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cursaba con menos complicaciones y una mejor relación coste-bene-

ficio al ocupar menos recursos de quirófano y, a diferencia de la técnica

quirúrgica, una mayor capacidad de realizar la técnica percutánea a la

cabecera del pacient

e 115,116 .

Ante estos resultados es importante tener

en cuenta los criterios de exclusión de la mayoría de estos estudios (es

decir, traqueostomía de urgencias, sospecha o pruebas de que existe

una vía respiratoria difícil, problemas previos en las vías respiratorias,

coagulopatías y traqueostomías previas). Por tanto, aunque el procedi-

miento parece ser seguro y efectivo, sólo existen datos favorables para

un grupo particular de pacientes ingresados en la UCI.

Monitorización y fluidoterapia

La utilización de catéteres de arteria pulmonar (CAP) en pacientes

críticos sigue siendo controvertida. La mayoría de los estudios no ha

logradomostrar su eficacia o ha comprobado que se produce un efecto

dañino

(v. caps. 78 y 86).

La más conocida de estas investigaciones fue

el SUPPORT (Study to Understand Prognoses and Preferences for

Outcomes and Risks of Treatments), que fue un estudio retrospectivo

de observación con 5.735 pacientes crítico

s 117

. En estos enfermos la

utilización de un CAP se asociaba a un aumento de la mortalidad y

del coste. Richard y cols

. 118

completaron un estudio prospectivo de

observación que comparaba la utilización de CAP frente a la de caté-

teres de presión venosa central (CVC) en pacientes con SDRAo shock.

El tratamiento clínico fue dejado a la discreción del médico. En

676 pacientes de 36 UCI francesas no se observaron diferencias en

ninguna de las variables medidas en relación con los resultado

s 118

.

Recientemente, el ensayo sobre el tratamiento con catéteres y

fluidos (FACTT, Fluids and Catheters Treatment Trial) realizado por

la red de ensayos clínicos del síndrome de dificultad respiratoria

aguda (SDRA) del National Heart, Lung, and Blood Institute comparó

el tratamiento hemodinámico guiado por CAP con el tratamiento

hemodinámico guiado por CVC en 1.000 pacientes con LPA estable-

cid

a 119

. Los pacientes fueron tratados por médicos en UCI universi-

tarias seleccionadas que habían recibido formación para interpretar

datos hemodinámicos y que seguían un protocolo terapéutico muy

específico. Aunque las complicaciones graves relacionadas con los

catéteres fueron raras, el grupo guiado por CAP presentó una inci-

dencia mayor de arritmias y bloqueos de la conducción. Los investi-

gadoresnofueroncapacesdedemostrarlaprevenciónoladesaparición

de la insuficiencia de órganos, la disminución de la necesidad de

soporte (p. ej., vasopresores, ventilación asistida o tratamiento susti-

tutivo renal), un abandono más rápido de la UCI o una reducción de

la tasa de mortalidad a los 60 días en el grupo guiado por CAP en

comparación con el grupo guiado por CVC. Debido posiblemente a

estas evidencias cada vez más numerosas, el uso de CAP ha dismi-

nuido en un 65% durante la última década en Estados Unido

s 120 .

Los CAP son instrumentos de monitorización que pueden

ser difíciles de interpretar, en especial en el contexto de una enfer-

medad crítica. De mayor importancia que el instrumento en sí

mismo, es el tratamiento que puede instaurarse si se malinterpreta

la información numérica proporcionada por el CAP. Unos proto-

colos recientes sobre monitorización hemodinámica desaconsejan

la utilización rutinaria de CAP en los pacientes con shock y no la

recomiendan específicamente en ninguna situación clínic

a 121 .

Recientemente, en una de las valoraciones de factores, el

estudio FACTT examinó si una estrategia de fluidos más conser-

vadora o más liberal era más efectiva en los pacientes con LPA

establecid

a 122 .

Aunque la tasa de mortalidad a los 60 días fue similar

en ambos grupos, los pacientes del grupo con una fluidoterapia

más conservadora presentaron una mejor función pulmonar y del

sistema nervioso central y una menor necesidad de sedación, ven-

tilación mecánica y cuidados intensivos. Los pacientes del grupo

que recibió una fluidoterapia conservadora tampoco presentaron

una incidencia mayor de complicaciones, como shock o insuficien-

cia de órganos diferentes al pulmón.

Quizá la actitud más prudente sea basar el tratamiento en

los hallazgos de la exploración clínica y regular la administración

de fluidos de un modo apropiado en función del estado de la

enfermedad del paciente. Durante la fase aguda de la sepsis existen

beneficios importantes con la administración liberal de fluidos,

guiada por objetivos. Sin embargo, el exceso de fluidos no es bene-

ficioso cuando no se necesita desde el punto de vista fisiológico

durante la fase de LPA establecid

a 123 .

Insuficiencia hepática aguda

Epidemiología

La insuficiencia hepática aguda (IHA) es una enfermedad poco

frecuente que cursa con ictericia, coagulopatías e insuficiencia

orgánica en múltiples sistemas. Se define por la aparición de ence-

falopatía hepática a las 8 semanas del inicio de la ictericia en

pacientes sin enfermedad hepática crónica conocid

a 124 .

La IHA

afecta aproximadamente a 2.000 personas al año en Estados

Unido

s 125 ,

y se debe en el 20-39% de los casos a sobredosis de

paracetamo

l 126 .

La mortalidad asociada a la insuficiencia hepática

fulminante (IHF) si no se realiza un trasplante hepático puede ser

elevada (69-80%), dependiendo de la etiologí

a 127 .

Las causas de

muerte son principalmente insuficiencias orgánicas en múltiples

sistemas, sepsis y edema cerebral. El trasplante hepático en los

casos de IHA generalmente se acompaña de un peor pronóstico

que los trasplantes en los casos de enfermedad hepática crónica,

debido a la elevada mortalidad asociada a la sepsis y la insuficiencia

multiorgánic

a 128 .

Factores pronósticos en la insuficiencia hepática aguda

El momento de realizar el trasplante y la selección de los pacientes

resultan fundamentales porque el trasplante es la única intervención

terapéutica que ha demostrado ser beneficios

a 129

. Aunque se han

propuesto sistemas basados en índices de puntuación, la multitud

de causas de IHA limita su precisión

( tabla 81-7 )

. La mayoría de las

series de casos cuentan con un número limitado de pacientes y

algunas abarcan períodos de tiempo prolongados durante los que

los tratamientos de soporte pueden haberse modificado. Los crite-

rios del King’s College poseen una buena especificidad (92%) para

determinar los pacientes que morirán si no se realiza un trasplante,

pero su sensibilidad es baja (69%), lo que sugiere que una propor-

ción de pacientes fallecerá y no cumplirá los criterios. El valor pre-

dictivo positivo de los criterios también es bajo, lo que podría hacer

que se recomendase un trasplante en un paciente que se hubiera

recuperado sin cirugía. El modelo para enfermedad hepática termi-

nal (MELD, Model for End-Stage Liver Disease

) 130

es otro índice

predictivo que predice de un modo excelente el resultado en los

pacientes con IHA de diversas etiologías, excluyendo la toxicidad

por paracetamol. Otros elementos predictivos prometedores son las

concentraciones séricas de lactat

o 131

y la hiperfosfatemi

a 132

.

2626

Cuidados críticos

VII

Tabla 81-7

 Causas de insuficiencia hepática fulminante

Etiología

%

Paracetamol

39

Reacción farmacológica idiosincrásica

13

Hepatitis B

6

Hepatitis A

6

Otra

19

Causa indeterminada

17