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especial preoperatoria de los pacientes con deficiencia de prolac-

tina o gonadotropina; sin embargo, la deficiencia de GH puede

producir atrofia del músculo cardíaco, una situación que exige una

valoración cardíaca preoperatoria. A pesar de todo, no se han des-

crito problemas anestésicos en los pacientes con deficiencias aisla-

das de GH. La deficiencia aguda es otro tema.

La deficiencia hipofisaria aguda se suele asociar a la hemo-

rragia dentro de un tumor hipofisario. Hasta un 25% de las mues-

tras de adenomas extirpados tienen datos de hemorragia. Estos

pacientes suelen mostrar cefalea aguda, pérdida de visión, náuseas

o vómitos, parálisis ocular, alteraciones de la conciencia, fiebre,

vértigo o hemiparesia. En estos pacientes la descompresión tran-

sesfenoidal rápida se debe acompañar de un posible tratamiento

de sustitución, que debe incluir glucocorticoides, y del tratamien-

to de la hipertensión intracraneal.

Los anestesistas obstétricos suelen conocer bien estos pro-

blemas de insuficiencia hipofisaria (v. también cap. 59); el síndrome

de Sheehan es una manifestación clínica del infarto hipofisario

asociado a la hipotensión después o durante una hemorragia obs-

tétrica. Los trastornos que deben hacer sospechar este cuadro son

el fallo de la lactancia tras el parto, la fatiga progresiva, la intole-

rancia al frío y, sobre todo, la hipotensión refractaria al aporte de

volumen y presores.

Exceso y deficiencia de las hormonas

de la neurohipófisis

La secreción de vasopresina o de hormona antidiurética (ADH) se

estimula por el aumento de la osmolalidad sérica o la existencia de

una hipotensión. La secreción inadecuada de vasopresina, sin rela-

ción con la osmolalidad sérica, determina hiponatremia y retención

de líquidos. Esta secreción inadecuada se puede deber a diversas

lesiones del SNC, desde fármacos como la nicotina, los narcóticos,

la clorpropamida, el clofibrato, la vincristina, la vinblastina y la

ciclofosfamida, hasta infecciones pulmonares, hipotiroidismo, in­

suficiencia suprarrenal y producción ectópica por tumores. El

tratamiento preoperatorio de los pacientes quirúrgicos con secre-

ción inadecuada de vasopresina incluye el tratamiento adecuado

de los trastornos de base y la restricción de agua. En ocasiones se

deben administrar fármacos para inhibir la respuesta renal frente

a ADH (p. ej., litio o demelociclina) preoperatoriamente para recu-

perar el volumen intravascular y los electrólitos normales.

La mayor parte de las características clínicas asociadas al

síndrome de secreción inadecuada de hormona antidiurética

(SIADH) se relacionan con la hiponatremia y el consiguiente

edema cerebral; estas características incluyen aumento de peso,

debilidad, obnubilación, confusión mental y alteraciones de los

reflejos, que pueden culminar en convulsiones y coma. Es raro que

este tipo de edema produzca hipertensión.

Recientemente se ha reconocido que un 10-20% de los

corredores de maratones y de larga distancia sufren un SIADH con

aumento de la secreción de vasopresina. Como no es raro que estos

pacientes tengan que ser tratados quirúrgicamente por sus lesiones,

la valoración de los síntomas y de laboratorio de SIADH deben

formar parte rutinaria también en este grupo de pacientes.

Se debería sospechar un SIADH en cualquier paciente con

hiponatremia que excrete una orina hipertónica en relación con

el plasma. Los siguientes datos de laboratorio confirman este

diagnóstico:

1. Sodio urinario

>

20mEq/l.

2. Bajas concentraciones séricas de BUN, creatinina, ácido

úrico y albúmina.

3. Sodio sérico

<

130mEq/l.

4. Osmolalidad plasmática

<

270mOsm/l.

