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posición entre los receptores

m

y

k

. La interacción entre el receptor

k

y el

m

puede tener importancia para modular la transmisión del

estímulo nociceptivo desde los centros nociceptivos superiores y el

asta dorsal de la médula espinal. El receptor

m

provoca analgesia

en los circuitos descendentes del control del dolor, al menos en

parte, al eliminar la inhibición que ejerce el ácido

g

-aminobutírico

(GABA) en las neuronas que se proyectan desde la MVR a la MGP

y desde las neuronas medulares que se proyectan a la MV

R 24 .

El

efecto de los agonistas de los receptores

m

es invariablemente anal-

gésico, mientras que los agonistas del receptor

k

pueden ser

analgésicos o antianalgésicos. Estos efectos de los agonistas de los

receptores

k

en la modulación del dolor en el tronco del encéfalo

parecen ser opuestos a los de los agonistas del receptor

m 27 .

El efecto analgésico de los opioides se debe a los mecanismos

locales en la médula espinal, además de a la inhibición de los cir-

cuitos descendentes. En la médula espinal, los opioides actúan en

las sinapsis, tanto en la zona presináptica como en la postsináptica.

Los receptores opioides se expresan de forma abundante en la

sustancia gelatinosa, donde los opioides inhiben la liberación de sus­

tancia P por las neuronas sensitivas primarias.

En el asta dorsal de la médula espinal existe una gran unión

del opioide con el receptor, y se detecta poca expresión de ARNm

del receptor, aunque en los ganglios de la raíz dorsal existen niveles

elevados de ARNm del receptor opioide. Esta distribución sugiere

que el efecto de los agonistas de los receptores opioides que inter-

viene en la analgesia en la médula espinal podría ser sobre todo

presináptico. Se sabe que los opioides reducen la liberación de

taquicininas inducida por el dolor a partir de los nociceptores

aferentes primarios. Sin embargo, se ha demostrado que al menos

el 80% de las taquicininas que producen señal como respuesta a

estímulos dolorosos siguen intactas después de la administración

intradural de dosis altas de opioide

s 28 .

Estos resultados sugieren

que, aunque la administración de los opioides puede disminuir la

liberación de taquicininas de los nociceptores aferentes primarios,

esta reducción tiene un escaso impacto funcional en la acción de

las taquicininas en las neuronas postsinápticas transmisoras del

dolor.

El efecto de los opioides en las vías bulboespinales es fun-

damental para su efecto analgésico. Está claro que los efectos de

los opioides en el prosencéfalo contribuyen a su acción analgésica,

pues se ha observado que la descerebración evita la analgesia

cuando se ha sometido a ratas a pruebas de dolor con la prueba de

la formalin

a 29

, y que la microinyección de opioides en distintas

zonas del prosencéfalo causa analgesia durante esta prueb

a 30 .

La

analgesia como resultado de la administración sistémica de morfina

se encontraba inhibida tanto en la prueba de aplicación de calor

en la cola como en la de la formalina si se lesionaba o se inactivaba

de forma reversible el núcleo central de la amígdala, lo que prueba

que el efecto de los opioides en el prosencéfalo interviene en la

analgesia, tanto si el estímulo doloroso se debe a daño tisular como

si es consecuencia de la nocicepción fásica agud

a 31,32

.

Los opioides pueden también producir analgesia a través de

mecanismos periférico

s 33

. Las células inmunitarias que infiltran los

lugares inflamados pueden liberar sustancias parecidas a los opioi-

des endógenos, que actúan sobre los receptores opioides que se

localizan en la neurona sensitiva primari

a 33

. Sin embargo, ningún

estudio ha confirmado esta conclusió

n 34,35

.

