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Farmacología y anestesia

II

de piperidina de un grupo propilo por un grupo butilo (v.

fig. 20-2

).

Con el nuevo diseño de la estructura molecular se esperaba que la

cardiotoxicidad intrínseca de la ropivacaína y la levobupivacaína

fuese menor. En cambio, parece que los enantiómeros-

(S)

de la

mepivacaína y la bupivacaína sufren un metabolismo hepático

más lento que las formas enantiómeras-

(R),

lo que sería respon-

sable de una mayor acumulación sistémica con las infusiones

prolongada

s 123

.

El mecanismo responsable de la toxicidad cardiovascular de

los anestésicos locales es complejo e implica efectos directos sobre

el miocardio, sobre el tejido vascular (tanto sobre el músculo liso

como sobre su inervación), y sobre la inervación central del

corazón. La recuperación del bloqueo del canal de Na

+

tras el

potencial de acción cardíaco, que de modo característico es muy

lenta con la bupivacaína, es considerablemente más rápida con la

ropivacaína. Además de estas diferencias eléctricas, la potencia

ionotrópica negativa de la ropivacaína sobre el tejido cardíaco

aislado parece ser considerablemente menor que la de la bupiva-

caín

a 124,125 .

Las diferencias mecánicas y eléctricas de los perfiles

tóxicos pueden deberse a la inhibición selectiva de las corrientes

de Ca

2+

producida por la bupivacaína.

Pero ¿los datos existentes indican un mayor índice terapéu-

tico de la ropivacaína sobre la bupivacaína, en particular en lo

concerniente a la cardiotoxicidad? Los estudios clínicos que com-

paran la potencia de la ropivacaína y de la bupivacaína adminis-

tradas para el bloqueo del plexo braquia

l 126

o para el bloqueo

epidural lumba

r 127

concluyen que los perfiles anestésicos de ambos

fármacos son casi idénticos. Un tercer estudio que comparó la

anestesia epidural lumbar con la bupivacaína al 0,5% y con

la ropivacaína al 0,75% tampoco encontró diferencias estadística-

mente significativas en cuanto a los efectos sensitivos o motores de

ambos fármacos a las concentraciones mencionada

s 128 .

En general,

parece que la ropivacaína es igual de potente o ligeramente menor

(de 1:1,3 a 1:1,5) que la bupivacaína para la anestesia regional. En

algunos estudios realizados con animales de laboratorio y sobre

seres humanos, la duración del bloqueo conseguido con ropiva-

caína también fue menor que con bupivacaína. Otros estudios efec-

tuados en animales y en personas no han encontrado diferencias

en la duración de los bloqueos motor y sensitivo producidos por

ambos fármacos.

A igualdad de potencia anestésica prevista para lograr un

bloqueo nervioso, ¿son los fármacos igual de tóxicos? La impresión

global es que la ropivacaína es menos cardiotóxica que la bupiva-

caína. Los estudios realizados en animales han encontrado que, por

lo general, la bupivacaína produce más alteraciones de la conduc-

ción, colapso cardíaco o fibrilación ventricular que la ropivacaína

y que tras la inyección intravenosa intencionada de un bolo de

ropivacaína y bupivacaína en perros, las maniobras de resucitación

cardíaca agresivas revierten con mayor facilidad los efectos tóxicos

de la ropivacaína que los de la bupivacaína

129 .

La mayor seguridad de la ropivacaína en comparación con

la bupivacaína puede deberse tanto a la menor toxicidad del isó-

mero-

(S)

como a las diferencias entre los restos propil- y butil-

N

-

piperidina. A diferencia de la bupivacaína, el perfil cardiotóxico de

la ropivacaína en las ovejas preñadas es igual al que se observa en

los animales no preñados

130 .

La levobupivacaína ha sido estudiada en diversas situaciones

clínicas y tras su administración en diversas localizacione

s 131-133 .

