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En un estudio que utilizaba un programa informático que

simulaba incidentes críticos como la parada cardíaca se observó

que sólo el 30% de los participantes, que eran residentes de anes-

tesia, adjuntos y médicos privados, trataban una parada cardíaca

simulada según las directrices de la AHA sobre SVC

A 122 .

Se observó

que el tiempo desde la última formación en SVCA era un factor

predictivo importante del tratamiento adecuado de la parada car-

díaca simulada. Entre los participantes con formación en SVCA en

los 6 meses precedentes a la evaluación, el 71% trató con éxito las

paradas cardíacas simuladas, pero el éxito disminuyó hasta aproxi-

madamente el 30% en los que la formación en SVCA había tenido

lugar entre 6 meses y 2 años antes. Ningún participante que había

recibido formación en SVCA más de 2 años antes de la evaluación

usó correctamente las normas de SVCA para el tratamiento de una

parada cardíaca simulad

a 122 .

Estos resultados concuerdan con los

publicados recientemente sobre la evaluación de la conservación

de las habilidades y conocimientos sobre reanimación por los anes-

tesiólogos tras la formación en SVC

A 123 .

Estos autores detectaron

un descenso significativo de la habilidad (como el tiempo hasta la

primera desfibrilación, la secuencia de desfibrilación, la adminis-

tración de medicamentos o la intubación endotraqueal) y los cono-

cimientos a los 6 meses. Estos resultados apoyan la postura de que

se necesita algún tipo de formación y entrenamiento periódicos en

SVCA para mantener el nivel de conocimientos y habilidades esen-

ciales para el tratamiento de la parada cardiorrespiratoria de

acuerdo con los principios contemporáneos que se van incorpo-

rando en el programa de formación en SVCA.

Monitorización e identificación de arritmias

La identificación y el tratamiento rápidos de una arritmia cardíaca

potencialmente mortal (antes de la parada) son componentes esen-

ciales del SVC

A 124

. La identificación precoz y la intervención farma-

cológica inmediata pueden llegar a prevenir el inicio de arritmias

mortales que necesitan la aplicación completa del SVB y SVCA y que,

con frecuencia, pueden prevenir el inicio de arritmias mortales. En

este contexto, se comentan en primer lugar las arritmias supraventri-

culares que provocan un compromiso hemodinámico, y después la

identificación y el tratamiento de los cuadros de origen ventricular.

Bradiarritmia supraventricular

Las bradiarritmias supraventriculares pueden tener un origen en

el seno o la unión, o deberse a un bloqueo auriculoventricular (AV)

de segundo (tipos I y II) o tercer grado. La bradicardia sinusal (o de

la unión) y el bloqueo de segundo grado de tipo I (nódulo AV) son

habitualmente las manifestaciones del aumento del tono vagal,

mientras que la bradicardia sinusal y el bloqueo AV de segundo

grado de tipo I (fenómeno de Wenckebach) pueden observarse

durante la anestesia con narcóticos a dosis altas. Durante la anes-

tesia raquídea puede surgir bradicardia e hipotensión por dismi-

nución del retorno venoso y un tono vagal que no encuentra

oposición, con una intensidad suficiente para progresar a la parada

cardíac

a 125 .

El tratamiento está indicado siempre que la bradicardia,

independientemente del tipo que sea, produzca un descenso signi-

ficativo de la presión arterial sistémica, cause signos clínicos por el

descenso del gasto cardíaco (o descenso del gasto medido) o se

acompañe de la despolarización ectópica ventricular. Cualquiera de

estos signos debe tomarse como un aviso del deterioro hemodiná-

mico o electrofisiológico con tendencia a progresar a arritmias

mortales, ya sea por asistolia o por FV. El tratamiento inicial con-

siste en administrar atropina, 0,5-1,0mg por vía intravenosa, repe-

tida según las necesidades a intervalos de 3 a 5 minutos hasta

0,04mg/k

g 126 .

Si este tratamiento no aumenta la frecuencia car-

díaca y no mejora el cuadro hemodinámico (aumento de la presión

sistémica, del gasto cardíaco o de ambos) o electrofisiológico (eli-

minación de la ectopia ventricular), se aplican alternativas como la

estimulación externa o transvenosa o, durante la anestesia raquí-

dea, epinefrina por vía intravenosa a dosis bajas (0,2mg

) 127 .

