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despierto. Es preferible un tubo endotraqueal anillado que se debe

introducir hasta superar el punto de la compresión extrínseca.

Resulta muy útil revisar las TC cervicales durante el preoperatorio

para determinar la intensidad de la compresión. Mantener la anes-

tesia no suele suponer gran dificultad. En el postoperatorio la

extubación se debe realizar en condiciones óptimas para la reintu-

bación en caso de que los anillos traqueales se hubieran debilitado

y la tráquea se colapsara.

Dentro de las múltiples complicaciones postoperatorias

posibles (lesiones nerviosas, sangrado y alteraciones metabólicas),

la «tormenta tiroidea» (v. más adelante), los traumatismos bilate-

rales del nervio recurrente y la tetania hipocalcémica son los más

temidos. Las lesiones bilaterales del nervio recurrente laríngeo

(por traumatismos o edema) producen estridor y obstrucción

laríngea por la aducción no compensada de las cuerdas vocales con

cierre de la glotis. Se necesita una intubación endotraqueal inme-

diata, en general seguida de una traqueostomía para asegurar una

vía aérea adecuada. Esta infrecuente complicación se produjo sólo

una vez en más de 30.000 intervenciones tiroideas en la Lahey

Clinic. Las lesiones unilaterales del nervio recurrente suelen pasar

desapercibidas por una hiperaducción compensadora de la cuerda

no afectada. Sin embargo, nosotros con frecuencia valoramos la

función de las cuerdas vocales antes y después de esta cirugía

pidiendo al paciente que diga «i» o «bun». Las lesiones unilaterales

del nervio se caracterizan por ronquera y las bilaterales por afonía.

Las lesiones selectivas de las fibras aductoras de ambos nervios

recurrentes laríngeos dejan unos músculos abductores no con-

trarrestados y esto supone un riesgo de aspiración pulmonar. Las

lesiones selectivas de las fibras abductoras liberan las fibras aduc-

toras y pueden asociarse a obstrucción de la vía aérea. El edema

glótico ampolloso, otra causa de compromiso respiratorio posto-

peratorio, no se asocia a una causa específica ni se puede prevenir

con medidas concretas.

La relación estrecha entre la paratiroides y el tiroides puede

ser origen de una hipocalcemia inadvertida durante la cirugía por

enfermedades tiroideas. Las complicaciones secundarias a la hipo-

calcemia se analizan en la sección posterior «Hipocalcemia».

Dado que los hematomas postoperatorios pueden compro-

meter la vía aérea, las vendas cervicales y de las heridas se deben

poner cruzadas (en lugar de verticales u horizontales) y se de-

ben buscar signos de sangrado antes de dar de alta al paciente de la

recuperación.

Tormenta tiroidea

El nombre «tormenta tiroidea» se adjudica en clínica a una enfer-

medad con riesgo vital en la que el hipertiroidismo del paciente se

agrava de forma importante por una enfermedad o cirugía. La

tormenta tiroidea se caracteriza por hiperpirexia, taquicardia y

llamativas alteraciones de la conciencia. Se puede parecer a una

hipertermia maligna, feocromocioma o síndrome maligno por

neurolépticos. No existen pruebas de laboratorio diagnósticas de

este cuadro y la causa precipitante (no tiroidea) es la que princi-

palmente determina la supervivencia. El tratamiento incluye el

bloqueo de la síntesis de hormonas tiroideas mediante la adminis-

tración de antitiroideos, el bloqueo de la liberación de hormona

preformada con yoduro, la atención meticulosa a la hidratación y

el tratamiento de soporte, además de la corrección de la causa

precipitante. EL bloqueo del sistema nervioso simpático con reser-

pina, antagonistas de los receptores

a

y

b

o agentes

a

2

puede

resultar muy arriesgado y necesita un manejo habilidoso y una

monitorización constante de estos pacientes en estado crítico.

Se produce disfunción tiroidea, tanto hiper como hipoti-

roidismo, en más del 10% de pacientes tratados con el antiarrít-

mico amiodaron

a 79

. Un 35% del peso de este fármaco es yodo y

un comprimido de 200mg libera unas 20 veces la dosis diaria

óptima de yodo. Este yodo puede reducir la síntesis de T

4

o

aumentarla. Además, la amiodarona inhibe la conversión de T

4

en

la más potente T

3

.

