Table of Contents Table of Contents
Previous Page  2774 / 2894 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 2774 / 2894 Next Page
Page Background

determinado. Se cree que tanto el hipotálamo como el tronco del

encéfalo albergan diversas funciones (endocrina, neurovegetativa,

inmunitaria y otras que se desconocen). El tronco del encéfalo

también contiene las principales vías de comunicación neurológica

entre el centro de control y los tejidos periféricos. Todas las eferen-

cias motoras hemisféricas tienen que viajar a través del tronco del

encéfalo, al igual que lo hacen todas las aferencias sensitivas que

viajan al cerebro, excepto las visuales y olfatorias. Cada una de estas

funciones del hipotálamo y del tronco del encéfalo puede monito-

rizarse en detalle y proporcionarse de manera artificial. La función

respiratoria neurovegetativa de la zona inferior del tronco del

encéfalo constituye la barrera entre la vida y la muerte, y la nece-

sidad de utilizar dispositivos mecánicos para suplir las funciones

respiratorias es lo que define la muerte de la persona. Posiblemente,

la mayoría de las funciones encefálicas vitales puedan reemplazarse

por medio de ordenadores y fármacos, y se puedan mantener las

funciones circulatorias durante meses o años. La única función que

no puede ser sustituida por la tecnología moderna es la que cons-

tituye la esencia humana o la personalidad, ambas tal vez produci-

das por el telencéfalo.

El concepto tradicional de muerte se basaba en la interrup-

ción de las funciones cardíaca y respiratoria debido a la aceptación

de conceptos simples y no médicos (como que la vida comienza con

la primera inspiración neonatal, que la muerte se produce con la

última espiración, y que la actividad cardíaca termina unos minutos

después de la última espiración). Por el contrario, el concepto actual

demuerte encefálica incluye las conclusiones de la biologíamoderna

(que el SNC, incluido el tronco del encéfalo, es el centro de control

del organismo vivo, que el cese de sus funciones representa el fin de

la armonía de la vida, y que sin el control del SNC, el organismo

vivo no es más que un conjunto de células vivas).

Mecanismo de muerte encefálica

Son varias las causas que pueden provocar daño encefálico, como

las lesiones traumáticas o cerebrovasculares y la hipoxia genera-

lizada, y todas ellas producen edema cerebral, que se clasifica en

vasogénico o citotóxico, en función de los mecanismos patológi-

cos implicados

15 .

El calificativo de vasogénico o citotóxico sólo es

relativo, porque es muy raro que un mecanismo actúe solo. El

edema vasogénico se produce por un incremento de la permea-

bilidad cerebrovascular, secundario al paso de proteínas séricas

al parénquima encefálico (es decir, tras la destrucción de la

barrera hematoencefálica). Se cree que los mediadores químicos,

como la histamina, la serotonina, la angiotensina, la bradicinina

y las prostaglandinas, inducen la destrucción de la barrera hema-

toencefálic

a 16.

. El edema cerebral citotóxico ocurre en condicio-

nes hipóxicas e isquémicas y se produce por la alteración de la

regulación de la osmolaridad celular, un proceso basado sobre

todo en las bombas iónicas dependientes de energía. La altera-

ción de la osmorregulación aumenta la entrada de agua al parén-

quima encefálico. Aunque en el edema citotóxico puro la barrera

hematoencefálica puede permanecer intacta en lo esencial, este

proceso puede alterar el flujo sanguíneo e inducir hipoxia y

edema vasogénico.

El edema cerebral puede ser focal en un primer momento,

pero luego se extiende a todo el cerebro siguiendo una secuencia

predecible. El cerebro está cubierto por un cráneo óseo rígido, por

lo que el edema se acompaña de un aumento de la presión intra-

craneal, que, si es lo suficientemente alta, puede superar a la presión

arterial. Cuando se interrumpe la circulación cerebral, se produce

la necrosis aséptica del encéfalo. En un plazo de 3-5 días se con-

vierte en una masa licuada, una condición conocida como encéfalo

respirado

r 17 .

Este incremento de la presión intracraneal comprime

todo el encéfalo, y se produce un infarto encefálico complet

o 18

.

Bases neurofisiológicas

de la muerte encefálica

Áreas anatómicas implicadas en la muerte

encefálica

Por definición, la muerte encefálica es la interrupción total e irre-

versible de la función del encéfalo. Sin embargo, «el cerebro como

un todo» no exige el cese irreversible del funcionamiento de cada

neurona. Es más, dicho concepto requiere sólo el cese irreversible

de todas las funciones clínicas del cerebro; a saber, aquellas que

pueden determinarse a pie de cama del paciente tras una explora-

ción clínic

a 2 .

El encéfalo incluye todas las estructuras del SNC,

excepto la médula espinal. Se acepta de forma general que la muerte

encefálica no incluye las porciones inferiores de la médula (en

sentido caudal desde C2), porque su localización extracraneal las

libra de la compresión durante el edema cerebral. Los estudios

histológicos de la médula espinal humana en casos de muerte

encefálica revelan hallazgos anatomopatológicos divergentes, desde

tejidos intactos hasta destrucción complet

a 17 .

El Reino Unid

o 13,14,19

y otros paíse

s 3,4

sostienen un criterio

bastante excepcional de lo que es la muerte encefálica, que excluye

la afectación cortical bilateral del cerebro. Este estado, descrito

como «muerte troncoencefálica», no requiere un registro elec-

troencefalográfico (EEG) para su diagnóstico. En el Reino Unido

no se requieren pruebas diagnósticas de confirmación (ni siquiera

un EEG

) 20

. Grigg y cols. comunicaron que en 11 (19,6%) de 56 pa­

cientes con muerte troncoencefálica clínica existía actividad

electroencefalográfica, e incluso 2 pacientes (3,6%) mostraron

actividad cortical en el EEG similar al sueño durante 186 horas,

aunque ninguno de ellos se recuper

ó 21 .

El fundamento para excluir

la corteza cerebral es el hecho de que es el tronco del encéfalo, y

no la corteza cerebral, el que desempeña el papel principal de

control de las actividades vitales de todo el cuerpo, como la respi-

ración, la circulación y otras funciones homeostáticas, y que la

formación reticular constituye la base de la consciencia. No obs-

tante, algunos investigadores recomiendan firmemente el uso de

pruebas de confirmación (EEG, Doppler transcraneal, o potencia-

les evocados del tronco del encéfalo) para corroborar el diagnóstico

de muerte encefálica, especialmente cuando no se pueden llevar a

cabo todos las pruebas clínicas (p. ej., ante la existencia de lesión

medular alt

a 22

o si no puede excluirse la persistencia del efecto

residual de los fármacos sedante

s 23 )

.

Nivel de consciencia y

electroencefalograma

Moruzzi y Magou

n 24 ,

por otra parte, demostraron que la formación

reticular troncoencefálica tenía un papel fundamental en la activa-

ción del EEG cortical. Para Segundo y cols

. 25

, la destrucción de

dicha estructura en animales de laboratorio provoca la pérdida de

consciencia. Estas observaciones dieron lugar al concepto de sistema

reticular activador ascendente (SRAA). Aunque el planteamiento

central de este concepto (la regulación del estado de consciencia

por las estructuras troncoencefálicas) sigue siendo cierto, ya no se

contempla el SRAA como una entidad monolítica, ni se limita a

la definición clásica de núcleos reticulares troncoencefálicos. El

2774

Cuidados críticos

VII