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torno, al igual que algunas pruebas de función plaquetaria. Se pue-

de emplear desmopresina para aumentar el vWF en plasma en los

pacientes con el tipo I de la enfermedad y en algunos con el tipo II.

Los crioprecipitados u otros derivados plasmáticos con vWF pue-

den utilizarse en pacientes que no responden a la desmopresina y

en aquellos en los que se producen hemorragias grave

s 220 .

T

rombocitopenia

hereditaria

.

La trombocitopenia here-

ditaria es un defecto congénito infrecuente. La mayoría de los casos

se asocian a enfermedades familiares con inmunodeficiencia ligadas

al sexo, como el síndrome de Wiskott-Aldric

h 221

. Las transfusiones

de plaquetas ayudan a controlar las hemorragias. La esplenectomía a

menudo consigue corregir la trombocitopenia y un trasplante exito-

so de médula ósea consigue curar el síndrome de Wiskott-Aldrich.

Trastornos adquiridos

Diversas circunstancias pueden alterar la producción de factores

de la coagulación. Los factores dependientes de la vitamina K son

los que con mayor frecuencia se ven afectados. Estos factores se

encuentran reducidos en presencia de enfermedad hepática, trata-

miento con warfarina y síndromes de malabsorción secundarios a

enfermedades intestinales o a alteración de la flora intestinal por

el tratamiento prolongado con antibióticos. Además, la deficiencia

no tratada de vitamina K en el período neonatal da lugar a la

enfermedad hemorrágica del recién nacido. En estos trastornos, el

TP se encuentra prolongado y las pruebas específicas demuestran

la presencia de bajos niveles de factores II, VII, IX y X. La adminis-

tración de vitamina K suele revertir estas deficiencias a menos que

la función sintética hepática se encuentre muy comprometida.

Entre las alteraciones adquiridas de las plaquetas se incluyen

problemas de reducción de la producción, de aumento de la destruc-

ción y de disminución de su función. Los trastornos con reducción

de la producción o situaciones hipoproliferativas comprenden enfer-

medades de la médula ósea como la leucemia o la anemia aplásica y

los efectos adversos de los fármacos antineoplásicos. El aumento de

la destrucción puede estar mediado por mecanismos inmunitarios

(es decir, púrpura trombocitopénica idiopátic

a 222

) o suceder como

resultado del consumo (es decir, situaciones microangiopáticas, SHU

o púrpura trombótica trombocitopénic

a 223

). Por último, se ha demos-

trado disfunción plaquetaria en presencia de uremia y policitemia

crónica en pacientes con cardiopatías congénitas cianógena

s 224 .

El tratamiento de las trombocitopenias adquiridas incluye la

transfusión de plaquetas y, si es posible, la corrección de los tras-

tornos subyacentes. La esplenectomía terapéutica aumenta la

supervivencia de las plaquetas en algunos pacientes con enferme-

dades graves mediadas por mecanismos inmunológicos.

La coagulación intravascular diseminada (CID) se caracte-

riza por ser una coagulopatía de consumo con reducción de las

plaquetas y del fibrinógeno, aumento del TP, del TTP y del tiempo

de trombina y elevación de los productos de degradación del fibri-

nógeno. La CID complica diversas entidades inespecíficas: la sepsis,

la anafilaxia, el shock, la acidosis, los traumatismos tisularesmasivos,

la enfermedad de las células falciformes y ciertas neoplasias, en

especial la leucemia mieloide aguda (LMA) en la infanci

a 225 .

La

púrpura fulminante es un tipo especialmente grave de CID que se

asocia a equimosis y trombosis de la piel, del tejido subcutáneo y

de las partes distales de las extremidades. Esta afección puede verse

en la meningococemia aguda, así como en otras septicemias bac-

terianas, virales y fúngicas. La púrpura fulminante se asocia a una

elevada morbilidad y mortalidad; la principal causa de morbilidad

es la pérdida isquémica de las partes distales de las extremidades.

