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contribuyen al daño. Las proteínas citoesqueléticas, como la actina,

son degradadas por las proteasas activadas. Estas enzimas también

degradan una cantidad de constituyentes proteicos de la mem-

brana. Las lipasas atacan a los lípidos celulares y producen daño de

membrana. Una lipasa importante, la fosfolipasa A

2

, libera ácidos

grasos de las membranas, como el ácido araquidónico. El metabo-

lismo del ácido araquidónico en prostaglandinas y leucotrienos por

la ciclooxigenasa y la lipooxigenasa se acompaña de la generación

de radicales libres superóxido. Éste, combinado con otros radicales

libres generados como respuesta al daño mitocondrial, puede llevar

a la peroxidación lipídica y al daño de membrana. Las prosta-

glandinas y los leucotrienos evocan también una respuesta infla-

matoria y son potentes agentes quimiotácticos. La activación

plaquetaria dentro de la microvascularización cerebral, así como la

entrada de leucocitos a las áreas dañadas, agravan el daño isqué-

mico por oclusión de la vascularización.

La lesión del ADN es también un evento importante en el

daño neuronal isquémico. La generación de radicales libres desde el

metabolismo del ácido araquidónico, desde las mitocondrias lesio-

nadas y desde la producción de peroxinitrito a partir del NOconduce

a una lesión oxidativa del ADN. La activación de endonucleasas

produce también la ruptura de las cadenas de ADN. En circuns-

tancias normales, el daño sobre el ADN provoca la activación de la

poli-ADP-ribosa-polimerasa (PARP), una enzima que participa en

la reparación del ADN. Si hay un daño excesivo del ADN, la activi-

dad de la PARP se incrementa drásticamente y esta actividad

aumentada puede conducir a la depleción de nicotinamida-adenín-

dinucleótido (NAD), un sustrato de la PARP. La NAD también es

una coenzima importante en el metabolismo energético y su deple-

ción exacerba aún más el fallo energético.

La formación de lactato es un elemento adicional del proceso

fisiopatológico. El ácido láctico se forma como resultado de la

glucólisis anaerobia que se lleva a cabo después del fallo en el

suministro de oxígeno. La disminución asociada del pH contribuye

al deterioro del medioambiente intracelular. Un aumento de los

niveles séricos de glucosa previos a la isquemia puede acelerar este

proceso al proveer sustrato adicional para la glucólisis anaerobia.

El NO, que ha surgido como un probable mediador de los

cambios en el FSC en muchas situaciones fisiológicas normales

(v. las secciones anteriores), tiene también relevancia en la fisiopa-

tología de la isquemia. De hecho, el NO es un radical libre débil

que puede llevar a la generación de especies más reactivas (pero-

xinitrito) y es una «sustancia asesina» empleada por los macrófa-

gos. En la isquemia cerebral, el NO es probablemente tanto amigo

como enemigo. Es posible que durante un período de isquemia

focal, el efecto vasodilatador del NO (probablemente NO elabo-

rado en el endotelio) sirva para aumentar el FSC colateral. Sin

embargo, en la fase postisquémica el NO (probablemente NO

inducido de origen neuronal) contribuye al daño neuronal.

De forma colectiva, la activación simultánea y no regulada

de una serie de vías celulares sobrepasa los procesos reparativos y

restauradores en el interior de la neurona, y finalmente conduce a

la muerte neuronal.

Naturaleza de la muerte neuronal

La muerte neuronal que se produce como respuesta a estos proce-

sos ha sido clasificada como de naturaleza necrótica o apoptótica

(v. cap. 88). La muerte neuronal necrótica, mediada por excitotoxi-

cidad, se caracteriza por un edema celular rápido, condensación y

picnosis del núcleo, así como edema de las mitocondrias y del

retículo endoplásmico. Una peculiaridad de estas neuronas necró-

ticas es la presencia de un citoplasma acidófil

o 256 .

La muerte neu-

ronal necrótica provoca una infiltración cerebral local de células

inflamatorias. Una consecuencia de esta inflamación es una canti-

dad considerable de daño colateral.

En una serie de modelos de isquemia cerebral también se ha

observado la presencia de apoptosis neuronal, una forma de suici-

dio celular. La apoptosis se caracteriza por condensación de la

cromatina, involución de la membrana celular, inflamación de las

mitocondrias y desestructuración celular. En las últimas fases del

proceso apoptótico, las neuronas se fragmentan en varios cuerpos

apoptóticos que son luego eliminados del parénquima cerebra

l 256 .

La ausencia de una respuesta inflamatoria sustancial a la muerte

apoptótica limita la lesión a las neuronas adyacentes que han sobre-

vivido a la lesión isquémica inicial.

Se ha descrito una serie de vías bioquímicas que conducen a

la apoptosis. La apoptosis iniciada por la liberación de citocromo

c

desde las mitocondrias dañadas ha sido la más estudiada

( fig. 3-17

).

El citocromo

c

está restringido del citoplasma por la membrana

mitocondrial extern

a 257

. Cuando se dañan las mitocondrias, los

poros contenidos en la membrana mitocondrial externa permiten

la liberación de citocromo

c

en el citoplasma, donde interactúa con

la procaspasa-9 y el factor activador de la apoptosis (APAF) para

producir un apoptosoma. La procaspasa-9 sufre una activación

mediante escisión proteolítica. La caspasa-9 activada activa poste-

riormente la caspasa-3. Esta última sirve como ejecutor de la apop-

tosis al fragmentar un número de sustratos proteicos que son esen­

ciales en la reparación del ADN (como la PARP). La activación de

la caspasa-3 también puede producirse mediante señalización infla-

matoria a través de la activación del factor de necrosis tumoral-

a

(TNF-

a

) y caspasa-

8 258

. Hay que señalar que el daño neuronal pro-

ducido como respuesta a la isquemia no puede ser fácilmente cata-

logado como isquémico o apotótico. La naturaleza de la muerte

92

Fisiología y anestesia

I

Figura 3-17

 Procesos celulares que conducen a la apoptosis neuronal. El

citocromo

c

(cyt c), normalmente restringido al espacio entre las membranas

mitocondrial externa e interna, se libera como respuesta al daño mitocondrial.

El citocromo

c,

combinado con el factor activador de la apoptosis (APAF), activa

la caspasa-9 mediante escisión enzimática. La caspasa-9 activada conduce a la

activación de la caspasa-3. Esta enzima escinde varios sustratos, incluidos los

necesarios para reparar el ADN. Dentro de la mitocondria el Bax aumenta y el

Bcl previene la liberación de citocromo

c

. También puede producirse la

liberación de citocromo

c

por Bid, una sustancia que es activada por la

caspasa-8 a través de la señalización por el factor de necrosis tumoral (TNF).

Además, la caspasa-8 puede activar directamente a la caspasa-3. La activación

excesiva de poli-ADP-ribosa polimerasa (PARP), una enzima imprescindible en la

reparación del ADN, depleciona los depósitos celulares de nicotinamida

adenina dinucleótido oxidado (NAD

+

). La depleción de NAD

+

exacerba aún más

el fallo energético porque éste es básico en el metabolismo energético.