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igual forma, pues, al parecer, la morfina es especialmente potente

para provocar problemas de la dinámica urinaria. Malinovsky y

cols. compararon el efecto en la dinámica urinaria que producía la

administración intravenosa de morfina (10mg), buprenorfina

(0,3mg), fentanilo (0,35mg) y nalbufina (20mg

) 248 .

Observaron

que todos los opioides alteraban la sensibilidad vesical, pero que

sólo el fentanilo y la buprenorfina aminoraban la contracción del

detrusor. La retención urinaria producida por la infusión intrave-

nosa de 0,15

m

g/kg/min de remifentanilo se puede revertir con una

única dosis intravenosa de metilnaltrexona de 0,3mg/kg, o con

0,01mg/kg de naloxon

a 249 .

La reversión de la retención urinaria

con metilnatrexona indica que los mecanismos periféricos pueden

estar implicados en la disfunción vesical inducida por opioides.

Efectos gastrointestinales

de los opioides

Los opioides reducen la motilidad gastrointestina

l 250

, por lo que se

emplean como fármacos contra la diarrea. Los pacientes que reciben

tratamiento parenteral con opioides durante el preoperatorio pueden

tener contenido en el estómago, a pesar de estar en ayunas.

En las neuronas mesentéricas se han identificado varios tipos

de receptores opioides, y los agonistas de los receptores

k

y

m

regulan

la transmisión colinérgica en el plexo mesentérico. Parece que los

agonistas del receptor

k

son más potentes en la regulación de la

liberación de acetilcolina que los de los receptores

m

, al inhibir los

canales de Ca

2+

dependientes de voltaje de tipo N a través de una

proteína G sensible a la toxina pertussis en el íleon del cobay

a 251

.

No se han estudiado de manera consistente los efectos de la

morfina sobre la motilidad esofágica. La administración de morfina

(80

m

g/kg) produce un incremento de la velocidad, pero no altera

la amplitud ni la duración de la peristalsis primaria del esófago, y

disminuye la duración y la magnitud de la relajación inducida por

la deglución del esfínter esofágico inferio

r 252 .

Los opioides retrasan

el vaciamiento gástrico a través de mecanismos supraespinales

(mediados por el nervio vago) y espinales y a través de mecanismos

periféricos.La administración intratecal demorfina (0,4mg) produce

una disminución significativa de la velocidad de propagación gas-

troduodenal y de la absorción del acetaminofeno. La administración

intramuscular de morfina (4mg) provoca efectos adicionale

s 253

. El

tramadol (1,25mg/kg i.v.) tiene un efecto inhibidor objetivable en el

vaciamiento gástrico, aunque más pequeño si se compara con la

codeína (1mg/kg i.v.) o la morfina (0,125mg/kg i.v.

) 254

. Los opioides

administrados por vía epidural e intratecal reducen la motilidad

gastrointestina

l 255,256

. Se ha comunicado que el tratamiento con

morfina en ratas promueve la translocación de microorganismos

entéricos desde el tracto gastrointestinal hasta localizaciones extra-

intestinale

s 257

. El propofol (bolo de 0,3mg/kg y una infusión de

1,0mg/kg/h) produce una abolición del tono gástrico inducido por

la morfina (0,1mg/kg i.v.), pero no produce la abolición del retraso

de vaciamiento gástrico inducido por la morfin

a 258

.

La naloxona revierte los retrasos en el vaciamiento gástrico que

inducen los opioides. La metilnatrexona, un derivado cuaternario de

la naloxona que no cruza la barrera hematoencefálica, puede atenuar

los retrasos en el vaciamiento gástrico que causa la morfina, lo que

sugiere que existe un mecanismo periférico implicado en el efecto de

los opioides en el tracto gastrointestina

l 250

. En ratas, la naloxona

(0,7mg/kg) inhibe de forma significativa el vaciamiento gástrico de

suero fisiológico y de lech

e 259

. Esta observación puede sugerir que los

opioides pueden afectar al tracto gastrointestinal a través de un meca-

nismo independiente de los receptores opioides. La administración

intravenosa de metoclopramida (10mg) también puede revertir los

efectos en el vaciamiento gástrico provocados por la morfina, efectos

que no se observan con la administración intramuscula

r 260

.