Aunque varias publicaciones han comparado la levobupivacaína

con la bupivacaína racémica y la ropivacaín

a 132,133 ,

las conclusiones

de dichos estudios difieren en cuanto a la potencia relativa y la

duración del bloqueo producido por estos tres fármacos en dife-

rentes puntos de administración en lo que respecta al bloqueo

motor y sensitivo final. Los profesionales deben tener en cuenta

que la levobupivacaína se formula como porcentaje del peso

respecto a su contenido de base libre, mientras que el porcentaje

de peso de la mayoría del resto de los anestésicos locales se calcula

sobre la sal clorhidrat

o 134 .

Acidosis e hipoxia

Al igual que ocurre con la toxicidad del SNC, la hipercapnia, la

acidosis y la hipoxia potencian la acción ionotrópica y cronotrópica

negativa de la lidocaína y de la bupivacaína sobre el tejido cardíaco

aislado. La combinación de hipoxia y acidosis intensifica notable-

mente los efectos cardiodepresores de la bupivacaína

135 .

La hipoxia

y la acidosis también incrementan la frecuencia de aparición de

arritmias cardíacas y la tasa de mortalidad tras la administración

intravenosa de bupivacaína en ovejas. La hipercapnia, la acidosis y

la hipoxia aparecen con mucha rapidez en algunos pacientes tras

sufrir convulsiones inducidas por la inyección intravascular rápida

e inadvertida de anestésicos locale

s 136 .

Por tanto, la depresión car-

diovascular observada en algunos pacientes tras la inyección intra-

venosa accidental de bupivacaína puede deberse en parte a la

acidosis e hipoxia producidas por las convulsiones, lo que empeora

la cardiotoxicidad intrínseca de la bupivacaína.

Efectos cardiovasculares indirectos

Un bloqueo epidural o raquídeo intenso puede producir una hipo-

tensión grave. En una revisión de las demandas interpuestas por

los pacientes que sufrieron un paro cardíaco perioperatorio se

confirmaron una serie de casos previos que correspondían a

pacientes generalmente sanos que habían sido sometidos a aneste-

sia raquídea y sufrieron un paro cardíaco perioperatori

o 137 .

Esta

complicación con frecuencia se produjo por una anestesia raquídea

que alcanzaba dermatomos muy superiores, el empleo liberal de

sedantes, la evolución al paro cardíaco tras un periodo de hipoten-

sión acompañado de bradicardia, la dilación frecuente en el diag-

nóstico del problema, el retraso a la hora de instaurar medidas de

soporte respiratorio (en particular en los pacientes sedados) y la

demora en la administración de combinaciones de agonistas adre-

nérgicos directos

a

y

b

como la adrenalina. Aunque los grados

leves o moderados de hipotensión responden generalmente bien a

los fármacos simpaticomiméticos de acción indirecta como la efedrina o a dosis graduales de fenilefrina, la combinación de una hi­

potensión grave y bradicardia importante en el contexto de una

anestesia raquídea debe ser tratada rápidamente en la mayoría de

las situaciones clínicas con dosis graduales de adrenalina, inicial-

mente a dosis de 0,1-1

m

g/kg o a dosis aproximadamente 20-200 veces

menores de las usadas en el protocolo de SVCA para el tratamiento

de la parada cardíaca.

Metahemoglobinemia

La metahemoglobinemia es un efecto secundario sistémico raro,

que se asocia de modo específico con la administración de dosis

elevadas de prilocaín

a 138 .

En los adultos, por lo general se requieren

dosis de 600mg para que se desarrollen niveles de metahemoglo-

binemia clínicamente significativos. El metabolismo hepático de la

prilocaína da lugar a la formación de

O

-toluidina, que es respon-

sable de la oxidación de la hemoglobina en metahemoglobina. Los

casos graves de metahemoglobinemia pueden tratarse mediante la

administración intravenosa de azul de metileno. Las dosis estándar

del anestésico local MELP (una mezcla de lidocaína y prilocaína)

en los neonatos a término produce niveles mínimos de metahemo-

globina, por lo que el uso de la MELP debe considerarse muy

seguro en la gran mayoría de los recién nacidos. El riesgo puede

verse incrementado en los recién nacidos con trastornos metabó-

licos raros o tras la administración concomitante de otros fármacos

que interfieren en la reducción de la metahemoglobina.