5. Orina hipertónica en relación con el plasma.

Valorar la respuesta frente a la carga de agua es un método

útil para valorar a los pacientes con hiponatremia. Los pacientes

con SIADH son incapaces de excretar una orina diluida, ni siquiera

tras la carga de agua. La determinación de ADH en la sangre

permite confirmar el diagnóstico. Un tratamiento demasiado enér-

gico de la hiponatremia crónica puede ser origen de una desmie-

linización discapacitant

e 100,101 .

El aumento del sodio sérico no debe

superar 1mEq/l/

h 100,101

(v. comentario sobre la hiponatremia en la

sección posterior «Trastornos electrolíticos»).

Los pacientes con síntomas leves a moderados de intoxica-

ción por agua (y los peores pronósticos se asocian a niños, pacien-

tes con episodios de hipoxia y mujeres en edad fértil) se pueden

tratar con restricción de la ingesta de líquidos hasta 500-1.000ml/

día. Los pacientes con una intoxicación grave de agua y síntomas

del SNC pueden necesitar un tratamiento enérgico que incluye la

administración intravenosa de 200-300ml de una solución de

salino al 5% en un período de varias horas, seguido de la restricción

de líquidos.

El tratamiento debe dirigirse al problema de base. Si el

SIADH se debe a fármacos, se deberá suspender el responsable. La

inflamación se debería tratar con medidas apropiadas y las neo-

plasias se deberían extirpar quirúrgicamente o someter a radiote-

rapia o quimioterapia, según la indicación.

No existen fármacos para suprimir la liberación de ADH

de la neurohipófisis o por un tumor. La fenitoína y los antagonis-

tas narcóticos, como la naloxona y el butorfanol, tienen cierto

efecto inhibidor sobre la liberación fisiológica de ADH, pero no

resultan eficaces a nivel clínico en pacientes con SIADH. Entre

los fármacos que bloquean el efecto de la ADH sobre los túbulos

renales se incluyen el litio, que no se suele usar porque su toxici-

dad supera a sus beneficios, y demetilclortetraciclina en dosis de

900-1.200mg/día. Este último fármaco interfiere con la capacidad

de concentrar orina de los túbulos renales, de forma que se

produce una excreción de orina isotónica o hipotónica con una

mejora de la hiponatremia. Demetilclortetraciclina se puede usar

en pacientes ambulatorios con SIADH cuando resulta difícil

limitar los líquidos.

Cuando un paciente con SIADH acude al quirófano para

realizarse una cirugía, los líquidos se controlan midiendo la situa-

ción de volumen central con la PVC, con vías en la arteria pulmo-

nar o midiendo la superficie transversal del ventrículo izquierdo

al final de la diástole en la ecocardiografía transesofágica o

midiendo de forma frecuente la osmolaridad urinaria y plasmática

y el sodio sérico, incluso durante el período inmediatamente pos-

terior a la cirugía. A pesar de la sensación frecuente de que el

SIADH se suele observar en ancianos en el período postoperato-

rio, los estudios han demostrado que la edad del paciente y el tipo

de anestésico empleado no influyen sobre el desarrollo de SIADH

postoperatorio. No es raro ver varios pacientes en la UCI neuro-

quirúrgica con este síndrome. El diagnóstico se suele realizar por

exclusión. Los pacientes con SIADH suelen necesitar exclusiva-

mente una restricción de líquidos y es muy raro que se necesite

salino hipertónico.

La falta de ADH, que produce diabetes insípida, se debe a

una enfermedad hipofisaria, un tumor cerebral, enfermedades

infiltrativas como la sarcoidosis, los traumatismos craneales

(incluido el generado tras la neurocirugía) o a la falta de respuesta

renal frente a ADH. Esta última puede ser consecuencia de diver-

sos procesos, como la hipopotasemia, la hipercalcemia, la drepa-

nocitosis, la uropatía obstructiva y la insuficiencia renal. El

tratamiento preoperatorio de la diabetes insípida consiste en

recuperar el volumen intravascular normal remplazando las pér-

didas urinarias, en la administración nasal de desmopresina y en

la administración intravenosa de las necesidades diarias de

líquidos.

Implicaciones anestésicas de las enfermedades concurrentes

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Sección III

Control de la anestesia

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