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aumento de la temperatura. Se han evaluado diversos tratamientos,

como los esteroides, los inmunosupresores, los anticuerpos mono-

clonales, la plasmaféresis, las benzodiazepinas y el baclofeno. Antes

de la operación es importante registrar la anamnesis y el patrón de

la enfermedad, incluidos los síntomas y déficits físicos, con especial

énfasis en la afectación respiratoria. Son importantes los medica-

mentos y los desencadenantes previos. No se ha registrado ninguna

asociación entre el tipo de anestésico o anestésicos particulares y la

exacerbación de la enfermedad. La anestesia regional puede ofrecer

ventajas para los pacientes con afectación respiratoria o disfunción

cognitiva. Es importante un registro detallado de los déficits neuro-

lógicos preexistentes. Es necesario determinar la saturación de

oxígeno. Las pruebas se dirigen a los posibles efectos de los medica-

mentos (p. ej., la azatioprina puede suprimir la médula ósea y afectar

a la función hepática, la ciclofosfamida puede causar alteraciones

electrolíticas y los esteroides pueden causar hiperglucemia) y los

trastornos asociados (p. ej., radiografía de tórax y cifra de leucocitos

si se sospecha infección pulmonar). Los pacientes con una enferme-

dad leve y estable no requieren pruebas especiales. Los medicamen-

tos se continúan el día de la intervención quirúrgica.

Aneurismas y malformaciones arteriovenosas

Las lesiones vasculares cerebrales y espinales consisten en aneuris-

mas y MAV, que pueden estar intactas o rotas o ser sintomáticas u

observaciones accidentales (v. cap. 53). Los pacientes con enferme-

dad renal poliquística, displasia fibromuscular, síndrome de Ehlers-

Danlos del tipo IV o un antecedente familiar de aneurismas tienen

un mayor riesgo de aneurismas. Una MAV puede ser lo suficiente-

mente grande como para causar un efecto de masa. El embarazo

aumenta el riesgo de hemorragia aneurismática y posiblemente de

MAV. Antes de la ruptura, la mayoría de los pacientes tendrá

mínimos síntomas aparte de la cefalea o las convulsiones, pero es

importante registrar los síntomas en todos los pacientes. Con la

ruptura son frecuentes la alteración del estado mental, el síncope,

el aumento de la presión intracraneal con los signos y síntomas

típicos, la secreción inadecuada de hormona antidiurética y per-

turbaciones hemodinámicas. La bradicardia, la taquicardia, los

latidos ectópicos y los cambios en la onda ST-T, a menudo pareci-

dos a los de la isquemia, son frecuentes. En la ecocardiografía

puede haber disfunción cardíaca significativa con depresión de la

contractilidad y alteraciones del movimiento de la pared. Antes de

la operación hay que considerar la EAC concomitante o la miocar-

diopatía preexistente y no suponer que estos cambios se relacionan

sólo con la hemorragia. Es necesario un ECG preoperatorio con

determinación de electrólitos, glucosa, BUN y creatinina. También

pueden ser útiles la radiografía de tórax y la ecocardiografía.

Enfermedad de Parkinson

La enfermedad de Parkinson es un trastorno degenerativo de los

ganglios basales en el que la imposibilidad de secretar dopamina

reduce la inhibición del sistema motor extrapiramida

l 93 .

Los

pacientes suelen tener antes de la operación una disminución de

los movimientos espontáneos, rigidez (es clásica la rigidez en rueda

dentada), temblor en reposo, cara de tipo máscara, dificultad para

hablar y caminar y con frecuencia depresión y demencia. También

hay disfunción autónoma con hipotensión ortostática, salivación

excesiva y dificultad para regular la temperatura.

Los pacientes tienen riesgo de sufrir complicaciones pulmo-

nares debido a la dificultad deglutoria y la alteración del estado

mental y tienen un mayor riesgo de aspiración y disfunción de los

músculos ventilatorios. La reposición de dopamina con levodopa, a

menudo combinada con carbidopa, fármacos anticolinérgicos, bro-

mocriptina, amantadina y selegilina, es el tratamiento estándar. La

levodopa puede causar discinesia (movimientos involuntarios distó-

nicos y mioclónicos). La pergolida, un agonista del receptor de la

dopamina, fue retirada a principios de 2007 por un mayor riesgo de

insuficienciamitral y aórtic

a 94 .

