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volumen de distribución, como la enfermedad hepática o renal, las

concentraciones plasmáticas precoces del fármaco pueden ser infe-

riores a las que se observan cuando la función del órgano es normal;

cuando el volumen de distribución es mayor, la concentración

plasmática debería ser menor, mientras que la cantidad total de

fármaco debería ser más elevada (

fig. 19-16 )

. Una reducción de la

unión a proteínas del fármaco causa un incremento del volumen

de distribución, pero como el grado de unión a proteínas de los

bloqueantes neuromusculares es pequeño, los cambios en la unión

a proteínas tendrán un efecto mínimo sobre su distribució

n 128 .

La recuperación de la función neuromuscular se produce

cuando las concentraciones plasmáticas disminuyen, y la mayor

parte de esta reducción se produce debido a la distribución. Por

tanto, los procesos que afectan sobre todo a la eliminación del

fármaco, como la insuficiencia renal, pueden no estar asociados a

una duración prolongada del bloque

o 129,130 .

Sin embargo, conforme

la recuperación pasa a depender más de la eliminación del fármaco

que de su distribución (es decir, del 25 al 75% o más) o después de

la administración de dosis más altas o repetidas, la duración de la

acción se puede prolonga

r 123,131 .

Tras la inyección de un bloqueante neuromuscular, la con-

centración plasmática del fármaco empieza a disminuir de forma

inmediata. El efecto (bloqueo neuromuscular) comienza en 1 mi­

nuto, aumenta al principio y no se recupera hasta pasados muchos

minutos a pesar de que la concentración plasmática del fármaco

disminuye de forma continua. Esta discrepancia entre la concen-

tración plasmática y el efecto del fármaco se produce porque la

acción de los bloqueantes neuromusculares no tiene lugar en el

plasma, sino en la unión neuromuscular. Para producir parálisis, el

fármaco debe difundir desde el plasma a la unión neuromuscular

y el efecto termina luego gracias a la difusión del fármaco nueva-

mente hacia el plasma (v.

fig. 19-15 )

. Por tanto, las concentraciones

en la unión neuromuscular muestran un desfase respecto a las

concentraciones plasmáticas, y son menores cuando se inicia el

bloqueo y mayores durante la recuperación. La relación concentra-

ción plasmática-efecto muestra histéresis, es decir, para un nivel de

bloqueo determinado las concentraciones plasmáticas son más

altas durante el inicio que durante la recuperación. Por esta razón,

no es posible obtener una relación concentración-efecto relacio-

nando simplemente la concentración plasmática con el nivel de

bloqueo neuromuscular.

Para superar este problema se han desarrollado modelos

farmacodinámicos que incorporan un factor que se corresponde

con el retraso causado por la difusión del fármaco hacia y desde la

unión neuromuscula

r 84,120,132-143

. Este factor, k

e0

, es la constante de

velocidad para el equilibrado del fármaco entre el plasma y la unión

neuromuscular. Al medir las concentraciones plasmáticas del

fármaco y el bloqueo neuromuscular durante las fases de inicio y

recuperación, y utilizando la técnica de modelado farmacocinético

y farmacodinámico simultáneo, se puede evitar la histéresis de la

curva de concentración plasmática-efecto, hacer una estimación de

las concentraciones reales del fármaco en la unión neuromuscular

y derivar las relaciones concentración-efecto reales (Ce

50

y k

e0

) para

los bloqueantes neuromusculares

( tabla 19-5 ) 120

.

Manejo clínico

Los bloqueantes neuromusculares se usan principalmente para

facilitar la intubación traqueal y conseguir la relajación quirúrgica.

La intensidad del bloqueo neuromuscular necesaria depende del

tipo de procedimiento quirúrgico. Surgen aspectos de seguridad

importantes cuando se utilizan bloqueantes neuromusculares:

efectos secundarios respiratorios y cardiovasculares y la adecua-

ción de la recuperación de la función neuromuscular normal.

Existen varias alternativas para los bloqueantes neuromus-

culares que consiguen una relajación quirúrgica adecuada. Es

importante recordarlas todas para evitar confiar exclusivamente en

el bloqueo neuromuscular para alcanzar el grado de relajación

deseado. Entre estas opciones se encuentran el ajuste de la profun-

didad de la anestesia general, el uso de la anestesia regional, una

buena colocación del paciente en la mesa de quirófano y el ajuste

adecuado de la profundidad del bloqueo neuromuscular. La selec-

ción de una o varias de estas opciones viene determinada por el

tiempo estimado que queda de intervención, por la técnica anesté-

sica y por la maniobra quirúrgica necesaria.

Dosis

Recomendaciones generales sobre dosis

Es importante elegir la dosis adecuada de un bloqueante neuro-

muscular no despolarizante para garantizar que se obtiene el efecto

deseado sin sobredosis

( tablas 19-6 y 19-7

). Además de los cono-

cimientos generales sobre estas recomendaciones, la práctica

correcta pasa por utilizar un estimulador de nervio periférico para

ajustar la dosis de relajante al paciente concreto. Se deben evitar las

sobredosis por dos motivos: limitar la duración del efecto del

fármaco para adaptarla a la duración estimada de la cirugía y evitar

efectos secundarios de tipo cardiovascular no deseados.

Dosis inicial y de mantenimiento

La dosis inicial viene determinada por el fin de la administración.

Tradicionalmente, las dosis empleadas para facilitar la intubación

traqueal son dos veces la DE

95

(estas dosis se aproximan a cuatro

veces la DE

50

) (v.

tabla 19-6

). Si la tráquea ya se ha intubado sin

usar un bloqueante no despolarizante o con succinilcolina y el

objetivo es sólo conseguir la relajación quirúrgica, hay que admi-

nistrar una dosis ligeramente inferior a la DE

95

(v.

tabla 19-7

),

ajustándola al alza en función de las respuestas evocadas por la

estimulación del nervio periférico. Los ajustes a la baja de la dosis

inicial son necesarios en presencia de cualquiera de los anestésicos

inhalados potentes (v. la subsección sobre interacciones medica-

mentosas más adelante).

Para evitar que se produzca una parálisis prolongada resi-

dual o un antagonismo inadecuado del bloqueo residual, o ambos,

640

Farmacología y anestesia

II

Figura 19-16

 Concentración plasmática (Cp) «promedio» frente al tiempo

después de administrar una dosis de 0,6mg/kg de rocuronio a pacientes con

una función renal normal

(línea azul)

o a pacientes sometidos a un trasplante

renal

(línea amarilla). (De Szenohradszky J, Fisher DM, Segredo V y cols.:

Pharmacokinetics of rocuronium bromide (ORG 9426) in patients with normal

renal function or patients undergoing cadaver renal transplantation.

Anesthesiology

77:899-904, 1992.)