de sensibilidad cruzada a otras sustancias volátiles fluoradas con
metabolitos trifluoroacetilos (enflurano, isoflurano, desflurano).
Cirrosis
La cirrosis es el resultado final de la mayoría de los trastornos hepa-
totóxicos. Se produce hipertensión portal con esplenomegalia,
varices, ascitis y derrame pleural. El hígado no sintetiza proteínas ni
factores de la coagulación ni elimina toxinas y fármacos. Los pacien-
tes pueden tener encefalopatía, hemorragias, trombocitopenia y un
TP prolongado y están en riesgo de insuficiencia o fracaso renal. Los
cortocircuitos pulmonares pueden causar hipoxemia e hipertensión
pulmonar. El síndrome hepatorrenal es la aparición de la insuficien-
cia renal en pacientes con enfermedades hepáticas sin una enferme-
dad renal primaria y puede relacionarse con la hipoperfusión. Los
pacientes ictéricos tienen un riesgo particular de síndrome hepato-
rrenal. En pacientes con ascitis puede aparecer una peritonitis bac-
teriana espontánea, que aumenta la mortalidad perioperatoria.
La clasificación de Child-Turcotte-Pugh
( tabla 24-5) puede
pronosticar la morbilidad y mortalidad periquirúrgicas. La fórmula
Model for End-Stage Liver Disease (MELD), que tiene en cuenta
la bilirrubina, el índice normalizado internacional (INR), la creati-
nina y la causa de la hepatopatía, que se usa para seleccionar a los
pacientes para el trasplante, puede ser útil para pronosticar el riesgo
de otra intervención quirúrgica y puede funcionar mejor que la
clase de Chil
d 74 .Pueden encontrarse calculadoras internéticas para
determinar la MELD en
www.unos.org. Puntuaciones más altas
indican una enfermedad más grave. Un estudio demostró que la
puntuación MELD inferior a 14 determinaba al 77% de los pacien-
tes con malos resultado
s 74 .La anemia aumenta la mortalidad
postoperatoria en pacientes con ictericia obstructiva. Un estudio
mostró que la concentración sérica de albúmina inferior a 2,1mg/
dl era un fuerte factor pronóstico de muerte en veteranos someti-
dos a una intervención quirúrgica extracardíac
a 75 .Valores inesperadamente altos en las pruebas
de función hepática
La elevación de la alanina-aminotransferasa (ALT) y la aspartato-
aminotransferasa (AST) refleja una lesión de los hepatocitos, la bili-
rrubina mide la capacidad del hígado de conjugar o excretar la bilis
(o ambos), la fosfatasa alcalina aumenta con la degradación de la
excreción hepática (también por el recambio óseo y por ello no es
específica de la hepatopatía) y la albúmina y el TP miden la función
sintética del hígado. Sólo se encuentra inesperadamente a 1 de cada
700 pacientes preoperatorios con una enfermedad hepática y la gran
mayoría no son trastornos graves. Sin embargo, si se encuentran de
forma inesperada valores anómalos en la PFH, pueden aconsejarse
más pruebas o la remisión al especialista. En pacientes con elevacio-
nes de la ALT o la AST, el cribado de hepatitis con anticuerpos IgM
frente a la hepatitis A, los antígenos de superficie y nucleares de la
hepatitis B, el anticuerpo frente a la superficie de la hepatitis B y el
anticuerpo frente a la hepatitis C pueden ayudar a establecer un
diagnóstico. La elevación de la fosfatasa alcalina o la bilirrubina con
aumentos leves o moderados de las transaminasas indica una obs-
trucción del sistema biliar y una ecografía abdominal, una tomogra-
fía computarizada y una colangiopancreatografía retrógrada
endoscópica pueden establecer un diagnóstico.
Todas las formas de hepatopatías
La anamnesis preoperatoria revela a menudo la causa de la hepatopa-
tía, los tratamientos y complicaciones asociadas. Los aspectos impor-
tantes que hay que investigar son la causa y grado de disfunción
hepática. Los pacientes con hepatopatía pueden estar asintomáticos o
quejarse de astenia, pérdida de peso, orina oscura, heces pálidas,
prurito, dolor en el cuadrante superior derecho, hinchazón e ictericia.