Los efectos de los opioides en el intestino son complejos. Es

posible que la morfina no modifique el tiempo de tránsito entre

la boca y el íleon, ya que, antes de reducir la movilidad, aumenta la

propulsión ileal. Los opioides incrementan el tono y disminuyen

la actividad de propulsión en la mayor parte del intestino. En ratas,

se puede atenuar la inhibición de la movilidad intestinal producida

por la isquemia por medio de un pretratamiento con morfina

epidural o intraperitoneal

261 .

Efectos biliares y hepáticos

Todos los agonistas de los opioides aumentan la presión del conducto

biliar y del esfínter de Oddi (esfínter coledocoduodenal) de un modo

que depende de la dosis y del fármaco empleado, y a través de un

mecanismo mediado por receptor. Sin embargo, las consecuencias

clínicas de los efectos que ejercen los opioides en el tracto biliar

suelen ser mínimas. Aunque las enseñanzas tradicionales afirman

que la morfina produce un espasmo en el esfínter de Oddi y que no

se debería utilizar en pacientes con pancreatitis aguda, no existe

ningún estudio ni evidencia que indiquen que la morfina está con-

traindicada en la pancreatitis agud

a 262 .

El incremento en la presión

biliar que provocan los opioides es reversible con naloxona, excepto

el que produce la meperidina. Mediante manometría del esfínter de

Oddi vía coledoscopia se ha demostrado que una dosis regular de

morfina puede incrementar la presión del conducto biliar común,

mientras que la petidina no tiene efecto y el tramadol inhibe la moti-

lidad del esfínter de Odd

i 263 .

Fragen y cols. han estudiado el efecto

del remifentanilo (0,1

m

g/kg/min) sobre el flujo de colorante desde la

vesícula biliar hasta el duodeno, y han hallado que el remifentanilo

retrasa el vaciamiento del colorante desde la vesícula biliar hasta el

duodeno, pero que dicho retraso es inferior al que se observa con la

morfina o con la meperidin

a 264

. Los opioides provocan mínimos

efectos en la función hepática durante la anestesia y la cirugía.

Náuseas y vómitos

Las náuseas y vómitos postoperatorios constituyen un problema

serio que suele ser molesto tanto para los pacientes como para el

anestesiólogo (v. también cap. 76

) 265,266 .

Se ha estudiado mucho la

etiología,el tratamiento y la prevención de losmismos

( fig.17-11 ) 267 .

El uso intraoperatorio de opioides es un factor de riesgo bien

conocido para las náuseas y los vómitos postoperatorios. Los opioi-

des estimulan la zona gatillo quimiorreceptora en el área postrema

de la médula, posiblemente a través de receptores

d

, por lo que

aparecen náuseas y vómitos. El alfentanilo, comparado con dosis

equipotentes de fentanilo y sufentanilo, se asocia a una menor

incidencia de náuseas y vómitos postoperatorios

268 .

El uso de propofol en la anestesia balanceada o intravenosa

total (TIVA) reduce de forma significativa la incidencia de náuseas

y vómitos inducidos por opioide

s 269 .

La incidencia de náuseas y

vómitos postoperatorios puede llegar a ser sólo del 5-20% tras la

anestesia con propofol y alfentanilo.

Cuando se administran opioides, es necesario valorar la

necesidad de profilaxis antiemética, que se puede obtener con fár-

macos que tienen actividad anticolinérgica, butirofenonas, antago-

nistas de la dopamina, antagonistas de la serotonina y acupresión.

El ondansetrón, un antagonista del receptor de la serotonina tipo

3, ha mostrado ser eficaz para el tratamiento de las náuseas y los

vómitos inducidos por opioide

s 270 .

Las náuseas y los vómitos que

se producen tras la administración epidural de morfina (3mg) para

analgesia tras una cesárea se pueden prevenir administrando dexa-

Opioides

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Sección

II

Farmacología y anestesia

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