Los pacientes expuestos a este fármaco

deben someterse a una exploración cuidadosa en busca de soplos y,

si los hay, un ECG y quizás un ecocardiograma. La selegilina es un

inhibidor de la monoamino-oxidasa que inhibe la degradación de la

dopamina. La metoclopramina, las fenotiazinas y las butirofenonas

pueden exacerbar los síntomas al interferir con la dopamina.

La valoración preoperatoria se centra en el sistema pulmonar

y el grado de incapacidad, especialmente la disfagia y la disnea. Son

importantes la determinación de la saturación con aire ambiente y

la PA y la FC ortostáticas. Los síntomas pulmonares significativos,

especialmente los síntomas de infección o si hay un empeoramiento,

pueden requerir una radiografía de tórax, una consulta con el neu-

mólogo y retrasar el procedimiento en espera de la mejora. A los

pacientes que han tomado pergolida se les debe auscultar en busca

de soplos y, si los hay, deben realizarse un ECG y un ecocardiograma.

Los estimuladores encefálicos profundos deben desactivarse antes de

los procedimientos en que se va a utilizar bisturí eléctrico. Se conti-

núan todos los medicamentos para el Parkinson. La retirada brusca

de la levodopa puede exacerbar los síntomas, en especial la disfagia

y la rigidez de la pared torácica, o dar lugar a un síndrome neuro-

léptico maligno (SNM). El SNM se caracteriza por una inestabilidad

autónoma, una alteración del estado mental, rigidez y fiebre.

Trastornos de la unión neuromuscular

La miastenia grave es un trastorno autoinmunitario de las uniones

neuromusculares del músculo esquelético que se debe a anticuer-

pos contra los receptores nicotínicos de la acetilcolin

a 95 .

Se carac-

teriza por debilidad muscular que empeora con la actividad y

mejora con el reposo.

La valoración preoperatoria determina si el paciente tiene una

debilidad clínica o progresiva que puede exacerbarse con el estrés,

las infecciones, la hipopotasemia, los medicamentos (antibióticos

aminoglucósidos, propranolol, ciprofloxacino, clindamicina) y la

intervención quirúrgica. Los músculos liso y cardíaco no se afectan.

Puede haber hiperplasia y tumores tímicos. El timo se localiza en la

región anterior del mediastino y, cuando aumenta de tamaño, tiene

implicaciones relacionadas con la anestesia (v. «Masas mediastíni-

cas»). La afectación de nervios craneales y bulbares es frecuente con

la debilidad muscular faríngea y laríngea, lo que aumenta el riesgo

de aspiración. Suele haber síntomas oculares (diplopía, ptosis) y con

frecuencia son los síntomas iniciales o únicos. La función ventilatoria

puede estar afectada. Las PFR preoperatorias están indicadas en los

sujetos muy afectados y pueden ser útiles para pronosticar quién

puede necesitar ventilación postoperatori

a 96 .

Las PFR pueden ser

particularmente útiles si se considera a los pacientes para una inter-

vención quirúrgica ambulatoria, especialmente en centros quirúrgi-

cos independientes. En los miasténicos son frecuentes otras

enfermedades autoinmunitarias, como la artritis reumatoide, la poli-

miositis y los trastornos tiroideos. Véase en los apartados adecuados

de este capítulo una exposición de estos temas.

A los pacientes se les trata con una timectomía y con medi-

camentos anticolinesterásicos e inmunosupresores. El empeora-

miento de los síntomas puede deberse a un deterioro de la

enfermedad (una crisis miasténica) o un tratamiento anticolines-

terásico excesivo (una crisis colinérgica). Con anticolinesterásicos

de acción corta (edrofonio) pueden distinguirse ambos; sólo una

crisis miasténica mejorará con más anticolinesterásicos. La plasma-

féresis y las inmunoglobulinas intravenosas se han usado para

tratar crisis miasténicas o preparar a los pacientes para la interven-

ción quirúrgica, pero son necesarios varios días a semanas para que

se produzca la mejora.

Los pacientes que antes de la operación están tomando aza-

tioprina requieren un hemograma y unas PFH debido a la supre-

sión de la médula ósea y la disfunción hepática que se asocian a

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Control de la anestesia

III