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de calor (calorimetría directa) e indirectamente por la cantidad del

O

2

consumido, el CO

2

producido y el nitrógeno ureico excretado

en orina (calorimetría indirecta). Los componentes del gasto ener-

gético total (GET) diario se resumen en la

tabla 85-2

. La ingesta

calórica diaria debería ser suficiente para cubrir el gasto energético

diario. Las ingestas mayores que el GET dan lugar al depósito de

grasa y aumento de peso, mientras que las ingestas mantenidas

menores que el GET provocan la pérdida de peso.

En los pacientes sometidos a estrés, la alteración del sistema

metabólico aumenta el gasto energético en reposo (GER). En la

mayoría de los estudios de pacientes con respiración espontánea

en el postoperatorio o tras traumatismos, sepsis y quemaduras se

han descrito valores de GER mayores que el gasto energético en

reposo estimado (GERe) utilizando la ecuación de Harris-Benedict

(v.

tabla 85-2 )

, un resultado que contrasta con el encontrado en

estados de ayuno o semiayuno, en los que el gasto energético dis-

minuye dentro de una respuesta adaptativa.

En los estudios realizados en pacientes con respiración

espontánea se demostró que el GER medido (mediante calorime-

tría indirecta) fue mayor que el GERe. El GER mayor varió del

10-20% después de la cirugía programada al 20-40% durante la

sepsis (si bien se han descrito valores hasta del 80% después de la sepsis). Los pacientes con fracturas de huesos largos tienden a tener

un GER/GERe mayor que otros con grados similares de heridas

sin fracturas. El GER máximo se produce en el tercer día del posto-

peratorio y el hipermetabolismo puede durar hasta 3-4 semanas

en pacientes que han sufrido traumatismos graves y más tiempo en

pacientes quemados. Estos últimos pueden mostrar un estado

extremadamente hipermetabólico (con un GER hasta un 120% ma­

yor que el GERe) con un grado de hipermetabolismo proporcional

al grado e intensidad de las quemaduras. Los ancianos (

>

60 años)

tienen una respuesta que no llega a ser hipermetabólic

a 71 .

Los pacientes con respiración asistida en el postoperatorio

o traumatizados presentan incrementos menores del GER que los

pacientes con respiración espontánea porque están recibiendo

sedantes y/o relajantes musculares, ya que el uso de estos fármacos

reduce el GER hasta en un 20

% 72 .

En estos pacientes, el GER

medido se encuentra dentro del ±10-16% del GER

e 73 .

Otra causa

de esta ausencia de hipermetabolismo es que no tienen trabajo

respiratorio, o mínimo, cuando la ventilación es controlada por un

ventilador. El GER aumenta cuando comienzan a respirar espon-

táneamente, ya que aumenta el trabajo de la respiración y dismi-

nuye la sedación. Cuando se retira la ventilación mecánica, el gasto

energético aumenta aún más cuando el paciente respira por sus

propios medios, se interrumpe la sedación y se establece ansieda

d 74 .

A pesar de todo, es importante mencionar que los pacientes muy

graves ingresados en la UCI retienen gran parte del líquido de

reposición («tercer espacio»), lo que aumenta el peso corporal

hasta en un 10-12%. Como el líquido del edema no tiene actividad

metabólica, el uso del valor actual en lugar del peso previo a las

lesiones en la ecuación de Harris-Benedict puede sobreestimar el

GERe y, por tanto, infraestimar el grado de hipermetabolism

o 75 .

Las causas del hipermetabolismo durante el estrés son mul-

tifactoriales. Cada grado centígrado de aumento de la temperatura

corporal incrementa el gasto energético en un 11%. Además, el

metabolismo se acelera por el incremento de procesos que consu-

men energía como la gluconeogénesis y la ureagénesis. Las cateco-

laminas infundidas en individuos normales incrementan el

metabolismo basal. Este incremento es incluso mayor cuando se

infunden juntos el cortisol, el glucagón y las catecolaminas. El

hipermetabolismo significativo que se detecta en los pacientes con

traumatismo craneal se ha adscrito a la gran activación del sistema

nervioso simpático. También se presenta en otros trastornos intra-

craneales, por ejemplo, durante al menos 5 días después de una

hemorragia subaracnoidea el GER fue un 18% mayor que el GERe.