El tratamiento de la CID consiste en la eliminación del fenó-

meno desencadenante lo antes posible. Es esencial el soporte general

del volumen vascular y del transporte de oxígeno. Cuando existe una

hemorragia activa, la transfusión de plaquetas (0,2U/kg) y de plasma

fresco congelado (10ml/kg) cada 4 o 6 horas restablece las plaquetas

y los factores de la coagulación. También pueden ser necesarios

antagonistas de la coagulación, como la antitrombina III. La admi-

nistración de heparina ha sido recomendada por algunos profesio-

nales; sin embargo, no se ha demostrado que mejore la evolución y

puede favorecer la hemorragia. La transfusión de concentrados de

factores puede ser de ayuda cuando el volumen de plasma fresco

congelado que puede ser administrado se ve limitado por la hiper-

volemia intravascular. En ocasiones, las exanguinotransfusiones con

sangre fresca completa o la exanguinotransfusión de plasma/plas-

maféresis con plasma fresco congelado y plaquetas pueden ser nece-

sarias para tratar con eficacia los casos de CID grave

s 226 .

Anomalías de los hematíes

Entre las anomalías de los hematíes se incluyen la reducción de lamasa

de los mismos o la presencia de glóbulos rojos con un funcionamiento

anormal. La masa de los hematíes puede reducirse por una disminu-

ción de la producción o por un aumento de las pérdidas. La reducción

de la producción se asocia a deficiencias de factores (hierro, folatos,

vitamina B

12

), a enfermedades de la médula ósea (anemia aplásica,

leucemia), a afecciones crónicas (infecciones, neoplasias, enfermeda-

des renales) y, en raras ocasiones, a una deficiencia congénita de los

precursores de los hematíes (síndrome de Blackfan-Diamond). La

pérdida de glóbulos rojos puede deberse a pérdidas extracorpóreas de

sangre (hemorragia) o a destrucción de células (hemólisis). La hemó-

lisis puede estar causada por anomalías intrínsecas de los hematíes o

por factores extrínsecos. Entre las alteraciones intrínsecas se encuen-

tran los defectos de la membrana (esferocitosis, eliptocitosis), los

defectos enzimáticos (deficiencias de la glucosa-6-fosfato deshidroge-

nasa y de la piruvato cinasa) y las hemoglobinopatías (hemoglobina

S, C, D, E y talasemia). Las anomalías extrínsecas pueden ser mediadas por mecanismos inmunológicos o por infecciones y toxinas, o pueden ser secundarias a la destrucción microangiopática

227

.

Con independencia de la causa de la reducción en la masa

de hematíes, los signos, los síntomas y el tratamiento dependen de

lo aguda y lo grave que sea la pérdida de sangre. La pérdida aguda

de cantidades masivas de sangre (hemorragia) puede dar lugar a un

shock hipovolémico. El tratamiento consiste en la administración

deoxígeno,lareexpansióndelvolumenintravascularylareposiciónde

hematíes. En ausencia de hipovolemia, la pérdida aguda y crónica

de hematíes se tolera hasta que la pérdida de la capacidad transpor-

tadora de oxígeno es crítica, lo que da lugar a una insuficiencia

cardíaca de alto gasto. En el tratamiento de estos casos de anemia

grave se incluye la administración de oxígeno y la reposición de la

masa de hematíes, que debe llevarse a cabo de forma cautelosa y

lenta en un intento por evitar las complicaciones de la sobrecarga

de volumen. A veces son precisas exanguinotransfusiones parciales

para suministrar hematíes sin producir sobrecarga de volumen.

Los pacientes con hemoglobinopatías poseen hematíes que

no pueden transportar oxígeno adecuadamente; la sulfhemoglobi-

nemia y la metahemoglobinemia son las más frecuentes de estas

alteraciones. Estos trastornos pueden ser congénitos o adquiridos.

Las formas congénitas suelen ser asintomáticas y no precisan trata-

miento, pero las adquiridas o tóxicas pueden ser fatales. En el trata-

miento se incluye la administración de oxígeno, de azul de metileno

por vía intravenosa y, en ocasiones, la exanguinotransfusión.

Complicaciones del tratamiento transfusional

Aunque la administración de hemoderivados puede salvar vidas,

deben preverse posibles complicaciones (v. también cap. 45). Siempre

que se llevan a cabo tratamientos transfusionales masivos, hay que

tener en cuenta los riesgos de toxicidad por citratos, las reacciones

Cuidados intensivos pediátricos y neonatales

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Sección V

Anestesia pediátrica

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