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res de riesgo más importantes de acontecimientos adversos son el

antecedente de cardiopatía isquémica, la insuficiencia cardíaca, la

diabetes, la enfermedad cerebrovascular y la insuficiencia renal; la

edad avanzada, y la intervención quirúrgica de riesgo alto, especial-

mente los procedimientos vasculares abiertos.

Debemos preguntar sobre molestias torácicas (dolor,presión,

tirantez), la duración de la molestia, los factores precipitantes, los

síntomas asociados y los métodos de alivio. Independientemente

de los síntomas, los indicadores pronósticos más importantes de la

cardiopatía y los acontecimientos adversos perioperatorios son los

factores de riesgo. La disnea con el ejercicio es un equivalente

anginoso frecuente. La disnea es inespecífica y puede ser el resul-

tado de una falta de forma física, una enfermedad pulmonar o una

insuficiencia cardíaca. La disnea en pacientes con factores de riesgo

de EAC (v.

fig. 24-2

y

cuadro 24-2

) puede exigir un estudio de una

cardiopatía isquémica. Las mujeres tienen una probabilidad parti-

cular de presentar síntomas atípicos de cardiopatía isquémica.

Debemos tomar nota de diagnósticos, pruebas diagnósticas, trata-

mientos y nombres de médicos que estén tratando al paciente.

Los pacientes con factores de riesgo de EAC o síntomas indi-

cativos de isquemia, incluidos los atípicos como la disnea, necesitan

un ECG. Tait y cols. señalaron que los ECG preoperatorios sistemá-

ticos no se indican en pacientes sin antecedentes de enfermedad

cardiovascular y sin factores de riesgo significativo

s 21 .

Se encuentra

un ECG anómalo en el 62% de los pacientes con cardiopatías cono-

cidas, en el 44% de aquéllos con factores de riesgo fuertes, pero sólo

en el 7% de los sujetos menores de 50 años sin factores de riesgo.

Además, la especificidad de una alteración en el ECG en cuanto al

pronóstico de acontecimientos adversos postoperatorios es sólo del

26% y un ECG normal no excluye una cardiopatí

a 22 .

Un ECG no debe ordenarse sólo por una edad avanzada (v.

cap. 61). Las recomendaciones de hacer pruebas en función de la

edad derivan de la elevada incidencia de alteraciones que se encuen-

tra en la edad avanzada. La frecuencia de infartos con onda Q que

se encuentran sólo con el ECG en varones de 75 años o más es de

alrededor del 0,5%. En una población quirúrgica ambulatoria, el 43%

de los pacientes tenía un ECG anómalo, pero sólo el 1,6% sufrió un

acontecimiento adverso perioperatorio y el ECG preoperatorio tuvo

un posible valor sólo en la mitad de los que sufrieron una compli-

cación. Sólo ciertas anomalías en el ECG son importantes en la

valoración preoperatoria (p. ej., ondas Q, especialmente si es reciente;

alteraciones de la conducción y arritmias) y un estudio encontró que

el 2% de los pacientes tenía una o dos si el ECG previo no mostraba

estas alteraciones. Establecer un valor basal para la comparación es

la razón más importante para obtener un ECG antes de la operación.

Sin embargo, si la probabilidad de complicaciones es baja o es pro-

bable que el ECG sea normal antes de la operación, el rendimiento

disminuye. Si disponemos de un ECG previo y no se ha producido

ningún cambio en los síntomas o en los factores de riesgo y no hay

datos físicos nuevos, es improbable que repetir el ECG sea útil. Las

guías de 2007 de la ACC/AHA sobre evaluación cardiovascular

perioperatoria proporcionan recomendaciones adicionales en torno

a los ECG preoperatorios en reposo

( cuadro 24-3 ) 7

.

Hay que revisar los registros médicos y estudios diagnósticos

previos, especialmente pruebas de estrés y resultados de cateteris-

mos, si es posible. En nuestra experiencia, muchos pacientes no son

conscientes de las alteraciones o resultados que no exigen una revas-

cularización. Con frecuencia, una llamada telefónica al médico de

asistencia primaria o al cardiólogo proporcionará importante infor-

mación y obviará la necesidad de realizar más pruebas o consultas.