La

disponibilidad del equipo y las técnicas de estimulación cardíaca

en el intraoperatorio ha disminuido la necesidad de usar isoprena-

lina para el tratamiento de las bradiarritmias. El incremento de la

demanda miocárdica de oxígeno impuesto por la isoprenalina hace

que su uso sea potencialmente peligroso en presencia de una isque-

mia miocárdica aguda. Si no hay estimulación transvenosa o trans-

cutánea para tratar las bradiarritmias resistentes a atropina, la

infusión de dopamina (5-20

m

g/kg/min) o epinefrina (2-10

m

g/min)

sería una elección mejor que la isoprenalina.

Existen catéteres para la arteria pulmonar que permiten la

inserción de sondas de estimulación auricular o ventricular (v.

también cap. 30). Si se implanta uno de estos catéteres, la estimu-

lación de urgencia puede instaurarse rápidamente. Las sondas de

estimulación pueden avanzar hasta otra posición con rapidez y

permitir el control de la frecuencia cardíaca mediante la estimu­

lación ventricular, auricular o secuencial AV. Las guías de estimula-

ción auricular requieren un sistema de conducción AV intacto. La

estimulación ventricular está indicada cuando se interrumpe la

conducción en el nódulo AV.

La estimulación transcutánea externa se puede emplear para

tratar rápidamente las bradiarritmias resistentes a atropina. Estos

dispositivos se han descrito como seguros y eficaces y la experiencia

intraoperatoria es favorabl

e 128,129 .

Estos dispositivos deben estar dis-

ponibles para su uso urgente junto a un desfibrilador. La estimula-

ción externa no tiene efectos favorables en la parada cardíaca con

bradiasistolia.

La estimulación auricular transesofágica resulta eficaz en el

tratamiento de las bradiarritmias supraventriculares que aparecen

en el intraoperatorio, como la bradicardia sinusal o de la unió

n 130,131 .

No obstante, en su configuración actual no se puede usar para

estimular los ventrículos y, por tanto, no es útil para el tratamiento

de cualquier forma de bradicardia causada por los trastornos de la

conducción AV.

Taquiarritmia supraventricular

Entre las taquiarritmias supraventriculares figuran el flutter auri-

cular, la fibrilación auricular, la taquicardia de la unión AV, la taqui-

cardia auricular multifocal, la taquicardia paroxística por reentrada

y otras arritmias mucho menos frecuentes. La taquicardia supra-

ventricular paroxística (TSVP), la fibrilación auricular (o el flutter)

con frecuencias ventriculares rápidas y la taquicardia auricular

multifocal se comentan en este capítulo, no sólo porque producen

un compromiso hemodinámico, sino también porque suponen un

reto diagnóstico y terapéutico.

En la

figura 87-4

se muestra un ejemplo de TSVP. Si una

taquiarritmia de este tipo provoca un deterioro hemodinámico, la

cardioversión es el tratamiento de elección. La dosis inicial recomen-

dada para la cardioversión de las taquiarritmias auriculares es de

100-200J si se usa un desfibrilador monofásico o de 100-120 J con

un dispositivo bifásico. La energía puede aumentarse según las nece-

sidades si la arritmia es resistente al tratamiento. Si el paciente está

hemodinámicamente estable, se pueden intentar maniobras vagales

(p. ej., la maniobra de Valsalva en pacientes conscientes) antes de

iniciar las intervenciones farmacológicas. Las maniobras vagales por

sí solas terminarán con el 20-25% de las taquiarritmias supraventri-

culares de reentrad

a 132

. Si las maniobras vagales no tienen éxito, el

fármaco de elección para terminar con las arritmias supraventricu-

lares organizadas rápidas es la adenosin

a 133-135 .

La adenosina dismi-

nuye la velocidad de conducción sinoauricular y en el nódulo AV y

prolonga su refractariedad, de modo que termina muy eficazmente

la TSVP, cuya causa más frecuente es la reentrada dentro del nódulo

Reanimación cardiopulmonar: soporte vital básico y avanzado

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Sección VII

Cuidados críticos

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