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Cuidados postoperatorios

VI

generalmente de naturaleza crónica o progresiva, en la que existen

alteraciones de múltiples funciones corticales superiores, como la

memoria, el pensamiento, la orientación, la comprensión, el cálculo,

la capacidad de aprendizaje, el lenguaje y el juicio. La consciencia

no se ve obnubilada. En deterioro de la función cognitiva puede ir

acompañado y, a veces, precedido, de alteración del control emocio-

nal, el comportamiento social o la motivación.

Detección de la disfunción

cognitiva postoperatoria

Los informes sobre la incidencia de laDCPOvarían dentro de amplios

márgenes en estudios sobre los mismos tipos de cirugía y de anestesia.

Con independencia de las diferencias individuales entre pacientes,

ello puede deberse, en parte, a cuestiones metodológicas, como la

selección de la batería de pruebas, el momento de las valoraciones

postoperatorias o el sistema de análisis de la disfunción.

Pruebas neuropsicológicas en pacientes

quirúrgicos

Las valoraciones neuropsicológicas (pruebas NP) se utilizan como

medio objetivo de evaluación de la función cognitiva. A diferencia de

las usadas en valoraciones clínicas, las pruebas de detección de DCPO

necesitan ser sensibles a los cambios. Es importante que los medios

de valoración sean sensibles a las potenciales lesiones cerebrales

difusas. Así pues, dichos medios han de constituir una batería de

pruebas que intente cubrir una amplia gama de áreas cognitivas, como

la memoria, la atención, la concentración y la capacidad perceptiva-

motora. Como consecuencia de las restricciones de tiempo que

impone el entorno quirúrgico, el tiempo establecido para la realiza-

ción de tales pruebas es a veces limitado. En consecuencia, es fre-

cuente que la propia batería de pruebas constituya de por sí un

elemento de compromiso. Una reciente revisión de los estudios de

DCPO en cirugía no cardíac

a 1

indicó que, en este campo, se han

utilizado hasta 70 pruebas NP diferentes, en unión de 9 baterías

compuestas, con entre 1 y 13 pruebas por estudio. El dominio valo-

rado con mayor frecuencia fue el de la memoria y el aprendizaje. En

este contexto, el número de pruebas a utilizar puede resultar proble-

mático: empleando más pruebas es más probable que se detecte una

disfunción (aunque ello también se relaciona con la definición utili-

zada para determinar si existe una DCPO). Existe, por otra parte, el

problema adicional de la fatiga inducida en los pacientes por su enfer-

medad o por la cirugía. Así pues, es importante realizar pruebas que

no sean muy prolongadas. Para atenuar la fatiga inducida por la rea-

lización de las pruebas es aconsejable alternar medios como papel y

lápiz, registros informáticos, pruebas manuales y pruebas verbales.

Los primeros estudios que investigaron las DCPO a menudo

recurrían a pruebas de inteligencia tradicionales, como la escala

Wechsler de inteligencia para adultos (WAIS, por sus siglas ingle-

sas) o a pruebas de valoración selectiva, como el citado MMSE.

Aunque estas baterías de pruebas tienden a ser altamente fiables,

se ha demostrado que no son sensibles a los cambios sutiles que en

ocasiones se registran en el postoperatori

o 2,3

. Recientemente, este

tipo de pruebas han sido reemplazadas por una amplia gama de

pruebas NP diseñadas para evaluaciones repetidas, muchas de las

cuales se han adaptado al formato informático, con el fin de facilitar

su uso o mejorar su estandarización.

Es habitual que en los estudios las valoraciones sean llevadas

a cabo por un conjunto de profesionales, tanto sanitarios como no

sanitarios. La valoración de la función cerebral requiere experien-

cia, particularmente en lo que respecta a la forma de presentar las

pruebas y de cómo reaccionar a las respuestas del paciente, inten-

tando que éste se halle en su mejor estado funcional. Lo ideal es

que las pruebas sean aplicadas siempre por el mismo neuropsicó-

logo, convenientemente experimentado, y siempre en un mismo

entorno durante cada sesión de pruebas.

Elección del momento de las evaluaciones

Una cuestión de gran importancia para la medición de las DCPO

es el momento en el que se realizan las evaluaciones. A este respecto,

en los estudios se observan una amplia variedad de posibilidades.

En algunos casos las pruebas se realizan semanas después de la

cirugía, mientras que, en otros, se llevan a cabo en el momento del

ingreso hospitalario, por ejemplo, un día antes de la operación o

incluso en el mismo día. Es habitual que los pacientes sientan ansie-

dad por la intervención a la que van a someterse. Aunque las evi-

dencias referidas a las consecuencias de la ansiedad preoperatoria

sobre las pruebas NP empleadas en la mayoría de los estudios de

DCPO no son significativas, siempre es recomendable comprobar

la posible influencia de la ansiedad o la depresión en los resultados.

Así, siempre que se proceda a una valoración de la función neuro­

psicológica han de evaluarse los niveles de ansiedad y depresión.

En los días inmediatamente posteriores a la cirugía es fre-

cuente observar problemas cognitivos, generalmente transitorios. Es

fácil que estas primeras valoraciones detecten alteraciones pasajeras

de la función cognitiva, en tanto que las realizadas a los pocos días

de la cirugía se verán probablemente influidas por el reajuste post­

operatorio general, así como por los analgésicos, el dolor y la fatiga.

Las evaluaciones efectuadas en una fase más tardía de la recupera-

ción (unas 4 semanas después de la intervención) resultanmás útiles

para la identificación de cambios persistentes o permanentes.

Es importante saber si las primeras indicaciones de tras-

torno cognitivo sirven de alguna manera para predecir posibles

dificultades cognitivas a largo plazo. Parece haber indicios de que

las evaluaciones tempranas previas al alta tienen cierto valor pre-

dictivo de deterioro a largo plaz

o 4–6 ,

aunque la relación precisa

dentro de este contexto aún debe clarificarse.

Análisis

De la bibliografía sobre DCPO se deduce que se han utilizado

diversos métodos para medir y definir las disfunciones. Algunos

estudios aplicaron diferencias significativas entre las puntuaciones

postoperatorias y las de referenci

a 7

, mientras que otros utilizaron

valores límite para la evaluació

n 8–11

. En un tercer planteamiento,

los investigadores realizaron una comparación entre dos grupos

quirúrgicos/anestésicos distinto

s 2,13

y, aún en un cuarto enfoque, la

comparación se estableció entre un grupo quirúrgico y uno de

contro

l 14,15

. En otros ensayos se recurrió a una quinta opción, con-

sistente en analizar los datos de las pruebas NP con múltiples

comparaciones de variables en la batería de pruebas. Este plantea-

miento aporta sensibilidad para detectar incluso pequeñas diferen-

cias, aunque el riesgo de que se produzca un error de tipo 1 es alto.

Por otra parte, esta clase de análisis no se ajusta bien a la determi-

nación de si el deterioro se ha detectado porque el análisis se basa

en medias grupales en vez de en cambios individuales, y no es

posible calcular la incidencia del deterioro cognitiv

o 11,16

.

Numerosos investigadores han optado por un sexto procedi-

miento, basado en un enfoque de «cambio individual», en el que el

participante actúa como su propio factor de control. En este caso, la

puntuación postoperatoria del participante se compara con la preo-

peratoria. A continuación se aplica un criterio definido estadística-

mente para determinar si el paciente padece onoDCPO. No obstante,

este criterio estadístico no queda definido de manera uniforme en

los diferentes estudios en los que se ha empleado. Por ejemplo, Shaw

y cols

. 17

definieron la DCPO como deterioro funcional equivalente