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otros datos epidemiológicos confirman estos riesgo

s 116,117 ,

los peli-

gros generados por las fluctuaciones de la PA y la hipertensión

aguda pueden ser graves en un paciente hipertenso no tratad

o 118 .

Parece que el tratamiento farmacológico moderno de la hiperten-

sión reduce estos riesgos, pero en muchos casos con un deterioro

de la calidad de vida que hace que muchos pacientes eviten estos

fármacos

119 .

Antes de iniciar estos tratamientos, se deberían tener

en consideración diferencias raciales (los afroamericanos respon-

den peor ante los bloqueantes del receptor

b

-adrenérgico y los

inhibidores de la ECA que los blancos, pero responden igual con

los calcioantagonistas

) 120 .

Nosotros utilizamos los datos preoperatorios para determinar

el rango de valores individualizados que consideramos tolerable para

un paciente concreto durante y después de la cirugía. Por tanto, si la

PA es 180/100 mmHg y la frecuencia cardíaca 96latidos/min al

ingreso sin signos o síntomas de isquemia miocárdica, nos sentimos

tranquilos de que el paciente podrá tolerar estos niveles durante la

cirugía. Si durante la noche la PA se reduce hasta 80/50 mmHg y la

frecuencia cardíaca a 48latidos/min y el paciente no se despierta con

signos de una nueva deficiencia cerebral, consideraremos que el

paciente puede tolerar estos niveles con seguridad durante la inter-

vención. Por tanto, en función de los datos preoperatorios, obtenemos

una serie de valores individualizados para cada caso. A continuación

tratamos de mantener las variables cardiovasculares dentro de estos

valores y, de hecho, planificamos antes de la inducción qué tratamien-

tos se deben emplear para conseguir este objetivo (p. ej., administra-

ción de más omenos anestesia, propranolol/isoproterenol o atropina).

Consideramos que este tipo de planificación tiene especial importan-

cia en pacientes con sospecha de enfermedad cardiovascular y es poco

importante en pacientes totalmente sanos.No estamos seguros de que

mantener las variables cardiovasculares dentro de un rango indivi-

dualizado de valores aceptablesmejore el resultado quirúrgico,aunque

consideramos que este tipo de planes reducen la morbilidad. Por

ejemplo, en el estudio POISE se demostró que la administración

aguda de un

b

-bloqueante aumentaba la incidencia de ictus y muerte

asociadas al aumento de la frecuencia de hipotensió

n 121

.

Administración preoperatoria de todos los fármacos

antihipertensivos

Nosotros solemos administrar todos los fármacos antihipertensivos

en el preoperatorio, salvo los inhibidores de la ECA o los antago-

nistas de angiotensina II (AAII), que se ajustan en cada paciente

concreto. Coriat y cols

. 122

demostraron que los inhibidores de la

ECA se asociaban a hipotensión en el 100% de los pacientes durante

la inducción frente al 20% en los pacientes a los que no se adminis-

traron estos compuestos la mañana de la cirugía. Bertrand y cols.

realizaron un estudio aleatorizado prospectivo en el que demos-

traron que los episodios de hipotensión más graves que necesitaron

tratamiento vasoconstrictor se produjeron tras la inducción de la

anestesia general en pacientes tratados de forma crónica con AAII

y que habían recibido el fármaco la mañana antes de la cirugía en

comparación con los pacientes que recibían el mismo tratamiento,

pero dejaron de tomarlo el día anterio

r 123 .

Kheterpal y cols. realiza-

ron un análisis ajustado por propensión de 12.381 pacientes de

cirugía no cardíac

a 124 .

Los pacientes que recibían tratamiento

crónico con inhibidores de ECA/bloqueantes del receptor de angio-

tensina y diuréticos mostraron más períodos con una PA media

inferior a 70 mmHg, períodos con una reducción del 40% de la PA

sistólica, períodos con una reducción del 50% de la PA sistólica y

necesidad de emboladas de vasopresores que los pacientes tratados

sólo con diuréticos. Si se mantienen estos fármacos, la vasopresina

es el fármaco de elección para la hipotensión refractaria. Aunque

no se valoraron los efectos adversos a largo plazo de la suspensión

del tratamiento durante la mañana de la cirugía, nosotros lo sus-

pendemos hasta que se permite el consumo de líquidos (pacientes

ambulatorios) o se puede iniciar la administración intravenosa o

nasogástrica de fármacos alternativos (pacientes que siguen en

ayunas durante el postoperatorio). Nosotros incluso administramos

diuréticos a los pacientes que los reciben de forma crónica la propia

mañana de la cirugía porque el principal efecto de los diuréticos

tras una semana de tratamiento es la vasodilatación arteriolar y la

valoración de la diuresis puede ser inadecuada si se interrumpen

de forma abrupta los diuréticos la mañana de la cirugía.

