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del apoyo nutricional preoperatorio en pacientes que podrían bene-

ficiarse de ello. Kudsk comunicó que en un grupo de pacientes

sometidos a procedimientos digestivos se realizaron las evaluacio-

nes exigidas por la TJC en la gran mayoría de los casos entre 12-25

horas después de la intervención quirúrgic

a 133

.Debido a ello, aunque

se cumplió la exigencia de la TJC, el equipo médico no tuvo la

oportunidad de proporcionar nutrición preoperatoria si estuvo

indicada. La identificación adecuada de los pacientes en riesgo se

conseguiría mejor en el momento de la valoración preoperatoria y

en el marco ambulatorio para dejar tiempo para la puesta en marcha

de planes nutricionales preoperatorios.

Los mejores lugares para buscar la pérdida de grasa subcu-

tánea son la región del tríceps de los brazos, la línea medioaxilar

en el borde costal, las zonas interósea y palmar de la mano y la

región deltoidea del hombro. La pérdida de músculo se evalúa

mejor en el cuádriceps femoral y la región del deltoides. El estado

nutricional de los pacientes puede clasificarse en A (bien nutrido),

B (moderadamente mal nutrido; pérdida de peso del 5-10% sin

estabilización ni aumento de peso, escasa ingestión dietética y

pérdida leve de tejido subcutáneo) o C (muy mal nutrido; pérdida

continua de peso

>

10%, pérdida acentuada de tejido subcutáneo,

pérdida de músculo y edema).

Una concentración sérica de albúmina menor de 3,5g/dl en

la población general quirúrgica o menor de 3,9g/dl en pacientes que

necesitan una artroplastia total de cadera es un factor pronóstico

preciso de mala nutrició

n 130,131 .

La albúmina sérica inferior a 2,1mg/

dl pronosticó con fuerza la mortalidad en veteranos sometidos a

una intervención quirúrgica extracardíaca important

e 75

. La combi-

nación de anamnesis más exploración física y concentración sérica

de albúmina mejora levemente la precisión pronóstica de la malnu-

trición respecto a cualquiera de estos indicadores por separado.

Cuando sea posible hay que mejorar el estado nutricional

antes de la operación en los pacientes muy mal nutridos. La nutri-

ción enteral es el medio preferido, pero si no puede usarse el intes-

tino, es aceptable la nutrición parenteral total (NPT), aunque no

sin sus propios riesgos. En un estudio del Veterans Affairs, los

pacientes muy mal nutridos que recibieron NPT tuvieron menos

complicaciones no infecciosas que los controles (5% frente a 43%),

sin un aumento concomitante de las complicaciones infecciosa

s 80 .

Pacientes que dan lactancia materna

Existen pocos datos para poder guiar las recomendaciones a favor

de la seguridad de los anestésicos y los medicamentos en los hijos

de madres en período de lactación que reciben estos fármacos. En

los casos programados, hay que aconsejar a las mujeres que se extraí-

gan y almacenen la leche antes de la operación, ya que puede usarse

en las primeras 24 horas que siguen a la administración de un anes-

tésico o mientras la leche materna se exponga a sustancias potencial-

mente peligrosas. La madre debe desechar la leche producida en las

siguientes 24 horas a la anestesia y generalmente reanudar la lactan-

cia después de este período. Los niños muy pequeños o prematuros,

especialmente los que tienen riesgo de apnea, pueden tener compli-

caciones si la madre continúa tomando opiáceos o sedantes. Hay que

aconsejar a las madres que discutan con el pediatra la seguridad de

la lactancia materna mientras toman medicamentos.

Pacientes con órdenes de no reanimar

Algunos pacientes programados para procedimientos habrán

dejado instrucciones en vida o estarán en un estado de no reanimar

(NR) (v. cap. 87). En 1993 la ASA adoptó guías para la asistencia

de estos pacientes y las actualizó en 2001

( cuadro 24-7 ) 134 .

En cir-

cunstancias de órdenes de NR, los profesionales sanitarios se

centran en un método dirigido al procedimiento (es decir, no

intubar, ningún fármaco para la reanimación), lo que es problemá-

tico en el período perioperatorio cuando gran parte de la asistencia

anestesiológica implica hacerlo. Se ha indicado que sería una táctica

mejor discutir el estado de NR en el contexto de la anestesia en un

enfoque dirigido al objetivo (es decir, desde la perspectiva de los

valores y objetivos del paciente, como los aspectos relacionados con

la «calidad de vida»

) 135 .

El momento ideal para discutir este aspecto

emocional y complejo es durante la valoración preoperatoria. Se ha

visto que las discusiones cortas en una clínica preoperatoria pueden

fomentar el diálogo entre los pacientes, sus representantes y los

médicos sobre los deseos en vida relacionados con la asistencia al

final de la vida. Un 27% de los pacientes intervenidos otorga un

poder permanente a un abogado comparado con un 10% de los

controles y un 87% del grupo de intervención comentó la asistencia

al final de la vida con el sujeto apropiado comparado con el 66%

del grupo contro

l 136 .

Valoración preoperatoria

809

24

Sección III

Control de la anestesia

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Cuadro 24-7

 Órdenes de no reanimar en el período

perioperatorio

Las normas que suspenden automáticamente las órdenes de

NR u otras directivas que limiten el tratamiento antes de pro-

cedimientos que impliquen a la asistencia anestésica pueden

no abordar suficientemente los derechos de un paciente a la

autodeterminación de una forma responsable y ética. Tales

normas, si existen, deben repasarse y revisarse cuando sea

necesario para que reflejen el contenido de estas guías.

1. Intento completo de reanimación: el paciente o un sus-

tituto designado pueden solicitar la suspensión total de

las directivas existentes durante la anestesia y el período

postoperatorio inmediato, con lo que consentirían el uso

de cualquier procedimiento de reanimación que pueda

ser apropiado para tratar complicaciones clínicas que se

produzcan durante este tiempo.

2. Intento limitado de reanimación definido con respecto a

procedimientos específicos: el paciente o sustituto desig-

nado pueden elegir continuar rechazando ciertos proced-

imientos específicos de reanimación (p. ej., compresiones

torácicas, desfibrilación o intubación traqueal). El anes-

tesiólogo debe informar al paciente o sustituto designado

sobre qué procedimientos son: 1) esenciales para el éxito

de la anestesia y el procedimiento propuesto y 2) qué

procedimientos no son esenciales y pueden rechazarse.

3. Intento limitado de reanimación definido con respecto a los

objetivos y valores del paciente: el paciente o un sustituto

designado pueden permitir al anestesiólogo y al equipo

quirúrgico usar el juicio clínico para determinar qué pro-

cedimientos de reanimación son apropiados en el contexto

de la situación y los objetivos y valores del paciente. Por

ejemplo, algunos pacientes pueden desear procedimien-

tos de reanimación completos para tratar acontecimientos

clínicos adversos que se consideren reversibles de una

forma fácil y rápida, pero no el tratamiento de trastornos

que tengan probabilidades de dar lugar a secuelas perma-

nentes, como el deterioro neurológico o la dependencia no

deseada de técnicas de apoyo vital.

De Committee on Ethics, American Society of Anesthesiologists:

Ethical guidelines for the anesthesia care of patients with do not

resuscitate orders, 2001. Disponible en

http://www.asahq.org/ publicaciónsYServices/styards/09.html .