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valorar mediante las capacidades de concentración y acidifica-

ció

n 338 .

Aunque estas pruebas son groseras, su capacidad se suele

valorar con facilidad midiendo el pH y la densidad específica de

la orina. Parece que el uso de ecografía con contraste en el quiró-

fano permitirá valorar mejor el flujo de sangre renal, con el fin de

mejorar el flujo y su distribució

n 339

. Además de las alteraciones

de la volemia y de las complicaciones cardíacas en pacientes uré-

micos, la neuropatía autonómica puede contribuir a la hipotensión

durante la anestesia. La aterosclerosis suele estar acelerada en los

pacientes urémicos y es muy frecuente la hipertensión, con las

consiguientes consecuencias.

La insuficiencia cardíaca (sobre todo la episódica) es fre-

cuente en pacientes urémicos por la existencia de muchos procesos

adversos: anemia con incremento del esfuerzo cardíaco, hiperten-

sión, aterosclerosis y alteración de la volemia. La pericarditis se

puede manifestar con un roce pericárdico o por dolor (con o sin

hemorragia asociada). Se debe descartar un taponamiento cardíaco

según las características clínicas y con una ecocardiografía si el

diagnóstico se sospecha seriamente en el preoperatorio. Además,

se debe tratar o planificar el tratamiento del taponamiento durante

el preoperatorio.

Si existe una anemia, su gravedad suele ser paralela al grado

de uremia; los pacientes con uremia crónica parecen adaptarse bien

a la anemia. Ningún dato duro ha apoyado la necesidad de realizar

una transfusión de sangre preoperatoria en pacientes con uremia

crónica, incluso aunque su hematócrito preoperatorio sólo sea del

16 al 18%. Incluso en pacientes no urémicos de una UCI, un ensayo

aleatorizado no consiguió demostrar una mejora del pronóstico

con una estrategia de transfusiones libera

l 340

y las transfusiones

aumentan el riesgo de compromiso del sistema inmunitario (v.

también cap. 45

) 341 .

Por tanto, una de las principales razones histó-

ricas para no transfundir sangre en pacientes con nefropatía ter-

minal no ha sido confirmada en este estudio; los datos demuestran

que cuantas más transfusiones de sangre reciba el receptor de un

trasplante antes del mismo, más probabilidades habrá de que éste

funcione con éxit

o 342 .

Este efecto inmunosupresor de las transfusio-

nes se emplea ahora de forma habitual para los trasplantes. Sin

embargo, el desarrollo de la eritropoyetina recombinante humana

ha eliminado la necesidad de transfusiones en los pacientes con

uremia crónica. Se tiene todavía que determinar el equilibrio entre

el uso inmunosupresor de las transfusiones de sangre y los benefi-

cios de la eritropoyetina frente al riesgo de las transfusiones. En los

pacientes urémicos, la coagulación y la adherencia de las plaquetas

puede ser anormal y la actividad del factor III está reducida. Incluso

en pacientes urémicos que no reciben corticosteroides o inmuno-

supresores se puede demostrar una alteración de la inmunidad, lo

que obliga a prestar atención a intervenciones que reduzcan la

contaminación cruzada del paciente.

Los pacientes urémicos muestran una amplia variedad de

trastornos metabólicos y endocrinológicos además de hiperpara-

tiroidismo, como alteraciones de la tolerancia de los hidratos de

carbono, resistencia a la insulina, hiperlipoproteinemia de tipo IV,

insuficiencia autónoma, hiperpotasemia y acidosis con hiato

aniónico (que se debe a la incapacidad de los riñones de reabsor-

ber el bicarbonato filtrado y excretar suficiente cantidad de amo-

niaco en la orina). Más aún, la excreción y la farmacocinética de

los fármacos son distintas en los pacientes urémicos y normales.