El aumento del gasto energético también se atribuye al aumento de

la oxidación y síntesis de proteínas, aunque no siempre es así. Por

ejemplo, en la cirugía programada se observó sólo un cambio

pequeño del gasto energético a pesar del aumento del recambio de

proteínas. Otro proceso que contribuye al hipermetabolismo es el

«ciclo de sustratos inútiles» (v.

fig. 85-7 )

. Al reducir la tasa del ciclo

inútil de lipólisis/re-esterificación mediante el bloqueo

b

-adrenér-

gico se redujo el GER en niños quemados. La causa teleológica del

incremento del ciclo inútil es que proporciona una cierta flexibili-

dad para que los pacientes se adapten con rapidez a las demandas

de sustratos energéticos.

Los factores ambientales también afectan al gasto energético.

La elevación de la temperatura ambiente (y de la humedad) reduce

el GER en pacientes quemados al reducir las pérdidas por evapo-

ración y, a su vez, reducir la necesidad de generar energía para

mantener la temperatura corporal

76 .

Respuestas metabólicas

a la sepsis

A diferencia de la cirugía programada, con el estrés a corto plazo

que supone la cirugía seguida por el período de recuperación, la

sepsis se caracteriza por la presencia de un estímulo estresante

continuado que cuenta con un efecto sistémico que puede provocar

la disfunción multiorgánica. Las bases de la respuesta metabólica

observada durante la sepsis son similares a las observadas después

de la cirugía mayor, quemados y traumatismos y en enfermedades

graves no sépticas como pancreatitis y reacciones graves a la trans-

fusión (p. ej., la interrupción de los efectos inhibidores de la insu-

lina en la lipólisis y la gluconeogénesis

) 77 .

No obstante, la sepsis se

caracteriza también por la presencia de bacterias y componentes

bacterianos que inician y mantienen otras respuestas metabólicas,

inflamatorias, inmunitarias y de coagulación

78 ,

como se demuestra

por el gran número de proteínas del complemento y la coagulación

que se encuentran en el perfil del proteoma plasmático de los

pacientes graves que han sufrido un traumatismo y tienen infec-

ción respecto a los no infectado

s 79

. Estas diferencias bioquímicas

son importantes porque pueden servir como biomarcadores para

la detección precoz de la infección activa y para distinguir entre

sepsis o shock séptico y el síndrome de respuesta inflamatoria

sistémica

( tabla 85-3

).

Entre las defensas inmunitarias congénitas del huésped, los

receptores tipo Toll reconocen las alarminas, ya sea con patrones

moleculares asociados al patógeno (PAMP), que son productos de

las bacterias, virus, hongos y protozoos o proteínas intracelulares

(patrones moleculares asociados al daño [DAMP]) liberadas de

las células dañadas

80 .

La estimulación de los receptores tipo Toll

(un grupo de receptores de reconocimiento del patrón) activa los

factores de transcripción NF-

k

B y JNK (cinasa c-

Jun

N terminal)

en células del sistema inmunitario, que inician la transcripción de

los genes que codifican las citocinas proinflamatorias. Es intere-

sante que los ratones con deficiencia de los receptores tipo Toll

aún sucumban a la sepsis, es decir, hay varias vías activas durante

la sepsis. El tipo de infección influye en la naturaleza de la res-

puesta inflamatoria. Las endotoxinas (lipopolisacáridos) de las

bacterias gramnegativas inducen la producción de TNF-

a

, IL-1 e

IL-6, mientras que las exotoxinas de los microorganismos gram-

positivos aumentan la IL-8 mucho más que el TNF-

a

, IL-1 y la

IL-6

81 .

Además, el shock séptico produjo un perfil de citocinas

diferentes que el de la sepsis grav

e 82

. Las infecciones víricas graves

producen perfiles diferentes de los producidos en las infecciones

bacterianas.

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Cuidados críticos

VII