La consulta iniciada por el médico que realiza la valoración preo-

peratoria debe buscar consejo especial sobre el diagnóstico y el

estado del trastorno del paciente. El primer paso es plantear cues-

tiones específicas como

«¿Tiene este paciente EAC?»

o

«¿Está opti-

mizado este paciente para una nefrectomía radical programada?»

.

Las cartas o notas que digan

«listo para la intervención quirúrgica»

no son suficientes para diseñar un plan anestésico seguro. Debe

solicitarse una carta que resuma los problemas médicos y trata-

mientos, junto a los resultados de las pruebas diagnósticas.

El objetivo es identificar a pacientes con cardiopatías que

tengan un riesgo alto de morbilidad o mortalidad cardíacas peri­

operatorias o a aquellos con trastornos o riesgos modificables. Las

guías sobre la evaluación cardíaca antes de una intervención qui-

rúrgica extracardíaca publicadas por la ACC/AHA se han conver-

tido en el estándar nacional de asistencia. Estas guías se han

revisado recientemente y se ha hecho una reducción acentuada de

las recomendaciones para realizar pruebas de estrés incruentas y

revascularizaciones preoperatoria

s 7

.

El

paso 1

en este algoritmo es determinar la urgencia de la

intervención quirúrgica. Si la intervención quirúrgica urgente no

permite una evaluación adicional, el objetivo es la vigilancia peri­

operatoria (p. ej., ECG seriados, enzimas, monitorización) y la

reducción del riesgo (p. ej., control de FC, estatinas, analgesia). Los

factores pronósticos clínicos, la capacidad funcional o para el ejer-

cicio y el grado de riesgo quirúrgico guían intervenciones diagnós-

ticas y terapéuticas adicionales.

El

paso 2

es determinar si el paciente tiene un trastorno

cardíaco activo, como un IM agudo, una angina inestable o grave,

una insuficiencia cardíaca descompensada, una valvulopatía grave

776

Control de la anestesia

III

Cuadro 24-3

 Recomendaciones para realizar un

electrocardiograma de 12 derivaciones en reposo preoperatorio

Clase I

Se recomienda un ECG de 12 derivaciones en reposo preope-

ratorio en pacientes con al menos un factor de riesgo clínic

o

que se someten a procedimientos quirúrgicos vasculares

Se recomienda un ECG de 12 derivaciones en reposo

preoperatorio en pacientes con insuficiencia cardíaca

congestiva conocida, enfermedad arterial periférica o

enfermedad cerebrovascular que se sometan a procedimientos

quirúrgicos de riesgo intermedio

Clase IIa

Un ECG de 12 derivaciones en reposo preoperatorio es

razonable en personas sin factores de riesgo clínicos que se

sometan a procedimientos quirúrgicos vasculares

Clase IIb

Un ECG de 12 derivaciones en reposo preoperatorio puede

ser razonable en pacientes con al menos un factor de riesgo

clínico que se someten a procedimientos quirúrgicos de

riesgo intermedio

Clase III

Los ECG de 12 derivaciones en reposo preoperatorios y

postoperatorios no están indicados en personas asintomáticas

sometidas a procedimientos quirúrgicos de riesgo bajo

Recomendaciones de la clase I: el procedimiento

debe

realizarse; clase IIa: es razonable realizar el procedimiento;

clase IIb: el procedimiento puede considerarse; clase III: el

procedimiento

no

debe realizarse porque no es útil.

Adaptado de Fleisher LA, Beckman JA, Brown KA y cols.: ACC/AHA

2007 guidelines on perioperative cardiovascular evaluation and

care for noncardiac surgery.

J Am Coll Cardiol

50:e159-e241, 2007.

Disponible en

http://www.acc.org/qualityyscience/clínicaal/guideli- nes/Periop_Fulltext_2007.pdf/

acceso el 28 de septiembre de 2007.

Los factores de riesgo clínicos se enumeran en el

cuadro 24-2

.