Cardiopatía isquémica

En el capítulo 24 se resume la valoración preoperatoria de un

paciente con cardiopatía isquémica (v. también cap. 50) y un

comentario sobre las recomendaciones de la American Heart Asso-

ciation/American College of Cardiology (AHA/ACC

) 125 .

Papel de la cirugía de derivación de la arteria coronaria

o de las intervenciones coronarias percutáneas antes

de la cirugía no cardíaca

La revascularización coronaria se ha sugerido como un método para

reducir el riesgo perioperatorio antes de la cirugía no cardíaca. Las

evidencias retrospectivas previas han demostrado que la revasculari-

zación previa con éxito puede reducir el riesgo cardíaco postoperato-

rio de dos a cuatro veces en los pacientes sometidos a la cirugía

vascular programad

a 126,127 .

Las evidencias más sólidas derivan del

registro CASS (Coronary Artery Surgery Study), en el que participa-

ron pacientes entre 1978 y 1981. La mortalidad quirúrgica de los

pacientes que se sometieron a una CRC antes de la cirugía no cardíaca

fue del 0,9%, pero fue significativamente superior en los pacientes que

no se realizaron la CRC previa (2,4%). Sin embargo, la mortalidad

asociada a la propia CRC fue 1,4%. Eagle y cols. publicaron un análisis

a largo plazo de los pacientes participantes en el CAS

S 128 .

Estudiaron

a pacientes asignados a tratamiento médico o quirúrgico de su enfer-

medad coronaria en 10 años y que posteriormente se realizaron

3.368 cirugías no cardíacas en los años posteriores a la asignación del

tratamiento coronario. Las cirugías de riesgo intermedio, como la en-

darterectomía carotídea o las cirugías abdominales o torácicas, se

asociaron a un riesgo combinado demorbilidad ymortalidad del 1-5%,

pero se observó una mejora pequeña, aunque significativa, del

pronóstico en los pacientes sometidos a una revascularización previa.

La mejora del pronóstico más notable se observó en pacientes some-

tidos a cirugía vascular mayor, como la revascularización de las extre-

midades inferioresoabdomen.Sinembargo,este estudioobservacional

no asignó de forma aleatorizada a los pacientes y se realizó en las

décadas de 1970 y 1980,antes de importantes avances en las estrategias

médicas, quirúrgicas y coronarias percutánea

s 128 .

Landesberg y cols.

revisaron de forma retrospectiva el pronóstico a largo plazo de 578 in-

tervenciones vasculares mayore

s 129

. En el análisis multivariable, el

tipo de cirugía vascular, la diabetes, el IM previo y la isquemia mode-

rada a grave en la gammagrafía preoperatoria con talio predijeron de

forma independiente la mortalidad y la revascularización coronaria

preoperatoria mejoró la supervivencia. La supervivencia a largo plazo

tras la cirugía vascular mayor mejoraba de forma significativa si los

pacientes con una isquemia moderada a grave en la gammagrafía se

realizaban una revascularización coronaria selectiva.

Los beneficios de la intervención coronaria percutánea (ICP)

antes de la cirugía no cardíaca se han analizado también en varios

estudios de cohortes. Ponser y cols. emplearon una serie de datos

administrativos de pacientes sometidos a una ICP y cirugía no

cardíaca en el estado deWashingto

n 130

. Realizaron emparejamientos

de pacientes con enfermedad coronaria sometidos a cirugía car-

díaca con o sin antecedentes de ICP y buscaron las complicaciones

cardíacas. En este estudio no aleatorizado se observó una frecuencia

de complicaciones cardíacas a los 30 días significativamente menor

Implicaciones anestésicas de las enfermedades concurrentes

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Sección III

Control de la anestesia

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