de la hipergluce-

mia durante la isquemia cerebral completa, incompleta y foca

l 133,134 .

El papel de la glucosa como potenciador de las lesiones cerebrales

parece depender de dos factores: utilización de adenosina trifosfato

(ATP) y acidosis láctic

a 135,136

. El metabolismo anaerobio de la glucosa

necesita de fosforilación y del consumo de dos moléculas de

ATP antes de que se pueda producir el ATP. Este gasto inicial

de ATP puede causar un agotamiento rápido del ATP y explicar por

qué la hiperglucemia empeora las lesiones neurológicas. La acidosis

láctica también es importante en las lesiones cerebrales agravadas

por la glucosa. Sin embargo, su relevante papel puede ser el de inhi-

bidor de enzimas glucolíticas. El lactato retrasa la producción anae-

robia de ATP al inhibir la glucólisis inmediatamente después de que

se consuma el ATP en la fosforilación de la glucos

a 137

.

Es posible establecer argumentos científicos sólidos sobre los

efectos perniciosos de la hiperglucemia durante la isquemia, pero

existen pocas pruebas que apoyen una relación entre el empeora-

miento del pronóstico neurológico y la hiperglucemia durante la CEC

o la PCHP en los niños. Aunque una revisión retrospectiva de 34 niños

sometidos a PCHP indicó un pronóstico neurológico peor en los

niños con hiperglucemia, los resultados obtenidos se publicaron como

una tendencia sin significación estadístic

a 138 .

Una revisión de las lesio-

nes neurológicas adquiridas en pacientes sometidos a la fase I de la

intervención de Norwood por un síndrome de corazón izquierdo

hipoplásico sugirió que la hiperglucemia era un hallazgo significativo

asociado en pacientes con necrosis cerebral extensa o hemorragia

intraventricular. Un gran número de otros factores potencialmente

dañinos (p. ej., períodos de hipoxia, presión diastólica y sistólica bajas,

trombocitopenia) se asociaban estadísticamente a la patología neuro-

lógica observad

a 139 .

Dado que la hiperglucemia se asocia a una res-

puesta de estrés generalizada, estos trabajos no permiten distinguir si

la glucosa contribuye de forma directa a las lesiones neurológicas o si

sirve sencillamente como marcador de una población de alto riesgo

que sufre lesiones neurológicas como consecuencia de otros factores.

La hipoglucemia es una preocupación frecuente en los recién

nacidos durante el período perioperatorio. La disminución de la

gluconeogénesis hepática junto con una reducción de las reservas

de glucógeno hacen que el neonato tenga un mayor riesgo de epi-

sodios de hipoglucemia. En los recién nacidos con una cardiopatía

congénita, la disminución de la perfusión sistémica (p. ej., coarta-

ción crítica, síndrome del corazón izquierdo hipoplásico, estenosis

aórtica crítica) puede empeorar la biosíntesis hepática, deteriorando

aún más la producción de glucosa. Estos pacientes pueden depender

por completo de la glucosa exógena; por tanto, no es raro que nece-

siten infusiones de dextrosa al 20-30% para mantener la euglucemia

en el período previo a la CEC. Los niños mayores no son inmunes

tampoco a los episodios de hipoglucemia, por lo que pueden sufrir

lesiones neurológicas inducidas por ella. Los pacientes con situacio-

nes de bajo gasto cardíaco (miocardiopatías, pacientes antes del

trasplante, pacientes en estado crítico en el postoperatorio) que

necesitan una reintervención o que reciben un importante soporte

inotrópico presentan un riesgo mayor de que disminuyan sus reser-

vas de glucógeno y de sufrir hipoglucemia intraoperatori

a 140

.

El impacto de la hipoglucemia durante la CEC se complica

todavía más por las consecuencias de la hipotermia, el control del

CO

2

y otros factores que pueden modificar las respuestas cerebrales

vasculares normales durante la CEC. En un modelo de perros, la

hipoglucemia inducida con insulina hasta 30mg/dl no alteraba los

signos electroencefalográficos. Sin embargo, tras 10 minutos de

hipoglucemia hipocápnica, el EEG se volvía plan

o 141 .

Cuando se

analizó el flujo regional de sangre en estos animales, el flujo san-

guíneo cortical y del hipocampo seguía siendo normal, mientras

que en otras regiones del cerebro disminuía. La pérdida de la acti-

vidad electroencefalográfica por la hipoglucemia aislada no suele

producirse cuando la glucemia es superior a 8mg/dl

142 .

Durante la CEC en hipotermia profunda y la PCHP se

alteran el FSC y el metabolismo cerebral. Los efectos aditivos de la

hipoglucemia, aunque sean leves, pueden causar alteraciones de la

autorregulación cerebral y culminar en un incremento de las lesio-

nes corticale

s 139 .

La práctica habitual de emplear la hiperventila-

ción para reducir las RVP en los recién nacidos y los lactantes

durante el destete de la CEC y el período inmediato tras la misma

puede agravar aún más la lesión secundaria a hipoglucemia. La

monitorización de la glucosa y el mantenimiento rígido de la

euglucemia son una parte esencial del control de la CEC en el

paciente con una cardiopatía congénita.

Efectos renales

Tras la CEC, los efectos combinados de la hipotermia, la perfusión

no pulsátil y la reducción de la presión arterial media provocan la

liberación de angiotensina, renina, catecolaminas y hormonas anti-

diurética

s 143-145 .

Estas hormonas circulantes inducen vasoconstric-

ción renal y disminuyen el flujo sanguíneo renal. Sin embargo, a pesar

del impacto negativo de la CEC sobre la función renal, los estudios no

han conseguido vincular la perfusión de bajo flujo y baja presión

no pulsátil con la disfunción renal postoperatoria

( tabla 73-12 ) 143

. Los

factores que mejor se correlacionan con la disfunción renal postope-

ratoria son la disfunción renal preoperatoria y las reducciones inten-

sas del gasto cardíaco tras la CEC. Entre los factores preoperatorios

Anestesia para la cirugía cardíaca pediátrica

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73

Sección V

Anestesia pediátrica

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Tabla 73-12

 Secuelas de la circulación extracorpórea pediátrica

Lesión de órgano

terminal

Etiología/signos

Lesión renal

Inmadurez de órganos, nefropatía preexistente

Bajo GC tras circulación extracorpórea, uso de la

PCHP

Disfunción renal caracterizada por reducción del

FG y NTA

Lesión pulmonar

Lesión endotelial, aumento de la fuga capilar,

activación del complemento y degranulación de

leucocitos

Disfunción pulmonar caracterizada por una menor

distensibilidad, reducción de la CRF y aumento del

gradiente A-a

Lesión cerebral tras

una PCHP

Pérdida de autorregulación, supresión del

metabolismo y del flujo sanguíneo cerebral,

acidosis celular y vasoparesia cerebral

Disfunción del SNC caracterizada por convulsiones,

reducción del cociente de desarrollo,

coreoatetosis, discapacidad del aprendizaje,

alteraciones de la conducta

A-a, alvéolo-arterial; CRF, capacidad residual funcional; FG, filtrado glomerular; GC,

gasto cardíaco; NTA, necrosis tubular aguda; PCHP, parada circulatoria hipotérmica

profunda; SNC, sistema nervioso central.