Los pacientes que reciben amiodarona tienen una necesidad

preoperatoria especial e incluso pueden necesitar atención especial

durante la anestesia, no sólo por las arritmias que justifican este

tratamiento, sino para asegurarse de que no se produzcan disfun-

ciones perioperatorias ni sorpresas por una hiper o hipofunción

tiroideas no esperada

s 80

. Muchos pacientes con tirotoxicosis secun-

daria a amiodarona reciben esteroides durante un tiempo, otro

tema de discusión que podría justificarse por el uso de amiodarona

en el preoperatorio.

Hipotiroidismo

El hipotiroidismo es una enfermedad frecuente, que se ha detec-

tado en el 5% de una población extensa en Gran Bretaña, en el 3-6%

de una población de ancianos sanos de Massachusetts y en el

4,5% de una población hospitalaria de Suiza.La apatía y obnubilación

que suelen asociarse al hipotiroidismo retrasan el diagnóstico, por

lo que el período perioperatorio puede ser la primera ocasión para

detectar a muchos de estos enfermos hipotiroideos. Sin embargo,

el hipotiroidismo suele ser subclínico, las concentraciones de hor-

monas tiroideas son normales y sólo existe un incremento de las

concentraciones de TSH séricas. La TSH normal oscila entre 0,3 y

4,5mU/l y los valores característicos de esta entidad oscilan entre

5 y 15mU/l. En estos casos, el hipotiroidismo puede tener una

importancia perioperatoria escasa o nula. Sin embargo, un estudio

retrospectivo de 59 pacientes con hipotiroidismo leve demostró

que más pacientes hipotiroideos que controles necesitaron una

intubación postoperatoria prolongada (9 de 59 frente a 4 de 59) y

mostraron alteraciones importantes de los electrólitos (3 de 59

frente a 1 de 59) y complicaciones hemorrágicas (4 de 59 frente a

0 de 59

) 81

. Dado que sólo se revisaron un pequeño número de

casos, estas diferencias no alcanzaron significación estadística. En

otro estudio un elevado porcentaje de pacientes con antecedentes

de hipotiroidismo subclínico desarrollaron con posterioridad un

hipotiroidismo franc

o 82,83

. Por eso, los antecedentes de hipotiroi-

dismo subclínico obligan a buscar y mantenerse preocupado por

el riesgo de hipotiroidismo franco.

En los casos menos frecuentes de hipotiroidismo franco, la

ausencia relativa de hormona tiroidea se asocia a una función

mental lenta, con movimiento lentos, sequedad de piel, artralgias,

síndrome del túnel carpiano, edema periorbitario, intolerancia al

frío, depresión de las respuestas ventilatorias frente a la hipoxia y

la hipercapnia, alteraciones de la eliminación de agua libre con o

sin hiponatremia, reflejos «enlentecidos», vaciamiento gástrico

lento, apnea del sueñ

o 84

y bradicardia. En los casos extremos se

producen cardiomegalia, insuficiencia cardíaca y derrames pleura-

les y pericárdicos, que determinan fatiga, disnea y ortopnea. El

hipotiroidismo se suele asociar a amiloidosis, que puede producir

una lengua hipertrófica, alteraciones de la conducción cardíaca y

nefropatía. El hipotiroidismo reduce las necesidades de anestésicos

ligeramente. La lengua puede estar aumentada de tamaño en el

paciente hipotiroideo, incluso sin amiloidosis, lo que puede dificul-

tar la intubación endotraqueal.

El aumento de la concentración de TSH es el indicador más

sensible de deterioro de la función tiroidea. El tratamiento preope-

ratorio o previo a una intervención del hipotiroidismo consiste en

recuperar el estado tiroideo normal; nosotros solemos administrar

la dosis normal de levotiroxina la mañana de la intervención,

aunque estos fármacos tienen semividas largas (1,4-10 días) (la

levotiroxina es el fármaco preferido porque permite controlar los

sistemas enzimáticos que regulan la secreción de TSH y la conver-

sión a T

3

). Puede observarse una menor absorción digestiva de

tiroxina por la coadministración de colestiramina o hidróxido de

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Control de la anestesia

III