Además, las complicaciones de la hemodiálisis incluyen deficien-

cias nutricionales, alteraciones hidroelectrolíticas y trastornos

mentales. Dado que estos trastornos pueden ser responsables de

una notable morbilidad perioperatoria, se deberían valorar antes

de la cirugía. Sin embargo, ningún dato ha apoyado la hipótesis

de que la optimización preoperatoria de estos trastornos metabó-

licos y endocrinológicos reduzca el riesgo perioperatorio en

pacientes urémicos.

Igual que sucede en los pacientes urémicos, la optimización

preoperatoria de la volemia es clave en los pacientes con cálculos

renales y ambos se afectan por la intolerancia a los hidratos de

carbon

o 343,344

. Un 75% de todos los cálculos renales están constitui-

dos por oxalato cálcico. Los pacientes con estos cálculos suelen

tomar diuréticos, consumen alimentos ricos en citrato y calcio y

limitan la ingesta de sal. La prevención de la deshidratación

mediante la administración de líquidos intravenosos y la restric-

ción de la ingesta oral de proteínas puede ser tan importante para

estos pacientes como lo es en los que tienen cálculos de estruvita

y ácido úrico. Los cálculos de estruvita se suelen deber a una

infección urinaria. Los cálculos de ácido úrico se pueden prevenir

mediante el tratamiento con alopurinol, hidratación preoperatoria

o alcalinización de la orina. La acidosis puede contribuir a la for-

mación de cálculos. También en este caso es importante mantener

la volemia intravascular para prevenir los cálculos y conservar la

función renal. En el capítulo 8 se recoge un comentario detallado

sobre la función y fisiología renal. El capítulo 55 analiza la com-

plejidad de manejar a pacientes para la cirugía renal y otras inter-

venciones urológicas.

La eliminación de creatinina asociada a la eliminación de

agua libre parece el método más exacto de cuantificar con fines

farmacocinéticos el grado de deterioro de la función renal (v.

también cap. 8

) 344

. En un paciente con función renal estable, el

aclaramiento de creatinina, que es una estimación grosera del FG,

se puede aproximar conociendo la concentración de creatinina

sérica; si se duplica ésta, indica que el FG se reduce a la mitad. Por

tanto, en un paciente con una creatinina sérica estable de 2mg/dl,

el FG aproximado serían 60ml/min. Una creatinina sérica estable

de 4mg/dl sería la correspondiente a un FG de 30ml/min y cuando

la creatinina se mantiene estable en 8mg/dl, el FG correspondiente

sería 15ml/min o inferior. Cuando no existe embarazo o edema

importante y la creatinina sérica está estable, se pueden emplear

las siguientes fórmulas para estimular la eliminación de creatinina

y agua libr

e 344-346 .

Observe que la función renal debe ser estable. La función renal

inestable se suele asociar a cambios de las concentraciones de

creatinina sérica, que aparecen tras unos días de retraso. Aunque

conocer la concentración de creatinina resulta más útil que conocer

el BUN, este último aporta algo de información, como se comenta

en la siguiente sección.

La eliminación de agua libre es una medida de la capacidad

de concentración renal y suele oscilar entre –25 y +100ml/h; se

hace más positivo en situaciones de insuficiencia renal. También

puede ser positivo en pacientes con un traumatismo craneal o

con altas concentraciones de alcohol en sangre y en los que se

realizan infusiones agresivas de líquidos o se administran diu­

rético

s 345 .

Pacientes con riñones insuficientes, pero que funcionan

Uno de los máximos retos que puede asumir el anestesista son los

pacientes con una función renal insuficiente, que se debe conservar

durante la cirugía. Además, la existencia de insuficiencia renal se

asocia a una frecuencia más alta de morbilidad cardíaca periope-

Aclaramiento de creatinina= 

​ 

(140  −  edad [años]) ×peso corporal (kg) 

__________________________________

 72×creatinina sérica (mg

dl)

Aclaramiento de agua libre =diuresis (ml

h)

 − ​  osmolalidad urinaria (mOsm

l) ×diuresis (ml

h)     

__________________________________________    

osmolalidad plasmática (mOsm

l)

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Control de la anestesia

III