Son necesarios el peso y las constantes vitales, incluida la saturación
de oxígeno. La exploración física puede revelar ictericia, hematomas,
ascitis, derrames pleurales, edema periférico o hipoxia.Hay que explo-
rar la presencia de encefalopatía, coagulopatía, ascitis, sobrecarga de
volumen e infecciosidad antes de la operación. La concentración de
bilirrubina es generalmente superior a 2,5mg/dl antes de que se pueda
ver la ictericia en las mucosas y las escleróticas. La exploración puede
revelar hepatomegalia, esplenomegalia y alteración del estado mental.
La encefalopatía de nuevo comienzo o su empeoramiento deben des-
encadenar una evaluación en busca de factores precipitantes como un
empeoramiento de la hepatopatía, una infección, un efecto farmaco-
lógico, una hemorragia o un trastorno electrolítico.
En pacientes seleccionados, la valoración preoperatoria puede
aconsejar pruebas adicionales como un ECG, un hemograma con
número de plaquetas, electrólitos, BUN, creatinina, PFH, albúmina
y TP. Puede ser útil la concentración de amoníaco en pacientes con
encefalopatía. Una radiografía de tórax puede identificar derrames.
La coagulopatía puede surgir por un déficit de vitamina K causado
por una incapacidad de secretar bilis (trastornos colestásicos), un
déficit de los factores de la coagulación por una pérdida de la función
sintética debida a una cirrosis o una trombocitopenia secundaria a
una esplenomegalia y una hipertensión portal.
El tratamiento para corregir la coagulopatía se dirige a la
causa. Se utilizan vitamina K, plasma fresco congelado o plaquetas
para corregir los déficits. La vitamina K, 1-5mg diarios por vía oral
o subcutánea durante 1-3 días, puede corregir un TP prolongado y
conlleva un mínimo riesgo. Sin embargo, la coagulopatía en pacien-
tes con fracaso sintético probablemente no se corregirá con tales
medidas, y la realización de un estudio de cribado preparará al
paciente para transfusiones de plaquetas y plasma fresco congelado
con el objetivo de conseguir una cifra de plaquetas superior a las
50.000/mm
3
y un INR inferior a 1,5, respectivamente. La corrección
de la anemia es discutida, pero puede limitar la disfunción renal. La
lactulosa (30ml por vía oral cada 6 horas durante 3 días antes de la
intervención quirúrgica con la administración de la última dosis en
las 12 horas previas a la intervención quirúrgica) o las sales biliares
por vía oral con hidratación intravenosa desde la noche previa a la
intervención quirúrgica pueden reducir la progresión perioperatoria
de la enfermedad renal en los pacientes en riesg
o 76 .La reducción de
la ascitis antes de la operación puede disminuir el riesgo de dehis-
cencia de la herida y mejorar la función pulmonar. Son útiles la
restricción de sodio (en la dieta y soluciones intravenosas), los diu-
réticos (especialmente la espironolactona, que inhibe a la aldoste-
rona) e incluso la paracentesis. Si se aspira líquido, es importante
analizarlo en busca de infección. La encefalopatía se debe con fre-
cuencia a un problema agudo como una infección, una hemorragia
digestiva, una hipovolemia o sedantes. Es importante determinar los
factores reversibles y tratarlos. La primera opción terapéutica es la
Valoración preoperatoria
793
24
Sección III
Control de la anestesia
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito
Tabla 24-5
Clasificación de Child-Turcotte-Pugh
Parámetro
Puntos (para cada uno con un máximo
de 15)
1
2
3
Ascitis
Ausente Ligero
Moderado
Bilirrubina (mg/dl)
<
2
2-3
>
3
Albúmina (g/dl)
>
3,5
2,8-3,5
<
2,8
Tiempo de protrombina
(segundos sobre el
control)
<
4
4-6
>
6
Encefalopatía
Ninguno Grado 1-2 Grado 3-4
Clase A:
<
7 puntos; clase B: 7-9 puntos; clase C:
>
9 puntos.