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(p. ej., estenosis aórtica grave) o arritmias significativas (p. ej.,

taquicardia ventricular o fibrilación auricular con frecuencia

rápida), que aconseje posponer todo menos los procedimientos

urgentes necesarios para salvar la vida (p. ej., aneurisma roto). Tras

evaluar y tratar estos trastornos en función de las guías de la AHA/

ACC, la intervención quirúrgica puede considerarse si los benefi-

cios superan a los riesgos. A los pacientes que han experimentado

IM en los 3-6 meses previos se les ha considerado tradicionalmente

de riesgo alto y la intervención quirúrgica se ha retrasado. Pruebas

más recientes y las guías de la ACC/AHA señalan que el IM

agudo,

definido como el producido en los últimos 7 días, debe conside-

rarse aún de riesgo alto y que las intervenciones programadas

deben posponerse. Un IM

reciente,

definido como el que ha ocu-

rrido en los últimos 30 días (pero más de 7 días antes)

con signos

de miocardio en riesgo

(basado generalmente en síntomas persis-

tentes o resultados de pruebas de estrés), también es una situación

de riesgo alto. Sin embargo, un IM reciente (8-30 días antes)

sin

signos de miocardio en riesgo

se considera un trastorno activo y

equivale a cualquier antecedente de EAC.

El

paso 3

consiste en determinar el riesgo quirúrgico o la

gravedad. Los pacientes sin trastornos cardíacos activos que se

someten a una intervención quirúrgica de riesgo bajo (riesgo car-

díaco publicado generalmente

<

1%; procedimientos endoscópicos

o superficiales, cataratas, mama o cirugía ambulatoria) pueden pro-

ceder a la intervención quirúrgica sin más pruebas cardíacas aparte

de un ECG en los 3 meses previos.

El

paso 4

evalúa la capacidad funcional del paciente (v.

ta­ bla 24-2 )

. Los pacientes asintomáticos muy funcionales pueden pro­

ceder a la intervención quirúrgica. Las guías de 2007 de la ACC/

AHA usan el RCRI (v.

cuadro 24-2

) derivado de un estudio de

cohortes que muestra una incidencia de acontecimientos cardíacos

importantes del 0,4, 0,9, 7 y 11% en pacientes con cero, uno, dos o

tres factores pronósticos de riesgo, respectivament

e 20 .

Los trastor-

nos médicos del RCRI se han confirmado en estudios independien-

tes como factores pronósticos válidos del riesg

o 15 .

El

paso 5

es la última y más complicada determinación para

los pacientes con una capacidad funcional mala o indeterminada.

La presencia y número de factores pronósticos clínicos, como se

muestra en el

cuadro 24-2 ,

determinan las recomendaciones y pro-

bable beneficio de realizarse más pruebas cardíacas. Los pacientes

sin factores pronósticos clínicos proceden a la intervención quirúr-

gica. Los que se someten a una intervención quirúrgica vascular

con tres o más factores de riesgo clínicos son el grupo que más

probabilidad tiene de beneficiarse de más pruebas, pero las guías

de la ACC/AHA recomiendan hacer más pruebas sólo «si esto va

a cambiar el tratamiento». Los pacientes con uno o más factores

pronósticos clínicos sometidos a intervención quirúrgica de riesgo

intermedio (1-5% de riesgo de complicaciones cardíacas, incluidos

procedimientos ortopédicos, intraabdominales e intratorácicos) o

aquéllos con uno o dos factores de riesgo sometidos a una inter-

vención quirúrgica vascular pueden proceder a la intervención

quirúrgica con control de la FC o someterse a pruebas incruentas

si esto va a cambiar el tratamiento.

Los trastornos inflamatorios crónicos (p. ej., artritis reuma-

toide, lupus eritematoso sistémico [LES]), consumo crónico de este-

roides e irradiación torácica) aumentan el riesgo de EAC, pero no

se ha demostrado que sean factores pronósticos significativos de

complicaciones cardíacas perioperatoria

s 23,24

. La retirada sustancial

de las recomendaciones de la ACC/AHA que aconsejaban pruebas

de estrés incruentas y revascularización coronaria antes de una

intervención quirúrgica extracardíaca se debe a la falta general de

un beneficio definitivo y de reducción del riesgo con este método.

