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la inducción de una diabetes insípida nefrogénica reversible. El

anestesista debe afrontar qué concentraciones de electrólitos

necesitan tratamiento antes de la anestesia. Aunque una hipo­

natremia de lento desarrollo suele producir pocos síntomas, el

paciente puede estar obnubilado y apático. La hiponatremia

crónica se tolera mejor que la aguda por los mecanismos que

regulan el volumen de líquido intracelular, que alivian el edema

cerebral; la pérdida de otros solutos de las células reduce el des-

plazamiento osmótico de agua al interior celular. A pesar de todo,

la hiponatremia crónica grave (es decir, sodio sérico

<

123mEq/l)

puede producir edema cerebral.

Por el contrario, la hiponatremia aguda puede producir

síntomas graves que necesiten tratamiento de urgencia; edema

cerebral grave con obnubilación, coma, convulsiones y trastornos

de los reflejos y del control termorregulado

r 99,100,378

. Según la causa

y la cantidad total relativa de sodio y agua, el tratamiento puede

ir desde la administración de salino hipertónico o manitol (con

o sin diuréticos) a la restricción de líquidos o la administración

de otros fármacos

99,100,378 .

Dado que se puede producir lesión

neurológica si se incrementa demasiado rápidamente la concen-

tración de sodio sérico, la velocidad de incremento no debería

superar 1mEq/l/

h 99,100,378

. Cuando la concentración de sodio

sérico llega a 125mEq/l, el tratamiento puede ser la restricción de

agua; una corrección más rápida puede producir desmielinización

del SN

C 99,100,378 .

En los pacientes hiponatrémicos que tienen

un exceso de agua corporal total secundario a un SIADH, se

pueden corregir las concentraciones séricas mediante la adminis-

tración de 1mg/kg de furosemida y salino hipertónico para sus-

tituir los electrólitos perdidos en orin

a 99,100,378 .

El diagnóstico del

SIADH se comenta al principio de este capítulo (v. sección

«Alteraciones hipofisarias»).

Ni la hiponatremia aguda ni la crónica necesitan una nor-

malización del sodio sérico; el edema cerebral suele desaparecer

con concentraciones de sodio de 130mEq/l. Esto nos hace dudar

de qué concentraciones de sodio sérico condicionan que la anes-

tesia sea más arriesgada. Dado que no se dispone de datos para

responder a esta pregunta, para permitir cierto margen de error en

la asistencia de los pacientes, nosotros hemos optado de forma

arbitraria por una concentración flexible de 131mEq/l de sodio

como límite inferior para la cirugía programada.

La hipernatremia es mucho menos frecuente que la hipona-

tremia. Con frecuencia es iatrogénica (p. ej., se puede deber a la

falta de aporte suficiente de agua en un paciente inconsciente o

que muestra una deficiencia inducida por un ictus reciente del

mecanismo de la sed) y puede aparecer en presencia de un sodio

corporal total normal, bajo o alto. Los síntomas fundamentales de

la hipernatremia se deben a la retracción de las células cerebrales.

Como una corrección demasiado rápida de la hipernatremia

puede producir edema cerebral y convulsiones, la corrección

debería ser gradual. No existen datos que apoyen ninguna cifra,

pero nosotros consideramos que todos los pacientes sometidos a

cirugía deberían tener un sodio sérico inferior a 150mEq/l antes

de la anestesia.

Hipopotasemia e hiperpotasemia

La hipopotasemia y la hiperpotasemia se comentan también en los

capítulos 24 y 44. La relación entre la concentración sérica medida

de potasio y los depósitos totales de potasio corporal se puede des-

cribir mejor con un diagrama de nube de puntos. Sólo el 2% del

potasio corporal total se almacena en el plasma (4.200 mEq en las

células y 60 mEq en el líquido extracelular). En las personas nor-

males, el 75% de los 50-60mEq/l de potasio corporal total se alma-

cenan en el músculo esquelético, el 6% en los hematíes y el 5% en

el hígado. Por tanto, un cambio del 20-25% de las concentraciones

plasmáticas de potasio supondría un cambio del potasio corporal

total de 1.000 mEq o más si el cambio es crónico o de sólo 10-

20 mEq si el cambio es agudo.

