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Farmacología de los relajantes

musculares y sus antagonistas

Mohamed Naguib y Cynthia A. Lien

Puntos clave

625

1.

En la unión neuromuscular de los mamíferos existen dos

poblaciones distintas de receptores nicotínicos de

acetilcolina. En los adultos, el receptor de acetilcolina

nicotínico de la membrana postsináptica (muscular) está

constituido por subunidades

a

2

bd

ε

. Cada una de las dos

subunidades

a

tiene un sitio de unión para la acetilcolina. El

receptor nicotínico presináptico (neuronal) es también un

complejo pentamérico constituido por subunidades

a

3

b

2

.

2.

Los relajantes musculares no despolarizantes consiguen el

bloqueo neuromuscular compitiendo con la acetilcolina

por las subunidades

a

postsinápticas. Por el contrario, la

succinilcolina produce una despolarización prolongada

cuyo resultado es una menor sensibilidad del receptor de

acetilcolina nicotínico postsináptico y la inactivación de los

canales de sodio, por lo que se inhibe la propagación del

potencial de acción a través de la membrana muscular.

3.

Distintos tipos de estimulación neuromuscular valoran

distintas áreas de la placa terminal motora. La depresión

de la respuesta ante la estimulación con un solo impulso

se debe, posiblemente, al bloqueo de los receptores de

acetilcolina nicotínicos postsinápticos, mientras que la

desaparición de la respuesta ante los estímulos tetánicos

o de tren de cuatro se debe al bloqueo de los receptores

nicotínicos presinápticos.

4.

La succinilcolina es el único bloqueante neuromuscular

despolarizante que está disponible. Se caracteriza por un

efecto de aparición rápida y duración ultracorta debido a

su rápida hidrólisis por la butirilcolinesterasa.

5.

Los bloqueantes neuromusculares no despolarizantes se

pueden clasificar en función de la clase química

(esteroideos, bencilisoquinolina u otros compuestos) o,

de forma alternativa, en función del inicio y la duración de

la acción (fármacos de acción larga, intermedia o corta)

de dosis equipotentes.

6.

La velocidad de inicio es inversamente proporcional a la

potencia de los bloqueantes neuromusculares no

despolarizantes. Salvo en el caso del atracurio, la potencia

molar es muy predictiva de la velocidad de aparición del

efecto de un fármaco. El rocuronio tiene una potencia

molar (DE

95

0,54

m

M/kg) que equivale a un 13% de la del

vecuronio y al 9% de la del cisatracurio. La aparición del

efecto es más rápida que con cualquiera de estos dos

compuestos.

7.

El bloqueo neuromuscular se desarrolla más rápidamente,

dura menos tiempo y se recupera de forma más rápida en

las unidades neuromusculares de localización más central

(p. ej., aductores laríngeos, diafragma y músculo masetero)

que en los aductores del dedo gordo más periféricos.

8.

Los bloqueantes neuromusculares de acción prolongada

sufren un metabolismo mínimo o nulo y se eliminan, en

gran parte sin cambios, mediante excreción renal. Los

bloqueantes neuromusculares de acción intermedia se

asocian a un aclaramiento más rápido que los de acción

prolongada porque existen múltiples vías de degradación,

metabolismo y eliminación. El mivacurio, un bloqueante

neuromuscular de acción corta, se elimina con rapidez y

casi de forma exclusiva gracias al metabolismo por la

butirilcolinesterasa.

9.

Tras la administración de fármacos bloqueantes

neuromusculares no despolarizantes, es esencial garantizar

una recuperación de la función neuromuscular normal

adecuada. La parálisis residual reduce el tono del esófago

superior, la coordinación de la musculatura esofágica

durante la deglución y el impulso ventilatorio hipóxico.

©

2010. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos

Antecedentes y uso clínico

Griffith y Johnso

n 1

indicaron, en 1942, que la

d

-tubocurarina (dTc)

era un fármaco seguro durante la cirugía para conseguir la relajación

muscular esquelética. Un año más tarde, Culle

n 2

describió su uso en

131 pacientes que habían recibido anestesia general para someterse

a una cirugía. En 1954, Beecher y Tod

d 3

observaron un incremento

en seis veces de la mortalidad en pacientes que habían recibido dTc

en comparación con los que no habían recibido un relajante. Este

aumento de la mortalidad se debía a una falta de comprensión

general de la farmacología de los bloqueantes neuromusculares y su

antagonismo. No se apreciaba el efecto del bloqueo neuromuscular

residual postoperatorio, no se habían establecido recomendaciones

para controlar la potencia muscular y no se entendía la importancia

de antagonizar con fármacos cualquier bloqueo residual.

La succinilcolina, introducida por Theslef

f 4

y Foldes y cols

. 5

en 1952, cambió de forma espectacular la práctica de la anestesia.

Su rápida acción y su duración ultracorta permitían una intubación

endotraqueal rápida.