Alteraciones del estado de ánimo

y mecanismos de recompensa

No se conocen bien los mecanismos a través de los cuales los opioi-

des producen euforia, tranquilidad y otras alteraciones del ánimo

(como los mecanismos de recompensa). En cuanto al efecto de

recompensa que producen algunos fármacos, la información sobre

el comportamiento y la farmacología hace pensar que están media-

dos por vías dopaminérgicas, entre las que se encuentran implicadas

sobre todo las del núcleo accumbens (NAcc). Mediante estudios

con imágenes de resonancia magnética funcional, se ha demostrado

que una pequeña dosis intravenosa de morfina (4mg) induce

cambios de señal positivos en las estructuras de recompensa, tales

como el NAcc, la extensión sublenticular de la amígdala, la corteza

orbitofrontal y el hipocampo, y produce una disminución de la

señal en zonas corticales similar a la que produce la acción de

sedantes hipnóticos, como el propofol y el midazola

m 36 .

Estas

observaciones concuerdan con los resultados que se han obtenido

en estudios farmacológicos.

La zona externa del NAcc es el lugar que parece estar direc-

tamente implicado en los factores emocionales y motivacionales de

la recompensa que inducen los fármacos. En el NAcc se hallan los

tres tipos de receptores opioides, y se cree que, al menos en parte,

median los efectos motivacionales de los fármacos opiáceo

s 5

. Los

agonistas selectivos de los receptores

m

y

d

producen mecanismos

de recompensa cuando se definen mediante modelos de «preferen-

cia de lugar» y de autoadministración intracraneal. Por el contrario,

los agonistas selectivos del receptor

k

provocan efectos de conducta

aversiva. Los efectos motivacionales positivos de los opioides están

mediados en parte por la liberación de dopamina en el NAcc.

El locus ceruleus contiene neuronas noradrenérgicas y una

elevada concentración de receptores opioides, y se cree que desem-

peña un papel fundamental en los sentimientos de alarma, pánico,

miedo y ansiedad. La actividad neuronal en el locus ceruleus es

inhibida tanto por los péptidos opioides exógenos como por los

endógenos.

Análisis de ratones defectivos

El papel fisiológico de los receptores opioides y de los péptidos

opioides endógenos se ha estudiado principalmente con métodos

farmacológicos y fisiológicos. Sin embargo, ha sido difícil analizar

la función de estas proteínas. Recientemente se han creado ratones

defectivos, en los que se inactiva un determinado gen con métodos

de biología molecular. Mediante el estudio de los ratones defectivos

podemos aprender el significado fisiológico de los receptores opioi-

des y de los precursores de los péptidos opioides endógeno

s 37 .

En los ratones defectivos para el receptor

m

se pierde el

efecto analgésico, de recompensa y de privación de la morfin

a 38,39

.

En estos ratones no se observó la depresión respiratoria inducida

por la morfin

a 40 .

Por tanto, se puede concluir que el receptor

m

es

un elemento fundamental para el efecto de la morfina. En el ratón

defectivo para el receptor

m

se encuentran reducidas la depresión

respiratoria y la antinocicepción que induce la ketamin

a 41

, lo que

sugiere que ésta interacciona con el receptor

m

y provoca estos

efectos. Además, en el ratón defectivo para el receptor

m

, la con-

centración alveolar mínima (CAM) del sevoflurano era mucho

mayor que en el ratón salvaje, lo que sugiere que dicho receptor

influye en la potencia anestésica del sevofluran

o 40 .

El ratón defec-

tivo para el receptor

d

muestra una marcada disminución del efecto

analgésico de los opioides selectivos del receptor

d

en la médula

espina

l 42 .

Sin embargo, al nivel supraespinal, los agonistas del

receptor

d

pueden inducir analgesia en el ratón defectivo para

el receptor

d

; esto sugiere la existencia de un segundo sistema de

analgesia parecido al

d

. La interrupción del efecto del receptor

k

suprime el efecto analgésico, la reducción de la locomoción y la

conducta aversiva de los agonistas del receptor

k

, e induce hipe-

rreactividad en la prueba de constricción abdominal. Esto puede

indicar que el receptor

k

está implicado en la percepción del dolor

visceral químic

o 43 .

Opioides

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17

Sección

II

Farmacología y anestesia

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