Igual que sucede con las concentraciones de sodi

o 99,100,378

, los

cambios agudos de las concentraciones séricas de potasio parecen

tolerarse peor que los cambios crónicos. Los cambios crónicos

se toleran relativamente bien por el equilibrio entre los depósitos

séricos e intracelular que se produce a lo largo del tiempo hasta

casi conseguir normalizar el potencial de membrana en reposo de

las células excitables.

La hiperpotasemia puede ser consecuencia de un incre-

mento facticio del potasio (como sucede en la hemólisis de hema-

tíes); de un exceso de potasio de fuentes exógenas, como los

sustitutos de la sal o por la ingesta de gran cantidad de plátanos;

de cambios celulares en el potasio (como consecuencia de la

acidosis metabólica, de las lesiones tisulares y musculares tras

quemaduras, por el uso de relajantes musculares despolarizantes

o por el catabolismo intenso de las proteínas), y de una reducción

de la excreción renal (como se produce en la insuficiencia renal,

la insuficiencia renal secundaria a traumatismos o el tratamiento

con diuréticos ahorradores de potasio, sobre todo cuando se

combinan con IECA o con una deficiencia de mineralocorticoi-

des)

379-381

. La hiperpotasemia facticia se puede producir si se deja

un torniquete demasiado tiempo o sencillamente por apretar los

puño

s 382 .

El principal riesgo de anestesiar a pacientes con trastornos

del equilibrio del potasio parece ser las alteraciones de la función

cardíaca, tanto los trastornos eléctrico

s 379

como la mala contracti-

lidad cardíaca. La hiperpotasemia reduce el potencial de mem-

brana en reposo de las células cardíacas excitables y reduce la

duración del potencial de acción del miocardio y la velocidad de

la corriente ascendente. Esta menor velocidad de despolarización

ventricular, asociada al comienzo de la repolarización en algunas

áreas del miocardio mientras otras se siguen despolarizando,

produce un ensanchamiento progresivo del complejo QRS que

incorpora la onda T en una onda sinusal en el ECG.

Cuando el potasio supera 6,7mEq/l, el grado de la hiperpo-

tasemia y la duración del complejo QRS se correlacionan bie

n 379 .

Esta correlación es incluso mejor que la existente entre las concen-

traciones de potasio sérico y los cambios de la onda T. A pesar de

todo, las manifestaciones más precoces de la hiperpotasemia son

un estrechamiento y aspecto picudo de la onda T. Aunque no es

diagnóstico de hiperpotasemia, las ondas T son casi siempre estre-

chas y picudas cuando las concentraciones de potasio oscilan entre

7 y 9mEq/l. Cuando las concentraciones de potasio superan

7mEq/l, aparecen alteraciones de la conducción auricular, que se

traducen en una reducción de la amplitud de la onda P con aumento

del intervalo PR. Se puede producir una taquicardia supraventri-

cular, fibrilación auricular, ESV, taquicardia ventricular, fibrilación

ventricular o parada sinusal.

Las alteraciones cardíacas y del ECG asociadas a la hiperpo-

tasemia se potencian en presencia de bajas concentraciones séricas

de calcio y sodio. La administración intravenosa de salino, bicar-

bonato, glucosa con insulina (1U/2 g de glucosa) y calcio puede

revertir estos cambios al introducir parte del potasio extracelular

en la célula.

Los estímulos

b

-adrenérgicos también determinan una

redistribución del potasio al interior de la célula. De hecho la

concentración de potasio plasmático medido en muestras justo

antes de la cirugía suele ser 0,2-0,8mEq/l inferior que las medidas

durante el período menos estresante correspondiente a 1-3 días

antes de la intervenció

n 383 .

Es posible bloquear el receptor

b

-adrenérgico con fármacos como propranolol para prevenir este

efecto preoperatorio. Se puede emplear un fármaco estimulante

del receptor

b

-adrenérgico (20mg de albuterol nebulizado en un

paciente de 70 kg) para tratar la hiperpotasemia cuando se

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Control de la anestesia

III