El único estudio prospectivo con asignación aleatoria de revascula-

rización (injerto de derivación de arteria coronaria [IDAC] o inter-

vención coronaria percutánea [ICP] con endoprótesis) comparada

con tratamiento médico no encontró ninguna diferencia en el resul-

tado. Este estudio se realizó en pacientes de riesgo intermedio a alto

con EAC conocida sometidos a una intervención quirúrgica vascu-

lar important

e 25 .

Numerosos estudios retrospectivos y observacio-

nales no han podido demostrar el beneficio de la revascularización

coronaria antes de una intervención quirúrgica extracardíaca. La

intervención quirúrgica extracardíaca poco después de una revas-

cularización (IDAC o ICP con o sin endoprótesis) se asocia a cifras

altas de morbilidad y mortalidad cardíacas perioperatoria

s 26 .

Los

factores que deben considerarse son la urgencia de la intervención

quirúrgica extracardíaca (p. ej., pacientes con cáncer) y los posibles

beneficios a largo plazo de la revascularización. Los pacientes que

necesitan una intervención quirúrgica extracardíaca dentro del

siguiente año no son buenos candidatos para la implantación de

endoprótesis liberadoras de fármacos y, si la revascularización es

absolutamente necesaria, estos pacientes deben considerarse para la

IDAC o la ICP sin endoprótesis o con una endoprótesis de metal

desnud

o 27 .

Consúltese el apartado sobre endoprótesis coronarias y

fármacos antiagregantes.

Las pruebas de estrés identifican la EAC y su gravedad, pero

el valor pronóstico positivo de complicaciones cardíacas periopera-

torias es generalmente sólo del 5-25

% 28 .

El valor pronóstico negativo

de las pruebas incruentas para pronosticar acontecimientos perio-

peratorios se acerca generalmente al 100%, de manera que estas

pruebas suelen ser más informativas respecto a los pacientes que

no

sufrirán ningún tipo de acontecimiento, y no tanto respecto a los

que sí. Sin embargo, los estudios del valor pronóstico de las pruebas

incruentas fueron anteriores a la era de las endoprótesis liberadoras

de fármacos y al riesgo de trombosis aguda perioperatoria con estas

endoprótesis. El cateterismo cardíaco, que algunos consideran la

referencia de la evaluación de las lesiones coronarias, no estratifica

en absoluto el riesgo de los paciente

s 29 .

Esta falta de valor pronóstico

se debe en parte a la incidencia de aproximadamente el 50% de

ruptura de la placa (siendo la placa de tamaño intermedio de 40-70%

la más vulnerable a la ruptura) como el acontecimiento causal

durante el período perioperatorio combinado con el estado de

hipercoagulabilidad y la retirada típica de los antiagregantes.

La prueba de ejercicio en cinta rodante puede ordenarse en

pacientes con un ECG normal que pueden realizar ejercicio y es

probable que obtengan una FR adecuada (68-81% de sensibilidad

y 66-77% de especificidad de isquemia

) 7

. Información pronóstica

como la capacidad funcional y el trabajo al que aparece la isquemia

pronostican el resultado. El resultado de la prueba es adecuado

cuando el paciente puede hacer ejercicio hasta al menos un 85%

de su FC diana (la FC diana se define como 220 – edad). La capa-

cidad individual para hacer ejercicio y los síntomas que limitan la

actividad, como la disnea, tienen implicaciones pronósticas a largo

plazo, incluso en aquellos sin signos de isquemia.

Las pruebas farmacológicas como la ecocardiografía con

dobutamina o las pruebas de imagen nucleares de perfusión son

necesarias en pacientes incapaces de hacer ejercicio, que tienen

marcapasos o una bradicardia significativa o que toman dosis altas

de betabloqueante

s 7

.

Puede utilizarse una combinación de ejercicio y pruebas de

imagen en pacientes capaces de hacer ejercicio y con anomalías signi-

ficativas en el ECG que puedan interferir con la interpretación de la

isquemia en el ECG (p. ej., HVI con un patrón de sobrecarga, cambios

en la onda ST-T o bloqueo de rama izquierda [BRI]). El ejercicio

combinado con las pruebas de imagen de perfusión en pacientes con

BRI da lugar a una incidencia elevada de falsos positivos debido a

defectos de perfusión septales no causados por la EA

C 7

. En la mayoría

de los pacientes, la elección del tipo de prueba farmacológica es irre-

levante. La dobutamina descubre la isquemia al aumentar la contrac-

tilidad, la FC y la PA y puede, por tanto, no ser la mejor en pacientes

con marcapasos, bradicardia significativa, aneurismas aórticos o cere-

Valoración preoperatoria

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Sección III

Control de la anestesia

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